El hijo de la novia [9]
CINEFILIA
El hijo de la novia
(Argentina, España, 2001, 123 min)
Dirección:
Juan José Campanella
Guión:
Juan José Campanella
Fernando Castets
Intérpretes:
Ricardo Darín
Héctor Alterio
Norma Aleandro
Natalia Verbeke
Eduardo Blanco
Claudia Fontán
Gimena Nóbile
Alfredo Alcón
Juan José Campanella
Hace unos años el argentino Juan José Campanella, junto con el guionista Fernando Castets y los actores Ricardo Darín y Eduardo Blanco, hizo tres película muy bonitas que le dieron reconocimiento internacional: «El mismo amor, la misma lluvia» (1999), «El hijo de la novia» (2001), y «Luna de Avellaneda» (2004). «El hijo de la novia» fue la de mayor éxito y estuvo nominada al Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa (perdió frente a la muy inferior «En tierra de nadie», de Danis Tanovic), y para mí es la mejor película de Campanella.
La vida de Rafael Belvedere (Ricardo Darín) es un desastre: el restaurante que heredó de sus padres lo estresa tanto que está afectado a su relación con Nati (Natalia Verbeke), su ex-mujer le odia (Claudia Fontán) y está perdiendo el contacto con su hija (Gimena Nóbile), y su padre (Héctor Alterio) le censura por no ir a visitar a su madre (Norma Aleandro), quien está internada en una residencia, aquejada de alzheimer. Para complicar las cosas, su padre le pide que le ayude a casarse por la Iglesia con su madre, algo que para Rafael no tiene ningún sentido, ya que llevan 44 años casados.
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Ricardo Darín y Norma Aleandro |
«El hijo de la novia» es una película preciosa, divertida y encantadora. Sus grandes bazas son un reparto inspiradísimo, un guión perfectamente construido, con unos personajes muy bien dibujados, y una dirección muy imaginativa, que logra momentos divertidos y muy emotivos, sin caer nunca en el sentimentalismo.
La película comienza presentándote el mundo de Rafael, que es un completo desastre, y a medida que avanza, a través sobre todo de las conversaciones que mantiene con su padre y con su amigo de infancia (Eduardo Blanco), vas descubriendo cómo es realmente Rafael, quien está traumatizado porque para su madre nunca fue suficiente, y acabó en el restaurante porque no tenía una otra cosa.
Lo que hace que esta película sea emocionalmente tan potente, es que el cambio que experimenta Rafael a lo largo de la narración es creíble. Un punto de inflexión, cuando ya no le queda más remedio que plantearse su vida, es cuando sufre un infarto y no sabe cómo seguir adelante. Su amigo le cuenta cómo rehizo su vida después de perderlo todo, y ve que su padre sigue perdidamente enamorado de su madre, mientras que él está a punto de romper con su novia. Él comienza a cambiar gradualmente, pero llega un momento que se le tuercen tanto las cosas, que perjudica a los empleados de su restaurante, y éstos además le dan las gracias. Es entonces cuando decide hacer todo lo posible por cambiar.
En la parte final hay un montón de escenas excelentes, que son muy imaginativas y emocionantes, como cuando Alterio se imagina que Verbeke es su esposa caminando por la iglesia; o la discusión con el cura; o cuando Darín por fin habla con su madre; o cuando descubre qué clase de actor es su amigo, que es una escena divertidísima; o la reconciliación entre Darín y Verbeke, es que sencillísima pero muy emocionante. Y por supuesto, la magnífica boda final, que es tan emocionante que varias veces te pone los pelos de punta.
Una grandísima película.
Una grandísima película.
Buenas Carlos!
¿Qué tal va todo?
Esta película es buenísima, de mis favoritas. De esas que te emocionan y que te hacen reír a partes iguales. Y los actores, geniales.
¡Un abrazo!
Sí, esta película es preciosa (y las otras dos también).
Por presupuesto, es una película que perfectamente se podía haber hecho en España, pero como los cineastas españoles suelen ser unos inútiles, no las hacen, y lo único que hacen es decir que no tienen los presupuestos del cine de Hollywood.