Fiction Gallery [7]

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Fiction Gallery
(EE.UU., 2004, 358 páginas)
Thom Didato (recopilador)
Alexander Steele (recopilador)
Gotham Writers’ Workshop es una academia de escritura creativa que comenzó ofreciendo cursillos presenciales en Nueva York en 1993. Con el tiempo amplió su oferta a internet y hoy en día es una de las escuelas más famosas de Estados Unidos. En 2003 publicaron “Writing Fiction”, un libro de escritura en el que varios profesores analizaban distintos aspectos técnicos (es un libro muy bueno), que concluía con “Cathedral”, un cuento de Raymond Carver en el que podías ver todo lo explicado anteriormente. Al año siguiente, como complemento a ese libro, publicaron “Fiction Gallery”, una colección de 25 cuentos de ficción literaria, esa en la que normalmente los personajes y la forma tienen más peso que la trama. Como suele pasar con las colecciones de varios autores, y pasa porque tus gustos no coinciden al cien por cien con los editores que han seleccionado los cuentos, el conjunto es irregular.
   “Fiction Gallery” está dividida en siete partes e incluye, además, una introducción que repasa la historia del cuento, y tres entrevistas muy interesantes a T. C. Boyle, Jhumpa Lahiri y Hannah Tinti. La primera parte, “Starting Out”, se centra en la infancia. “A Triffle of Life”, de gigante Antón Chéjov, narra cómo un niño descubre el egoísmo y la hipocresía de los adultos. Chéjov tiene muchísimos seguidores, entre los que no me encuentro. Lo poco que he leído de él me ha dejado frío, y siempre me ha parecido muy poco emocionantes y un poco aburrido. Este cuento me produce la misma sensación.
   “First Confession”, de Frank O’Connor, cuenta lo que sufre un niño de siete años al tener que enfrentarse a su primera confesión. Frank O’Connor fue un escritor irlandés famoso por sus memorias y sus cuentos, y éste es divertidísimo y genial. También tiene mucha gracia “Brownies”, de ZZ Packer, en el que unas niñas negras, que están de campamento, deciden dar un escarmiento a las niñas blancas por insultarlas (o no). La caracterización de las niñas es buenísima, y acaba con una nota agridulce que te hace reflexionar sobre el odio.
   “What the River Told Us to Do” es un microrrelato de un autor muy poco conocido, Peter Markus, y tiene muchísima tensión por la voz del narrador. Está narrado en segunda persona del plural (no sé si me he leído algún otro cuento en mi vida con ese punto de vista), y es tan tenso por cómo cuenta las cosas y lo tenebroso que es, que parece que la página se va a partir en dos. El final es excelente. “Going for the Orange Julius”, de Myla Goldberg, muestra cómo una abuela educa a su nieta, en un centro comercial, para que consiga al hombre de su vida. El cuento es agobiante por lo bien mostrado que está el dominio que tiene la abuela sobre la nieta y la mala relación que hay entre la madre y la abuela de la chica.
   La segunda parte de la colección, “Longings” trata sobre el amor. “Labors of the Heart”, de Claire Davis, es un relato muy tierno y divertido sobre un conserje gordo y virgen de cuarenta y tantos años que se enamora de una mujer muy borde. El final es encantador, mostrando los miedos del hombre. “Crazy Life”, de Lou Mathews, es un cuento bastante deprimente sobre una chica hispana que hace todo lo posible por salvar a su novio, un joven acusado de asesinato, logrando consecuencias inesperadas. Lo más destacable es la voz de su narradora.
   “Sometimes You Talk about Idaho”, de Pam Houston, está narrado en segunda persona, y cuenta cómo un padre le consigue una cita a ciegas a su hija con un amigo actor que tiene. Hay detalles buenos de Nueva York y de lo que siente la protagonista, pero es uno de los que menos me gusta. “After de Plague”, de T. C. Boyle, funciona a medias. Una plaga asola la humanidad, y el protagonista se salva por estar en una cabaña perdida en el bosque. Entonces se encuentra a una mujer y decide que sea su Eva, para comenzar de nuevo. Pero la mujer no tiene las mismas intenciones. Tiene momentos muy buenos, con una California abandonada, y de vez en cuando es bastante irónico, pero debería ser más divertido. Se publicó por primera vez en 2001 en “Playboy” (sí, no es una leyenda: aparte de odaliscas enseñando sus encantos, “Playboy” tiene secciones con palabras).
Dorothy Parker
Dorothy Parker

La tercera parte, “Those We Know”, habla de la familia y la pareja. “Here We Are”, de Dorothy Parker, publicado por primera vez en 1931, es en su mayoría diálogo, y cuenta con mucha gracia cómo una pareja de recién casados… tiene poco futuro juntos. Es genial cómo la mujer tergiversa lo que dice el marido para atacarlo. “Whoever was Using this Bed” es de otro peso pesado: Raymond Carver. Durante mucho tiempo Carver me dejaba indiferente, pero ahora cada vez me gusta más. En este cuento una pareja se despierta a medianoche por una llamada telefónica, y se pone a hablar de la muerte. La naturalidad con la que se desarrolla la acción, y lo cotidiano y auténtico que resulta todo, es magnífico. El final es muy irónico.

   “For a Long Time this was Griselda’s Story”, de Anthony Doer, es un cuento sobre dos hermanas: la una se fuga con un comedor de metales de una feria, la otra se queda frustrada en el pueblo. Tiene momentos buenos, habla del resentimiento y de lo que es la vida, y tiene un narrador testigo muy curioso que cuenta cosas que no puede saber. Pero es bastante aburrido. “Home Sweet Home”, de Hannah Tinti, que para mí es el peor cuento de todos, retrata la vida de varias personas en un barrio donde han matado a una pareja; saltando atrás y adelante en el tiempo. Tiene demasiados puntos de vista y es agotador.
   La cuarta parte, “The Job”, trata del trabajo. “Orientation”, de Daniel Orozco, es un cuento divertidísimo sobre una persona a la que le explican cómo funciona una oficina el día que empieza a trabajar allí. Todo parece normal, hasta que el narrador explica lo absurdo del trabajo, o cómo son sus compañeros (incluso tienen un fantasma y a un psicópata). Genial. De lo mejor de la colección. “Walking into the Wind”, de John O’Farrell, está logrado a medias. Es la historia de un mimo, desde sus primeros éxitos (cuando sus amigos, que tienen trabajos “normales”, lo envidian), hasta que no le queda más remedio que llevar la vida del resto de la gente. Creo que le falta un poco más de ironía para que funcionara bien del todo. Es un poco soso.
   “Night Women”, de Edwidge Danticat, es uno de esos cuentos en los que no pasa nada, y lo importante es la prosa que tiene y los sentimientos que te hace sentir. Éste cuenta la vida de una prostituta y lo que hace para que su hijo pequeño no se entere de cómo se gana la vida. Lo que siente la madre está muy bien expresado, pero a mí el cuento me deja un poco insatisfecho. “The Palace Thief”, de Ethan Canin, es el cuento más largo de todos, y uno de los más aburridos. Trata de un profesor universitario que descubre que un alumno suyo es un embustero, y años más tarde, cuando es adulto, lo sigue siendo, pero medra en la política. Hay partes que están muy bien, pero el protagonista (está narrado en primera persona desde su punto de vista), es muy aburrido, y en consecuencia todo lo es. “The Emperor’s Club” (2002), una película con Kevin Kline, está basada en este cuento.
   La sexta parte se llama “Strangeness” y se centra en cosa raras que pasan en la vida. Lógicamente “El libro de arena”, de Jorge Luis Borges, no me lo he leído. Leerse a Borges en inglés es como tomar vino con agua. “The Next Building I Plan to Bomb”, de Charles Baxter es un poco decepcionante. Un hombre descubre un papel en la calle con las palabras “El siguiente edificio que planeo explotar” y un dibujo de un edificio, y se lo muestras a varios conocidos. Tiene gracia que cada uno interpreta el papel de una forma, y cómo el autor muestra que el protagonista tiene problemas psicológicos.
John Cheever
John Cheever

The Secret of Bats”, de Jess Row, es uno de los más flojos. Trata de un profesor que da clases en Hong Kong y que tiene una alumna que quiere aprender a guiarse como los murciélagos. Es aburrido, y nunca llegué a empatizar con los personajes. “The Third and Final Continent”, de Jhumpa Lahiri es el más bonito de todos. Lahiri es la autora de “El buen nombre”, de la que Mira Nair hizo una película, y este cuento tiene varios puntos en común: un hindú abandona su país para ir a vivir a Estados Unidos, donde se le unirá más tarde su reciente esposa. Preciosa la relación del protagonista con una anciana de 103 años, y preciosa la relación del protagonista con su mujer.

   La última parte, titulada “Sunset”, habla de la decrepitud y la muerte. “The Swimmer” es de otro escritor importantísimo: John Cheever. De Cheever no había leído nada, y este cuento me ha encantado. Trata de un hombre de mediana edad, que aún se cree joven, que decide nadar todas las piscinas de su condado hasta llegar a su casa. Pero a medida que se acerca a su destino, las cosas van cambiando. Es genial lo sutil que es Cheever para mostrar el cambio y qué ha sucedido realmente. “The Story of an Hour”, de Kate Chopin, es de 1894, y por lo tanto su estilo es un poco anticuado, pero siguen siendo excelentes los giros que da, y cómo las apariencias engañan.
   “I Want to Live”, de Thom Jones, es un impresionante cuento sobre cómo una mujer se muere de cáncer. A pesar de lo terrible de su tema, Jones se las apaña para que tenga partes divertidísimas, incluso cuando está retratando la rabia que siente la mujer. La colección se cierra con el clásico “Dr. Heidegger’s Experiment” (1837), de Nathaniel Hawthorne, al que le pasa lo mismo que a “The Story of an Hour”, que tiene un estilo anticuado, pero una historia que aún es genial. En este cuento narra cómo una serie de ancianos rejuvenecen gracias a un experimento del doctor Heidegger, sin aprender nada en el proceso.
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