El exorcista [10]

Poster de El exorcistaCINEFILIA
The Exorcist
(EE.UU., 1973, 132 min)
Dirección:
William Friedkin
Guión:
William Peter Blatty
Intérpretes:
Ellen Burstyn
Jason Miller
Linda Blair
Lee J. Cobb
Max von Sydow
Mercedes McCambridge

 

Hace 40 años el director joven que parecía que iba a comerse Hollywood no era Steven Spielberg, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, o George Lucas. No, era William Friedkin. Su quinta película, “The French Connection”, ganó los Oscar a Mejor Director y Mejor Película (y tres más) y su estilo realista influyó muchísimo en el cine de la época. Para su siguiente proyecto cambió totalmente de registro, y del thriller pasó al terror: llevó a la gran pantalla la novela que arrasaba entonces “El exorcista”, de William Peter Blatty.
   La película fue un impresionante éxito de taquilla (según Box Office Mojo, hoy en día, ajustando el precio de las entradas sería la 9ª película más taquillera de la historia en EE.UU.), y logró que la Academia se tomara en serio un film de terror, consiguiendo 10 nominaciones a los Oscars, incluidas Película y Director, de los que ganó 2, Guión Adaptado y Sonido. Y sin que él lo supiera, Friedkin había creado una de las películas de terror más influyentes de la historia: sin ella no se entendería el cine de terror moderno y aún es el modelo que siguen la inmensa mayoría de las películas de posesiones y terror realista.
   (Paradójicamente, si el “El exorcista” ha envejecido es porque ha generado tantas copias, secuelas, homenajes y parodias que muchas de sus escenas vistas hoy parecen poco originales. Pero es que ella fue la original).
   Y después de tocar el cielo con “The French Connection” y “El exorcista”, la carrera de Friedkin cayó en picado y no se recuperó jamás. Durante los últimos 40 años, la vez que más llamó la atención de la crítica y el público fue en 2000, cuando añadió a “El exorcista” 10 minutos de metraje nunca visto y una nueva mezcla de sonido en 5.1 que sustituía a la mono original. Su obra maestra volvió a los cines, y a pesar de haberse puesto por televisión mil veces y estar disponible en vídeo, el reestreno fue un éxito. Esta crítica es de esa versión extendida.
   “El exorcista” comienza en Irak, donde el padre Merrin (Max von Sydow) trabaja en una excavación arqueológica. Entre los objetos recuperados aparecen un medallón de un santo, que no pertenece a la época, y una figura de un demonio. El padre Merrin presiente que algo muy malo va a pasar.
   En Georgetown, en EE.UU., la actriz Chris MacNeil (Ellen Burstyn) rueda una película, y durante el rodaje vive en una casa alquilada. Con ella está su hija Regan (Linda Blair), de 12 años, quien un día le cuenta que juega con una Ouija. Al poco de que Regan le haga una demostración de cómo juega con el “Capitán Howdy” y el tablero, Chris nota que su hija se comporta de forma rara. Chris lleva a Regan a varios médicos, quienes no encuentran ninguna explicación racional, mientras la niña cada día empeora más.
   Cuando Chris no ve solución en la medicina tradicional recurre al padre Karras (Jason Miller), un cura que sufre una grave crisis de fe. Karras, que además de cura es psicólogo, le recomienda a Chris que siga llevando a Regan a psicólogos. Pero lo que Chris quiere para su hija es un exorcista.
   “Si las películas son, entre otras cosas, oportunidades de evasión, entonces ‘El exorcista’ es una de las más potentes jamás hechas.” Eso piensa el crítico Roger Ebert, y yo coincido con él al cien por cien. “El exorcista” es una experiencia tan visceral y tan emocional que logra que te creas sin problemas una historia muy difícil de creer; y además lo logra tratándola de forma realista.
Max von Sydow y Linda Blair en El exorcista
Max von Sydow y Linda Blair

La columna vertebral de la película es la historia de Chris y la “enfermedad” de su hija. Friedkin se esmera en presentarla como una mujer independiente y moderna, que quiere mucho a su hija. También se esmera en dejar bien claro que su hija Regan es una niña normal. Y gracias a un gran trabajo de Ellen Burstyn, el espectador se identifica con ella. Su evolución hace que “El exorcista” sea creíble: de cómo al principio busca una explicación racional a lo que le está pasando a su hija a cómo poco a poco va perdiendo confianza en los médicos, porque se van cerrando opciones, hasta que no le queda duda de que Regan está poseída por un demonio. Y eso que ni ella ni su hija son creyentes.

   Otro punto fuerte es el padre Karras. Sabes que es la única esperanza de salvación que tiene Regan, pero también sabes que es un personaje que está en horas bajas tanto por cuestiones de fe como por no haber podido ayudar a su madre. Es un personaje muy imperfecto que tiene la oportunidad de redimirse con ese caso en el que no cree. Por eso, por lo que logra el padre Karras y lo que significa, el final es emocionalmente tan potente. Además, su investigación para verificar si Regan está poseída o no, es interesantísima.
   Y algo que me gusta muchísimo de “El exorcista” es la cantidad de elementos inquietantes que hay que en el momento de verlos no entiendes, pero que más tarde comprendes (o no). Comenzando por el principio en Irak, con esas figuritas rescatadas de la excavación, el reloj que se detiene, las personas turbadoras que se encuentra Merrin, y el plano que muestra al padre frente a una escultura del demonio. Da la sensación de que el mal se ha liberado y se está extendiendo, dándole pistas a Merrin.
   En Georgetown pasa con el mendigo que ve Karras en el metro o la pesadilla que tiene, donde aparece el medallón de Irak y la cara del demonio. Esa cara surge un instante en la cocina de Chris. Igual de misterioso es el crucifijo que aparece bajo la almohada de Regan, que nadie ha puesto allí; o la profanación de la capilla del barrio. La parte de Lee J. Cobb, que tiene un personaje muy bueno, el del investigador, añade el elemento “lo que faltaba”, sobre todo cuando caes en la cuenta de qué ha pasado.
   Siempre me ha encantado esta película, pero hasta hace poco no había entendido que lo que realmente cuenta es la venganza de un demonio contra el padre Merrin, que toda la película es una trama complejísima para tomarse la revancha (se ve en el medallón del principio y en lo que escucha el padre Karras en las grabaciones), y que el demonio desde el principio estaba colocando las piezas. Pero no entender eso nunca evitó que disfrutara muchísimo con “El exorcista”.
3 comentarios
  1. moncho
    moncho Dice:

    Es cierto. Se puede disfrutar mucho. Y también es verdad que en el recuerdo, provocado por la cantidad de porquería de versiones, etc., a la que aludes, pierde la potencia que tiene esta película. Creo efectivamente que hay que verla de vez en cuando (cualquiera de las versiones originales) para no perderla.

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  2. J Peralta
    J Peralta Dice:

    Totalmente de acuerdo, buenisima la película, me gusta mucho que no sean solo momentos de susto sino también cosas que te ponen a pensar, ah y si, es muy original para la época en que se realizó, pero las parodias y imitaciones hacen que sea un poquito predecible, aun así la disfruté mucho. La mejor película de terror de todos los tiempos 😀

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