
CINEFILIA
Le salaire de la peur
(Francia, Italia, 1953, 131 min)
Dirección:
Henri-Georges Clouzot
Guión:
Henri-Georges Clouzot
Jérôme Géronimi
Intérpretes:
Yves Montand
Chales Vanel
Folco Lulli
Peter van Eyck
Véra Clouzot
“El salario del miedo” fue la película que dio fama internacional a Henri-Georges Clouzot, un director que hoy en día está considerado un maestro del suspense gracias, sobre todo, a este film y a “Las diabólicas”, que fue su siguiente obra. “El salario del miedo” está basada en una novela de Georges Arnaud, y en su día tuvo muchísimo éxito (sólo en Francia la vieron casi 7 millones de espectadores); recibió unas críticas excelentes; y ganó tres premios prestigiosísimos, siendo el único film en la historia en lograrlo, que en la actualidad es imposible que gane una misma película: el Bafta a Mejor Película (entonces la Academia británica no diferenciaba nacionalidades y el premio era a “Película de Cualquier Fuente”); el Oso de Oro en el Festival de Berlín y la Palma de Oro en el Festival de Cannes (ahora ningún festival de categoría A mete en su sección a concurso una película ya exhibida en otro festival).
A la ciudad de Las Piedras llega gente de todo el mundo que huye de su pasado, pero una vez allí, esa gente quiere huir de Las Piedras para volver a la civilización. En esa situación está Mario (Yves Montand), un francés que se hace amigo de un compatriota, Jo (Chales Vanel), que acaba de llegar y ya quiere irse. Mario comparte piso con un italiano, Luigi (Folco Lulli), quien por cuestiones de salud quiere abandonar la ciudad. En Las Piedras no hay trabajo, pero un accidente fortuito en una compañía petrolera americana les dará la oportunidad de ganar 2.000 dólares: tras la explosión de un pozo de petróleo, la única manera de acabar con el fuego es explotarlo con nitroglicerina; pero la nitroglicerina estalla muy fácilmente y sólo se puede llevar hasta el pozo en dos camiones por carreteras en muy malas condiciones, lo que significa que incluso un pequeño bache haría volar un camión por los aires. De este modo, y buscando la libertad, Mario, Jo, Luigi y el alemán Bimba (Peter van Eyck), se ofrecen voluntarios para una misión casi suicida.
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Yves Montand y Charles Vanel |
Lo peor de “El salario del miedo” es que Clouzot se detiene demasiado en presentar esa ciudad y sus personajes, y la película tarda demasiado en arrancar. El ambiente está muy bien, la escena en la que Jo se enfrenta a Luigi es genial, y el retrato de los protagonistas es muy bueno, pero esa parte debería durar muchísimo menos. Lo más endeble de esa parte, y de toda la película, es el personaje de Véra Clouzot, que está completamente desaprovechado. Tal como es, lo mejor era quitarlo por completo (pero siendo la mujer del director, esa opción sería inviable), o dar muestras de que Yves Montand sí sentía algo por ella, y así hacer el personaje de él un poco más humano para que tuviera otro motivo para volver sano y salvo de la misión.
Y el final me parece malísimo por cómo está hecho (es tan exagerado que sabes perfectamente qué va a pasar) y no sé qué sentido tiene.
Pero cuando arranca la película, “El salario del miedo” es una obra maestra. La gran proeza de Clouzot fue mantener la tensión durante hora y media con cuatro personajes, dos camiones llenos de explosivos, y la peor carretera del mundo. Y aunque a priori pareciera que no había muchas variaciones (y al ser dos camiones, la trama estaría condenada a repetirse), Clouzot se las apañó para ir complicando las situaciones en escenas brillantes que han aguantado el paso del tiempo a la perfección. Y mientras las situaciones iban aumentando en complicación y espectacularidad, los personajes cambiaban, se hacían amigos y demostraban que eran humanos, hasta lograr que el espectador sintiera muchísimo por ellos.
(Un añadido de calidad es la crítica a las corporaciones americanas, que está muy bien, pero que por sí sola no hace que esta película sea lo grande que es.)
En 1977, cuando a William Friedkin le quedaba algo de talento, hizo el remake y logró la muy interesante “Carga maldita” (“Socerer”), aunque no llegó a la altura de ésta. Y es que “El salario del miedo” es cine de muchísimos quilates.
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