Jane Eyre
(Reino Unido, EE.UU., 2011, 120 min)
Dirección:
Cary Joji Fukanaga
Guión:
Moira Buffini
Intérpretes:
Mia Wasikowska
Michael Fassbender
Jamie Bell
Judi Dench
Sally Hawkins
Según
IMDb, entre adaptaciones fieles y apócrifas, series de televisión, telefilms, especiales televisivos, cortos y largometrajes, la novela de Charlotte Brontë ha sido llevada a la pantalla más de una treintena de veces. (Es impresionante, pero “Cumbres borrascosas”, de su hermana Emily, ha sido incluso más adaptada, con 40 versiones.) La última en llegar, sólo cinco años después de la anterior versión, que fue una serie de la BBC, es esta película del norteamericano Cary Joji Fukanaga con Mia Wasikowska y Michael Fassbender, que también produce la BBC. Desconozco la novela y esta es la primera vez que veo una adaptación fiel de la obra (había visto “
Yo anduve como un zombie”, pero ésa era una versión muy libre).
Jane Eyre (Mia Wasikowska) huye asustada de una mansión una noche de tormenta, y tras deambular por los inhóspitos páramos ingleses, acaba en casa de John Rivers (Jamie Bell) y sus hermanas, donde la acogen como a una más de la familia. Allí Jane recuerda su terrible infancia, donde sufrió por vivir con una tía que no la quería y que la mandó a un internado donde la maltrataban. Ya de adulta, Jane encuentra un trabajo de institutriz en Thornfield Hall, un lugar por el que parece rondar un fantasma, y en donde el dueño, Edward Rochester (Michael Fassbender), la trata con dureza.
“Jane Eyre” es una película visualmente muy elegante. Fukanaga ha logrado crear unas atmósferas desasosegantes excelentes, consiguiendo unas escenas muy buenas, que varias veces parecen que se adentran más en el terreno del terror que en el del melodrama: la huida del principio, con esos paisajes tan desolados; el encuentro entre Jane y Rochester en un bosque lleno de una niebla espesísima; los recorridos por el interior de la casa de noche, llevando los personajes quinqués, donde se ve un poco a los actores y el resto es oscuridad absoluta; y los momentos que se intuye la presencia del fantasma, que son los mejores de toda la película. Pero “Jane Eyre”, a pesar de esos momentos tan logrados y de buenas interpretaciones, es muy aburrida.
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Mia Wasikowska |
Supongo que la trama comienza a mitad y luego dan un salto al pasado para que hubiera algo de misterio, para qué el espectador se preguntase de qué huía Jane. Y eso está logrado. El problema es que cuando se pasan a los flashbacks, éstos retroceden hasta la infancia, y a mí lo que me interesaba era el pasado cercano, no saber toda la vida de Jane Eyre (por lo visto, la novela tiene una estructura lineal, y así funcionaría mucho mejor la parte de la infancia). Me parece que deberían centrarse en la vida de Jane en Thornfield Hall y, sobre todo, en su relación con Rochester, que es lo más interesante de la película, y que si querían mostrar lo infeliz que había sido de niña, deberían haberlo hecho de forma mucho más breve.
En “Jane Eyre” me dejo de aburrir cuando veo por donde va a tirar la relación entre Jane y Rochester, y cada vez me parece más interesante, hasta que descubro qué impedimentos hay, que me parece el punto de mayor interés de toda la película. Y entonces, cuando por fin me he metido en la historia, saltan a casa de los Rivers para que comience otra trama. Esto mata toda la emoción que me estaba creando la película, y el final, que debería ser muy bonito, me deja bastante frío.
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