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Encontrar tu sendero, por Ana García Herráez

Conocí a Ana García Herraéz en julio, en el pasado Festival Celsius 232. Por aquel entonces todavía no era una autora publicada, pero en diciembre de 2018 la editorial Apache Libros publicó su primera novela, El sendero de la palabra, una obra fantástica con un final sorprendente y original, llena de amor hacia Irlanda, la tradición oral de cuentos y leyendas, y la música.

Ana os espera en su blog, https://anagarciaherraez.blog, y la podéis seguir en Facebook, Instagram y Twitter.

Os dejo con ella para que os cuente cómo escribió la novela y logró publicarla a través de una editorial tradicional.

Encontrar tu sendero

A veces no tenemos un objetivo claro en nuestra vida y pasamos mucho tiempo caminando en círculos, hasta que nuestra atención se ve atrapada por una luz que resquebraja la oscuridad o una canción que agujerea el silencio. O mejor aún: por una idea que germina en la mente y se va expandiendo poco a poco, hasta salir de ese recoveco y mostrarnos un sendero. Es lo que los japoneses llaman ikigai, tu razón de ser. Tu pasión.

En mi caso, aunque la escritura formaba ya parte de mi vida desde muy joven a través de poemas y relatillos con los que “martirizaba” a mis mejores amigos, tardé unos años en comprender que iba a convertirse en mi ikigai. De hecho, cuando lo entendí me encontraba inmersa en la redacción de mi tesis doctoral… y esa revelación entró con tal fuerza en mi vida que supe que nunca acabaría dicha tesis. Una historia mágica estaba abriéndose paso por mis venas, acelerándome el corazón y llenándome el cerebro de proyectos e ilusiones…

Inicio

Debes encontrar lo que has estado buscando desde hace tiempo: aquello que dote de sentido a tu existencia. Para mí esto es la escritura: el germen de una historia que, una vez ha nacido, crece y crece hasta que con tus frases le das una forma casi completa. Y digo casi, porque cuando terminas de escribir una narración, aún falta una parte esencial: la participación de un lector que le dé su propio sentido, que la haga tan suya como tuya era antes.

Así pues, tomé ese sendero y comencé mi andadura literaria. Y, creedme, una vez emprendes el camino no hay vuelta atrás. Sabes que escribir es lo que necesitas, no voy a decir que tanto como respirar, pero sí más que otras formas de vida, de profesión, de entretenimiento. No es una decisión, lo haces porque no sabes no hacerlo; no puedes dejar de escribir.

El sendero de la palabra, novela fantástica Ana García Herráez

On the Road (parafraseando a Jack Kerouac)

Comencé la escritura de mi primera novela hace ya once años. Tardé cuatro en completar el texto de El sendero de la palabra y hasta este año no he podido verla publicarla. Ha sido un camino largo y desesperanzador a ratos, pero que me ha enseñado mucho sobre el mundo editorial y, lo que es más importante, sobre mí misma. He aprendido a ser paciente, de hecho, si se me permite dar un solo consejo a quien esté al inicio de este trayecto, será siempre este: sé paciente, si ha de llegar llegará y no por desesperarnos, tener rabietas o vernos asaltados por el desánimo, conseguiremos saltarnos las etapas del camino. Y la única forma que yo conozco de evitar caer en la desesperanza es seguir escribiendo, concentrarte en lo que de verdad amas y continuar aprendiendo, puliendo… deshaciéndote de la inexperiencia como quien se despoja de un traje pesado.

A lo largo del recorrido encontrarás compañeros de viaje cuya ayuda o zancadillas te harán replantearte regresar a la zona de confort, salir de esa senda y olvidarte de tus sueños. Hablo, por un lado, de amigos y familia, de quien bien te quiere y te anima para que sigas adelante, lee tus textos y los considera lo mejor escrito hasta la fecha, por encima de Cervantes y García Márquez. Pero me refiero también a quienes con cierta objetividad te ofrecen opiniones sinceras y críticas constructivas, te dicen lo que no quieres pero debes oír… Y finalmente, tenemos que mencionar a esos acompañantes ingratos que son las cartas de rechazo de editoriales (si es que llegan a contestarte) y las decenas de concursos a los que envías ilusiones envueltas en papeles tatuados con tus letras y tus lágrimas, solo para recibir el silencio como respuesta. Todos estos camaradas de ruta van contigo donde vayas y has de aprender a proteger tu ánimo y seguir adelante, ignorando los cantos de sirenas y los elogios que, aun siendo bienintencionados, a veces no ayudan.

La escritora Ana García Herráez, autora de El sendero de la palabra, novela fantástica

El proceso creativo

Durante la gestación de mis novelas siempre escucho mucha música (aún más que de costumbre), pues esta es para mí una de las fuentes más importantes de inspiración. Leo todo lo que puedo sobre el tema que me interesa, tanto ficción como obras que me ayuden a documentarme objetivamente. Y después, cuando ya tengo todo el material que necesito, creo mis escenas. Soy una escritora de mapa, así que me gusta saber hacia dónde voy, cómo empezar y terminar, así como bosquejar gran parte de escenas que compondrán mi obra. Eso no significa que tenga las manos atadas ni que no mire a los lados a lo largo del camino… la imaginación es imposible de atar y vuela libre. Si surgen nuevas ideas que sean mejores o complementen mi planificación inicial, tendrán su hueco en la historia.

Por último, comienza la fase más atractiva. Es entonces, sentada frente al ordenador a lo largo de centenares de horas durante las cuales me interno en el túnel de la mente, aislada del mundo exterior de piel hacia afuera, cuando la magia tiene lugar. Seguro que vosotros también la habéis sentido y no hay nada que se le parezca.

La recta final del sendero

Y cuando la etapa de escritura concluye llega la (quizá) menos atractiva: la corrección; arrancar follaje, limpiar la senda, despejar el horizonte de palabras para que el lector pueda y quiera entrar en la historia. A lo largo de la ruta tu ego, cual orcos apostados a ambos lados, se lanza sobre ti para impedirte deshacerte de lo superfluo, de todo lo inservible. Porque claro, si lo has escrito y ha salido de ti, tiene que ser maravilloso, tras todas tus ilusiones y cabriolas lingüísticas. ¿Cómo vas a borrar ese irresistible capítulo del que estás tan orgulloso?… Pues sí, hay que aprender a ignorar ese ego intrusivo y eliminar sin piedad todo lo que no deba estar ahí. El proceso resulta muy enriquecedor, diría que es cuando más se aprende sobre el arte de escribir y sobre uno mismo.

Siguientes pasos

Con tu texto bajo el brazo, un gesto complacido y la ilusión grabada en la mirada, le entregas tu novela a una serie de lectores cero. Que no se diga que no sabes lo que hay que hacer: son necesarios más ojos, porque llega un momento en el que tú ya no detectas errores; conoces el texto demasiado bien. Y tras una espera llena de nervios, estos te dan un feedback muy útil, con buenos consejos y críticas cuidadosas que te ayudan a mejorar el texto, pero ¿será eso suficiente para que la novela tenga calidad literaria?

Me temo que no. Cuando crees que ya está todo hecho, que lo más duro ha pasado, llega el momento de enseñarle tu obra al resto del mundo… a quienes no te conocen de nada y deben juzgar el valor de lo que has escrito. Os aseguro que por mucho que te informes, nadie te prepara para lo que sigue: la lucha por encontrar a alguien que crea en ti y quiera publicar tu novela. Tan sencillo de decir y tan complicado de lograr. Tras varios meses buscando editoriales para ese texto que yo creía casi perfecto (lo había corregido mil veces…), me di de bruces con la cruda realidad: pocas se molestan siquiera en responderte.

Después se te ocurre enviar la novela a algún concurso y ves que tampoco consigues nada. Hasta que, por fin, tras seguir informándote y buscando una salida, se enciende la luz y comprendes algo que no te habías planteado: quizá necesitas que otros ojos, no los de tus lectores cero, sino los de un profesional, contemplen tu texto y lo pulan. Fue en ese momento cuando decidí buscar agente y, de paso, un corrector profesional.

Sé que la figura del agente literario no es valorada por todos y habrá quien prefiera llevar sus asuntos personalmente. Cada escritor es un mundo y cada uno debe seguir su instinto. En mi caso, contactar con Susana Alfonso y que ella decidiera apostar por mi historia (puesto que no aceptan representar todo lo que reciben, sino solo aquello en lo que creen), marcó un antes y un después. Trabajar el texto con otra perspectiva me hizo comprender los errores que había cometido y me abrió los ojos a cómo funciona el mundo editorial. Por fin alguien creía en mí y en el potencial de mi historia y, aunque la lucha no acabó, sí se hizo más llevadera.

La escritora Ana García Herráez, autora de la novela fantástica El sendero de la palabra

Premios literarios

Como ya he mencionado, una de las formas en las que podemos intentar encontrar la puerta de entrada en el mundo editorial es presentando nuestro trabajo a un concurso. Esta estrategia puede resultar bastante frustrante también, pero a veces sucede lo extraordinario: logras ganar uno. Fue lo que ocurrió con el Premio Tagus de Novela que organizaba la Casa del Libro (Espasa Calpé) y en cuya edición de 2017 tuve la fortuna de ser la ganadora. No voy a deciros que eso fue un hecho determinante en mi vida, puesto que no fueron ellos quienes al final publicaron mi obra, pero sí me ayudó a afianzar la confianza en mí misma y darle visibilidad a extractos de mi novela. Por fin tuve mis primeros lectores y esa sensación es maravillosa. No obstante, no es en absoluto comparable con lo que sentí después, a finales de 2018, cuando la editorial Apache Libros, especializada en fantasía, ciencia ficción y terror, aceptó publicar mi obra. La palabra por fin se convirtió en papel.

¿Final del viaje?

Pensé que por fin había llegado al final de ese largo camino que inicié hace once años… me equivocaba. Es ahora cuando otro sendero se abre ante mí, uno que estoy deseando recorrer con mis palabras y mis personajes, con esta primera novela publicada y las otras dos que me ha dado tiempo a escribir mientras esperaba (im)paciente a que alguien me diera una oportunidad. Así que, compañeros escritores, no desesperéis. Todo llega, pero hay que seguir adelante a pesar de la desesperación y los bajones, debemos continuar escribiendo hasta que esa oportunidad llegue o seamos capaces de crearla nosotros mismos.

El sendero de la palabra

En esta novela de género fantástico, pero que posee elementos que podemos encontrar en diversos géneros, cuento la historia de un narrador de origen irlandés y el viaje que emprende en busca de su propia identidad y su destino. La acción se desarrolla entre la España del siglo XX y la Irlanda de los siglos XX y XII y sus componentes esenciales son: el amor por los relatos orales, el poder de la palabra y la imaginación, la importancia de los lazos familiares, la amistad y el amor, la magia, los viajes en el tiempo, la belleza del paisaje para reflejar emociones, la riqueza folklórica de Irlanda y el valor de la música como fuente inspiradora de historias. Dicho de otra forma, en ella encontraréis todos esos componentes que nos convierten en los maravillosos seres humanos que somos. Espero que os guste.


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