Reseña: «Mr Nobody’s Eyes», de Michael Morpurgo
Michael Morpurgo, el prestigioso autor infantil de Caballo de batalla, escribió en 1989 la novela Mr Nobody’s Eyes, sobre la relación entre un niño dañado, su familia y una chimpancé llamada Ocky, y las ganas que tiene de huir para dejarlo todo atrás.
Sinopsis
Harry es un niño de diez años que se siente muy solo. No encaja en el colegio; en la Segunda Guerra Mundial su padre murió al estrellarse el avión en el que viajaba, y todavía no ha superado su pérdida; su madre se ha vuelvo a casar, pero él no se lleva nada bien con su padrastro y ella no puede prestarle atención porque acaba de tener otro hijo. Un día conoce en el parque a Signor Blondini, quien trabaja en un circo, y a su chimpancé Ocky, de la que se hará amigo y con la que huirá de Londres.
Análisis
Michael Morpurgo es un autor que me encanta: sus historias suelen ser emotivas, optimistas y estar bien tramadas. Mr Nobody’s Eyes no es una excepción.
En una buena novela de Morpurgo, y es algo que me parece excelente, los niños se meten en complicaciones porque ven el mundo desde su punto de vista, no sopesan las cosas, ni racionalizan lo que sucede, como los adultos. Si escribes infantil, más te vale que sepas hacer esto; y si no sabes, aprende de Morpurgo.
En Mr Nobody’s Eyes Harry no encaja en el colegio porque aún no ha superado el duelo de la muerte de su padre. Tampoco ve con buenos ojos que su madre haya rehecho su vida, y no soporta a su padrastro ni a su nueva abuela. Y para empeorar las cosas, su madre está prácticamente ausente porque ha tenido un bebé (lo del bebé está tan bien contado que, al principio, parece que la madre está muriendo, cuando realmente está dando a luz).

Todo esto Morpurgo te lo va desgajando en la primera parte. Comienza mostrándote que Harry no se concentra en el colegio, ni siquiera cuando está jugando (luego entiendes que es por la muerte de su padre), lo que le provoca problemas con una profesora muy miserable. A continuación te cuenta cómo se fueron de vacaciones a un pueblo costero, donde vive su tía, y ahí la madre conoció a su futuro marido; alguien con el que él no congenia.
Descubres que Harry tiene un lugar secreto en una zona prohibida: una casa medio derruida en un área acordonada por riesgo de que queden bombas activas enterradas. Ahí guarda su objeto más preciado: la medalla que le concedieron póstumamente a su padre. Más adelante descubres cómo murió, por qué Harry le considera un héroe y lo incluso más miserable que es la maestra.
Y entonces aparecen Signor Blondini y la chimpancé Ocky.
En toda esa primera parte Morpurgo muestra perfectamente la soledad que siente el niño, la frustración porque no entienden su dolor y los sentimientos de rechazo e incomprensión.

Así que toma decisiones malas. Una de ellas es quedarse con la mona Ocky cuando se escapa del circo. Ahí tiene una amiga; ya no se siente tan solo. Las cosas se complican, e intenta buscar ayuda, pero los adultos o no tienen paciencia o no le toman en serio.
Solo le queda una opción: huir. Es algo descabellado, y ve traiciones donde realmente los adultos quieren evitar que sufra.
Tras una serie de aventuras que no contaré, la novela acaba con un final muy emocionante donde Harry se da cuenta de lo mucho que le quiere su nuevo padre, que tiene que dejar atrás el pasado para seguir adelante y que sus actos han tenido consecuencias negativas que él no esperaba.
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Mr Nobody’s Eyes / novela / Michael Morpurgo / Reino Unido, 1989, 190 páginas
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