Entrevista a Rosa Montero
La periodista Rosa Montero publicó hace 40 años su primera novela, Crónica del desamor, y desde entonces se ha forjado una carrera muy sólida como escritora, donde ha mezclado cuentos con novelas, la ciencia ficción con historias realistas.
En esta entrevista hablamos del proceso de escritura, de los cambios en el mundo editorial desde que empezó, de las novelas de Bruna Husky, de sus obsesiones e influencias; y sí, del síndrome del impostor que incluso ella sufre.
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Se cumplen 40 años de la publicación de tu primera novela, Crónica del desamor, sin embargo, tú consideras que tu primera novela es la segunda, La función Delta, ¿por qué?
Porque la primera está escrita con un pie forzado. Un editor entonces muy pequeñito (Debate) me pidió un libro de entrevistas feministas sobre la mujer en la Transición. Dije que sí y firmé el contrato, pero me aburría muchísimo hacer un libro de entrevistas (ya hacía muchas para El País) y con el paso de los meses le ofrecí hacerle una especie de crónica de ficción de la historia de las mujeres en la Transición. Y es lo que hice, una novela coral sobre las mujeres de esa época. Por eso la llamé Crónica del desamor, porque para mí era una crónica, no una novela. Nunca hubiera escrito una novela así si no hubiera estado respondiendo la petición del editor.

¿Qué diferencias has visto en el mundo editorial desde que comenzaste?
Enorme. Al principio escribías un libro, lo presentabas y luego esperabas a que salieran críticas y funcionara el boca a boca. Ahora las técnicas de venta son agresivas, no hay espacio en las librerías para que tu libro espere el boca a boca y los autores tenemos que ser como los feriantes e ir de plaza en plaza vendiendo este libro tan bueno, tan bonito y tan barato. Es muy cansado.
Has escrito novelas y relatos, ¿cuál prefieres escribir? ¿Cuál te resulta más fácil escribir?
Me encanta leer cuento, y escribir un buen cuento o una buena novela son dos logros muy difíciles. Pero vamos, en el mismo nivel, es más fácil un cuento, evidentemente, por mucho que lo mitifique la gente. Yo prefiero escribir novelas porque el viaje de la escritura es mayor. Escribir un cuento es como mirar por una ventana y contar el paisaje que ves. Y una novela es como salir de la casa e internarte en ese paisaje.
Tus novelas de Bruna Husky —Lágrimas en la lluvia, El peso del corazón y Los tiempos del odio— son una mezcla de ciencia ficción, thriller y novela existencialista, ¿por qué mezclas géneros dentro de una novela?
Estamos en el siglo XXI y gracias a nuestras madres y padres literarios, que rompieron las paredes de las convenciones, hoy podemos ser mucho más libres. La ficción hoy es mestiza, híbrida, rota.
¿Por qué consideras que las novelas de Bruna son las más realistas de tu carrera, si es ciencia ficción, y a Bruna el personaje que más se parece a ti, si es una replicante?
Son las novelas que mejor reflejan el mundo que vivimos, sin lugar a dudas, y Bruna es el personaje que, en lo profundo, no en la anécdota, está más cerca de mí. Eso pasa mucho con la ciencia ficción, que te da una herramienta metafórica poderosísima para hablar de la realidad, del aquí y el ahora.

En tu carrera mezclas novelas realistas con otras de ciencia ficción y fantasía. ¿Cómo te tomas ese cambio de géneros? ¿Has tenido algún problema con algún editor por ello? ¿Y con tus lectores fieles?
Para mí todas son iguales, es decir, hablo de las mismas cosas (mis obsesiones) y lo hago con la misma ambición expresiva, literaria y emocional. Los lectores han tenido ciertas dificultades en entrar en la ciencia ficción, porque en este país hay un gran prejuicio contra ella, pero mi Bruna va ganándose adeptos cada día jajajaja.
Tienes una carrera literaria muy sólida, y aun así, todavía sufres el síndrome del impostor. ¿Qué haces para superarlo?
Creo que es inevitable sufrirlo, creo que todos los escritores somos así. Y lo que hay que hacer es seguir escribiendo.
Dos temas recurrentes de tus novelas son la muerte y el envejecimiento. ¿De dónde vienen?
¿De dónde van a venir? De la misma vida. Cuando me preguntan por qué escribo de la muerte, siempre contesto, ¿y de qué otra cosa se puede escribir? Es la gran tragedia del ser humano, lo que nos marca esencialmente. Todo lo que somos y todo lo que hacemos lo hacemos contra la muerte.

¿Cómo es tu proceso de escritura de una novela? ¿Cuánto tiempo te lleva completarla? ¿Sacas la escaleta o vas improvisando sobre la marcha? ¿Cuántas revisiones haces? ¿Cómo asumes la documentación?
Soy una escritora a medias de brújula y a medias de mapa, primero me paso un año tomando notas y desarrollando la novela en cuadernos a mano, y luego me siento al ordenador y la escribo. Y la novela va cambiando hasta el final. Hay que tener mucho cuidado con la documentación, un exceso de documentación asfixia una novela.
¿Cuáles son tus autores favoritos y tus mayores influencias?
Imposible enumerarlos. Son muchos. Pero bueno, siempre digo que reconozco dos maestros, aunque son tardíos, yo ya había escrito dos o tres novelas cuando los leí, lo que pasa es que reconocí en ellos todas mis búsquedas llevadas hasta lo sublime. Y son Nabokov, para mi parte más hiperrealista, y Ursula K. Le Guin para mi parte más fantástica.
¿Qué consejos le darías a alguien que quiere ser novelista y está empezando?
Que no deje de escribir. La narrativa exige, más que talento, la perseverancia de una estalactita.
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