El viento por la cerradura [4]

Portada original de El viento por la cerradura, de Stephen KingNOVELA
The Wind Through the Keyhole
(EE.UU., 2012, 310 páginas)
Stephen King
En la edición británica de “El pistolero” de 2003, cuando lo reescribió, Stephen King cuenta que la inspiración para su serie de “La Torre Oscura” fue “El bueno, el feo y el malo”, de Sergio Leone. King la vio en 1970, cuando tenía veintidós años, y quedó fascinado por el mundo completamente irreal que Leone se había creado, y decidió que escribiría la novela popular más larga de la historia, desarrollada en un mundo similar.
   Stephen King comenzó a escribir cuentos sobre ese universo en los 70, los cuales aparecieron reunidos, en forma de novela, en “El pistolero” (1981). La serie continuó hasta 2004, cuando escribió el séptimo y último volumen, que más o menos cerraba la serie, habiendo escrito más de 4.250 páginas (a las que hay que añadir las del cuento “Las hermanitas de Eluria”, que aparece en la colección “Todo es eventual”). No es la novela popular más larga de la historia, pero King logró una buena marca.
   Pero King se guardaba un as en la manga: “La Torre Oscura” todavía no está acaba, y al paso que va, al final logrará su sueño. En 2012 Stephen King publicó una nueva novela de la serie, “El viento por la cerradura”, que cronológicamente va entre la cuarta entrega, “Mago y cristal”, y la quinta, “Lobos del Calla”; aunque lo más correcto sería decir que son dos novelas cortas muy burdamente pegadas con unas escenitas de los protagonistas de “La Torre Oscura” que abren y cierran el conjunto. “La Torre Oscura” tiene fans muy acérrimos, que les encanta lo que les eche King sobre Roland de Gilead y su ka-tet (compañía), y esta nueva entrada ha sido muy bien recibida; pero para a mí, que la serie me parece muy irregular, “El viento por la cerradura” es una de las peores.
   La novela comienza con los personajes de “La Torre Oscura” resguardándose en una sala de reuniones de un pueblo abandonado, esperando que una boreastada, algo así como una tormenta a lo bestia, pase; y para matar el rato, Roland decide contarles dos historias, que son las novelas cortas que forman el grueso de “El viento por la cerradura”: la primera, “El hombrepieles”, es una historia sobre Roland en su juventud, sobre cómo logró detener a un hombre que se transformaba en bestias; y  cuando está a punto de terminarla, la interrumpe para contar “El viento por la cerradura”, una leyenda del Mundo Medio.
   Las escenitas de Roland y compañía simplemente son la argamasa para que el conjunto parezca que pertenece a “La Torre Oscura”, porque no ocurre gran cosa ni te descubre nada que ya no sepas. En cuanto a las dos novelas cortas, a ambas les pasa lo mismo: tienen principios muy prometedores, pero King se carga la tensión al escribir más y más y más y más (algo que le ha pasado muchísimas veces a lo largo de su carrera).
   “El hombrepieles” comienza muy bien. El joven Roland, mandando por su padre, tiene que ir con un compañero a un pueblo donde un monstruo está aterrorizando a la gente. La escena en el convento es excelente, y el descubrimiento del rancho donde ha tenido lugar la última matanza (es genial cuando siguen las huellas que cambian de tamaño y forma), así como la sesión de hipnosis del único superviviente… pero entonces Stevie se emociona dándole a la tecla y estira la historia hasta el infinito. Al final había tantos personajes que yo no sabía quién era quién; no entendía por qué el niño tenía que estar en la cárcel, si la trampa que querían tenderle al asesino ya no tenía sentido; y King soluciona el caso sacándose de la manga un dato que tenía guardado. Y para entonces, la tensión está bajo mínimos.
   “El viento por la cerradura” es excelente hasta la mitad; luego a King también se le va de las manos. Está muy bien cómo presenta a los personajes y cómo va poniéndoselo cada vez más difícil, hasta que no les queda más remedio que hacer cosas que no quieren… y todo empeora más y más. Dos puntos álgidos son la llegada del recaudador de impuestos (King es magnífico creando este tipo de personajes inquietantes) y el encuentro entre éste y el chico protagonista en el bosque. Y entonces Stevie se saca más y más aventuritas de la manga, hasta que ya te da igual qué le pueda pasar al chico. Además, no tiene sentido que el recaudador de impuestos haya dado pistas al chico para que encuentre a Merlín, si eso le va a perjudicar, y es muy decepcionante cómo se lo quita de en medio. Y el final es muy precipitado.
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