Hijas de la peste, una distopía distinta, Aisling Gilmore

«Hijas de la peste», una distopía distinta escrita con pasión, por Aisling Gilmore

Me resulta cuanto menos curioso pararme a pensar que por fin soy escritora. Porque para mí, no iba a serlo hasta que no publicara, al menos, una historia. He tenido la suerte de contar con el equipo de Valhalla Ediciones para esta labor, pero incluso si mi camino hubiera pasado por la autopublicación, lanzar una primera historia al mundo es mi licencia para denominarme escritora. Así que aquí estoy, Aisling Gilmore, autora de Hijas de la peste. Un sueño muy longevo y a la vez muy actual. Han sido días, semanas, meses y años sumida en este maravilloso sueño escondido en lo más profundo de mi alma y que por fin puedo vivirlo junto a los lectores. Porque aunque haya subido el primer escalón, que es publicar, me gusta decirme a mí misma que esto acaba de empezar, que este sueño es muy largo y queda mucho por hacer.

Una primera novela llena de significado

Son numerosos los años que he dedicado a escribir. Sin embargo, esta novela es la primera que creé con el objetivo de que viera la luz. Hijas de la peste fue escrita con la idea de que fuera mi carta de presentación en el mundo literario. La historia nació hace muchísimos años, cuando todavía estaba en el instituto. Sin embargo, no me vi preparada para escribirla, y sentía que debía hacer justicia a la historia que quería contar. Así que esperé y decidí centrarme en mi carrera, en investigar, leer, en viajar y lo más importante, en vivir experiencias que me permitieran madurar y crecer. Eso no sucedió hasta varios años más tarde, cuando ya vivía sola y trabajaba, entonces por fin me senté frente al ordenador y comencé a crear. Y esto volvió a retrasar mi sueño, pues compaginar la vida adulta con la tarea del escritor… a veces es muy complicado y se hace cuesta arriba. Pero lo consiguí, Hijas de la peste por fin es una realidad, que, por cierto, se está ganando el corazón de bastantes lectores por ahora.

Hijas de la peste, distopía de Aisling Gilmore

La chispa que prendió la llama

Si bien tardé un tiempo en decidirme a escribir Hijas de la peste, hubo un momento concreto que influyó mucho en su decisión. Un día estaba con un amigo viendo el comienzo de la serie El cuento de la criada. Había una escena en la que a June le prohíben usar su cuenta del banco si no es con la autorización de su marido. Yo miré a mi amigo y le pregunté: “¿No te parece frustrante?”, y su respuesta fue: “Entiendo que está mal, y me da pena por ella, pero yo no soy mujer. En ese mundo, a mí no me pasaría”. Entonces mi cabeza hizo clic. Si historias crudas como la de June no ayudan a que se nos trate como a iguales, yo os mostraré un lugar dónde vosotros perdéis la batalla. Hijas de la peste es una distopía llena de intriga, de oscuridad disfrazada de un mundo perfecto iluminado por dos diosas cubiertas de flores. Es muy fácil de leer, muy entretenida, pero encontrarás reflexiones profundas y mucha crítica.

¿Ser brújula o mapa? Esa es la cuestión

Ya os he contado cómo surgió la idea y cómo decidí que era hora de escribir. Debo ser honesta y decir que la planificación en mi caso termina ahí. No porque no sea una persona organizada, sino porque para mí, el proceso creativo es una marea de emociones, llena de olas que van y vienen de diferentes formas y que al combinarse me permite crear infinidad de escenarios. Supongo que esa libertad me convierte en una escritora brújula a lo bestia, pero no concibo la idea de escribir de otra forma. Sin embargo, a veces soy incapaz de escribir al ritmo que mi cabeza querría, así que tengo un aliado que nunca me falla: los post-its. Creo que el fondo de mis fotos en el escritorio con todo lleno de post-its de colores al más puro estilo detective se ha convertido en mi marca personal. Cada vez que mi cabeza va más rápido que mis manos, me obligo a escribir esas ideas concretas y dejarlas ahí para el futuro. Nada me asegura que vaya a usarlas porque ser brújula hace que la historia te lleve por otros lugares, pero ahí están guardadas si en algún momento necesitas dar un paso atrás y coger otro camino. Es algo que me ha salvado muchas veces del bloqueo y la frustración.

Un pequeño aperitivo sobre Hijas de la peste

Es una novela que nos sitúa en un futuro lejano, en un reino llamado Ruby. Las ciudadanas de dicho reino viven en paz gracias a que las primeras reinas expulsaron a las bestias, unos monstruos que se alimentaban de las mujeres. Olivia será la encargada de darnos la bienvenida al reino y, junto a ella, nos adentraremos en una historia completamente diferente a la que le habían contado. Es una novela de ciencia ficción verosímil que comienza siendo luz cálida y sin darte cuenta todo se va volviendo más y más frío, más azul. Hijas de la peste es una historia destinada a cualquiera que le guste leer historias llenas de emoción, intriga, romance y aventura. A pesar de situarse dentro del género joven adulto, la vas a disfrutar tengas la edad que tengas. Es una historia que comienza haciéndote la promesa de un final épico que no te esperas. Y tiene muchas sorpresas en su interior. ¿Alguna vez has leído una novela protagonizada únicamente por mujeres? Es fácil caer en el pensamiento de que por ello, hay cosas que van a faltar en la trama. Sin embargo, nadie se lo ha preguntado mientras leía La Comunidad del Anillo, en la que sus protagonistas son hombres exclusivamente. Darle la oportunidad a una historia como esta implica abrir la puerta a un nuevo mundo. Porque sí, está protagonizada solo por mujeres, pero está escrita para todos. Y cuando la leáis, lo entenderéis. Es una idea nueva, fresca, con una historia que probablemente no hayas visto antes.

Aisling Gilmore, Hijas de la peste

Ya he terminado mi manuscrito, ¿y ahora qué?

Ay, amig@, ahora toca la mejor parte y a veces también la peor… ¡Corregir la historia! Recuerdo que cuando comencé a corregir Hijas de la peste me volví loca, no sabía por dónde empezar porque inevitablemente, hay cosas que a veces no encajan del todo y si las cambias, fastidias parte de la trama de más adelante, y así una y otra vez. Primer error de principiante: corregir sin leer.

Has terminado tu novela, así que te voy a dar el consejo que me di a mí misma. Cierra el documento y no lo abras hasta dentro de unas semanas. Disfruta del premio de haber terminado, descansa, lee esa novela que dejaste de lado por ser constante y escribir. Y cuando por fin pasen esas semanas, imprime tu manuscrito (con márgenes generosos) y léelo del tirón, como una novela que te acabas de comprar. No te detengas a nada, solo disfrútala y analiza los aspectos generales, valórala como un conjunto. Y cuando llegues al final, vuelve a empezar, esta vez marcando y corrigiendo todas aquellas cosas que no te cuadren. A mí personalmente me ayudaba muchísimo subrayar con un sistema de colores (un color para ortografía, otro para descripciones, otro para trama…) y anotar en negro en los márgenes la relación de los cambios con aquello que puede verse modificado o descuadrado.  Tendrás la trama fresca, sabrás dónde ubicar las cosas que faltan y lo más importante, no te volverás loco corrigiendo todo mil veces.

Mi consejo para conseguir que te publiquen

No me considero una experta en este tema y perdóname de antemano si me tomo la licencia de hablarte como si pudiera enseñarte cuando aún estoy empezando, pero déjame decirte que sé cómo te sientes tras recibir ese frío email que te dice que tu novela no es suficiente. Déjame decirte también una cosa: tu novela va a encontrar una casa, estoy segura, pero hay que trabajar mucho para que eso suceda. Yo tardé un año en conseguir firmar un contrato y otro año más en ver mi novela publicada. Pero si me permites darte un consejo para que eso suceda, te diré que le pongas todo tu corazón a lo que estás escribiendo, crea belleza con tus palabras, emociona y haz sentir a la gente con tus personajes y la historia. Porque quizá el gusto por la literatura sea muy subjetivo y haya mil géneros, pero cuando abres un libro y te encuentras belleza, cariño y emoción en las palabras que lees… ay, amig@, si eso ocurre, has conseguido escribir una historia que merece la pena ser contada. Entonces, estoy segura de que llegará el día en que en lugar de un “no” por fin te abran la puerta. Y te aseguro que ese día llega cuando menos te lo esperas.

Hijas de la peste, Aisling Gilmore

Una mañana más en la oficina… o no

En mi caso, mi teléfono sonó una mañana mientras trabajaba. Ya había perdido la fe en mi novela por culpa de muchos rechazos, e incluso me había replanteado reescribirla dándole un enfoque distinto. Llevaba semanas analizando qué factores de la historia eran los que fallaban para que nadie quisiera apostar por ella. Sabía que algunos aspectos de la trama eran algo arriesgados, pero confiaba en que, cualquiera que leyera Hijas de la peste de principio a fin, comprendería el mensaje y vería sentido a todo lo que había escrito. Además, yo había visto a mis lectores beta emocionarse y admirar lo que había escrito.

Y Valhalla pudo ver que esta historia escondía esa emoción que tanto hace falta en la literatura.

La verdad es que me sentí afortunada porque esta editorial me eligiera. Trabajar con ellos ha sido un viaje muy bonito que espero que pueda repetirse en un futuro próximo.

Algunos datos para conocer a Aisling Gilmore

Soy una apasionada de la literatura en todas sus vertientes, me considero a mí misma un poco Frankenstein. Como cualquier chica joven disfruto saliendo de fiesta y dándolo todo con mis amigas, pero también encuentro un eterno placer en dejarme querer por mi propia compañía, en encerrarme en casa un fin de semana viendo series bajo la manta con una taza de té o jugando a videojuegos. Soy adicta al cine, eso es una realidad, y me da igual la película siempre y cuando no sea de terror. La música es mi terapia y está presente en casi todos los minutos de mi día. Me ayuda a focalizar, a descargar tensión y dejar fluir mis emociones. Artistas como Taylor Swift, The Fray, Aly & Aj entre muchos otros forman la banda sonora de cada uno de mis recuerdos y vivencias. Y cuando estoy triste, estresada, enfadada o tengo un día extraño, saco mis emociones cantando a pleno pulmón en mi casa, acompañada a veces por mi fiel guitarra acústica. Tiendo a ser demasiado exigente conmigo misma y, por ende, con los míos, pero mi gente siempre está en el top 5 de mis prioridades. Es habitual encontrarme en una cafetería a media tarde, leyendo o escribiendo, y aunque soy muy tímida para iniciar una conversación, en el momento en el que alguien me abre la puerta, esa persona se convierte en una más en su círculo. La verdad es que no sé hasta dónde me llevará el camino que acabo de comenzar a recorrer, pero lo afronto con mucha ilusión, con mi inocencia característica (y que a veces me juega malas pasadas), y muchas ganas de seguir esforzándome para ser capaz de hacer cualquier cosa, o, como digo siempre, fingir que sé hacerlo hasta que aprendo.

Aisling Gilmore, escritora


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