Godzilla [6]
(EE.UU., Japón, 2014, 123 min)
Dirección:
Gareth Edwards
Guión:
Max Borenstein
Intérpretes:
Aaron Taylor-Johnson
Elizabeth Olsen
Bryan Cranston
Ken Watanabe
Sally Hawkins
Juliette Binoche
David Strathairn
Este año Godzilla cumple 60, y desde su nacimiento ha aparecido con cierta regularidad en el cine japonés. Hollywood quiso americanizarlo en 1998 con una horrenda película de Roland Emmerich, que para bien de la humanidad fue un fracaso, y ahora vuelve a intentarlo con este «Godzilla» de Gareth Edwards. Como está arrasando en medio mundo y recibiendo críticas decentes, ya está confirmado que será la primera parte de una trilogía.
En 1999 en Filipinas, los científicos Ichiro Serizawa (Ken Watanabe) y Vivienne Graham (Sally Hawkins) descubren en una gruta una larva gigante que parece haber despertado de su letargo y mudado a Japón. En ese país viven Joe Brody (Bryan Cranston) y Sandra Brody (Juliette Binoche) con su hijo. Los Brody trabajan en una central nuclear, donde un día se produce un accidente que mata a Sandra. Por la radioactividad, todos los alrededores de la central quedan en cuarentena. Quince años más tarde Joe sigue obsesionado con el accidente, convencido de que no fue una fuga. Un día con su hijo (Aaron Taylor-Johnson) se cuela en la zona de cuarentena, y descubren que Joe tenía razón: el accidente no lo provocó una fuga, sino un monstruo gigante… que está a punto de escapar.
«Godzilla» está construida para que los monstruos gigantes, que son tres, se vayan viendo poco a poco, creando expectación, para que la parte final, donde los ves perfectamente, sea muy espectacular y emocionante. En el papel ese planteamiento es muy bueno, para no quemar los cartuchos antes de tiempo, pero en «Godzilla», a pesar de lo maravillosas que son las escenas de los monstruos, funciona a medias. ¿El problema? Pues que el factor humano es terrible; es decir, lo que les pueda pasar a los personajes te da igual, y lo que quieres ver es al lagarto y a esos bichos, que son como mantis gigantes, rompiendo cosas.
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Bryan Cranston y Aaron Taylor-Johnson |
En esta película ningún personaje humano tiene entidad, y si los identificas es porque están interpretados por actores muy conocidos y muy buenos, pero en ningún momento te importan sus conflictos o su suerte. Da la sensación de que se les ocurrió contratar a actores famosos para crear empatía con esos personajes carentes de peso, en vez de hacer una reescritura en condiciones del guión. Por ese motivo, la película tarda una barbaridad en empezar, y por el ese motivo, cada vez que se centran en los humanos, «Godzilla» resulta aburrida.
Toda la primera parte se podía haber resumido bastante. El descubrimiento en Filipinas es muy interesante, pero la parte de Japón no. Me parece que en el accidente de la central deberían haber muerto ambos padres, y que fuera el hijo, desde el principio, el obsesionado con saber la verdad; y claro, hasta que no fuera adulto, no podría descubrirla. Así te ahorrarías media hora de tedio.
En cuanto la trama echa a andar, la película se llena de casualidades para subir la tensión. Resulta que Taylor-Johnson vuelve a casa haciendo escala en Hawái, que es justo por donde pasa una de las mantis. Luego las mantis y Godzilla van directos a San Francisco, que resulta que es donde vive la familia de Taylor-Johnson (claro que con lo que te importa esa familia, los bichos bien podían acabar en San Francisco o Pernambuco, que el resultado iba a ser el mismo). Y hacia el final, Taylor-Johnson se mete voluntariamente dos veces en la boca del lobo porque es artificiero (lo más irónico es que sus dotes para desactivar bombas, al final, no sirven para nada).
Pero ¡Dios mío, qué buenas son las escenas de los monstruos! Son sombrías, con tonos tan cenizos que a veces parecen en blanco y negro (con algún tono rojo), y están llenas de humo. Algo sorprendente para una película de acción es que Gareth Edwards suele hacer planos bastante largos, donde ves perfectamente las dimensiones y acciones de los monstruos, y lo que brilla es una puesta en escena muy imaginativa e impresionante, no un montaje muy picado que te impediría ver bien qué está pasando. En estas escenas sí que funciona el ir mostrando gradualmente a los monstruos, para acabar con un clímax que te deja con la boca abierta. Gracias a estas escenas, «Godzilla» merece la pena.
Buenas Carlos,
La vi ayer y no lo hubiese resumido mejor. Eso sí, otro punto negativo, y grave, es la elección de Aaron Taylor-Johnson como protagonista. Vaya cara de palo, me sacaba de la película cada vez que le enfocaban la cara. Ponía la misma cara disfrutando con su familia que viendo como su padre se está a punto de morir o los monstruos se están cepillando la ciudad. Suerte que la segunda mitad es increíblemente entretenida y las escenas de acción están tan bien rodadas que te olvidas de los humanos.
Sí, tienes razón. A mí además me llama la atención el look que tiene (cachas y con el pelo corto), porque no parece él.
Además, yo ya lo había visto en "Kick-Ass" y "Salvajes" y, aunque tampoco me pareció un fuera de serie, no actuaba mal. Es curioso ver qué diferente luce en las tres películas.
Sí, normalmente está bien.