Entrenamiento básico [4]
Cuando Kurt Vonnegut murió en 2007, nadie imaginaba todo el material inédito que dejaba tras de sí. Desde entonces ya han aparecido tres colecciones de cuentos y se está preparando otra para el año que viene, y varias revistas han publicado cuentos que nunca habían visto la luz. En marzo de 2012, la editorial RosettaBooks rescató la primera novela corta de Kurt Vonnegut, “Entrenamiento básico”, y la publicó en edición digital y audiolibro (sorprendentemente la tradujeron en seguida al español).
“Entrenamiento básico” data de finales de los 40 y está escrita bajo el seudónimo de Mark Harvey. En esa época Vonnegut trabajaba en el departamento de relaciones públicas de la General Electric, y al mismo tiempo intentaba que alguna revista prestigiosa le comprara algún cuento o novela, por lo que utilizaba seudónimos para no llamar la atención en el trabajo. Leyéndola se nota muchísimo que es la obra de un escritor que está muy verde y que aún no ha encontrado su voz, y si “Entrenamiento básico” tiene algo de interés es simplemente porque el autor posteriormente fue muy interesante, no por la obra en sí.
El joven Haley acaba de perder a sus padres en un accidente de coche y tiene que mudarse al campo con su tío, apodado el General, y sus primas. La vida en la granja no tiene nada que ver con la vida en Nueva York, y mientras se va acostumbrando a la nueva rutina y descubriendo nuevos sentimientos, Haley teme que no pueda ir al conservatorio de música de Chicago, que es su sueño.
Lo peor que tiene “Entrenamiento básico” es que ves a la legua el arco narrativo de los personajes y cuál va a ser el clímax, y que todo, sin ser malo, es muy soso y las páginas apenas tienen personalidad. Esta novela se lee más como un entrenamiento para Vonnegut como escritor que como una obra acabada. Da la sensación de que el autor estaba probando cosas para crear personajes verosímiles, para crear una trama entrelazada con el desarrollo de los personajes (en este sentido es un poco burdo cómo planta el cuchillo de Banghart, y ése personaje es muy poco creíble), para crear escenas que te metan en el mundillo de ficción, para introducir la historia pasada sin detener la trama, para subir la tensión con la estructura, y para que la narración provoque un cambio en los personajes. Lo mejor que se puede decir es que de vez en cuando hay detalles de humor muy buenos (como que para Haley las horas pasaban en la granja como si los relojes estuvieran lubricados con melaza, o la huída de Kitty, que es muy divertida).
Esta novela es sólo para muy fanáticos de Kurt Vonnegut. Que nadie espere encontrar aquí golpes de genio que hacían presagiar “Matadero cinco”.
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