Jules y Jim [3]
Jules et Jim
(Francia, 1962, 105 min)
Dirección:
François Truffaut
Guión:
François Truffaut
Jean Gruault
Intérpretes:
Oskar Werner
Henri Serre
Jeanne Moreau
“Jules y Jim”, la tercera película de François Truffuat, es una obra capital de la Nouvelle vague, un movimiento que revolucionó el mundo del cine a finales de los 50 y principios de los 60 (sin él, el cine actual, incluido el de Hollywood, sería muy distinto), y que yo aborrezco. En esas películas puedes ver recursos estilísticos que entonces eran nuevos, y que luego se han integrado muy bien en las narraciones; pero suelen ser aburridos films intelectualoides, con unas narraciones con muy poca coherencia, y normalmente han envejecido peor que las películas de los Lumière.
“Jules y Jim” está basada en una novela semi-autobiográfica de Henri-Pierre Roché sobre la amistad, a principios del siglo XX, entre un escritor alemán, Jules (Oskar Werner), y un escritor francés, Jim (Henri Serre), y la relación que mantienen ambos con Catherine (Jeanne Moreau), la mujer de Jules.
François Truffaut es un director que me encanta, y su “Los cuatrocientos golpes”, que es pura Nouvelle vague, es una de mis películas favoritas; pero en esta infumable “Jules y Jim” se nota demasiado la influencia de su generación y es la peor película que he visto suya. (“La piel suave”, que fue su siguiente película, también me parece terrible, pero al menos tiene una parte central muy divertida.) Y es que aquí da la sensación de que Truffaut estaba intentando con demasiado ahínco demostrar que podía dirigir un cine adulto y serio; cuando luego repasas su filmografía y te das cuenta de que sus mejores películas son intrascendentes, tiernas, y divertidas.
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Jeanne Moreau, Henri Serre y Oskar Werner |
Haciendo un esfuerzo enorme, de “Jules y Jim” puedo destacar el uso de los congelados (cuando Moreau explica qué cara ponía en determinadas situaciones), algo que luego ha utilizado más sutilmente Martin Scorsese en “Uno de los nuestros” o “Gangs of New York”; las secuencia de montaje, que avanzan la trama utilizando la voz en off; y algún momento original y con emoción: cuando se ponen a buscar objetos en el campo; cuando cruzan el puente corriendo; Jules jugando con su hija; toda la parte de la Primera Guerra Mundial, con los amigos en bandos opuestos; y poco más.
Pero narrativamente, esta película pide muchísimo al espectador. Primero, le pide que se crea la amistad entre Jules y Jim, porque está narrada (y a toda pastilla) al principio, no mostrada; y le pide que se crea que los hombres caigan rendidos a los encantos de Catherine, un personaje que tal como aparece en la película es un zorrón desequilibrado que no hace más que incordiar. Yo no hacía más que preguntarme por qué nunca se cuestionaban los motivos de sus acciones (y la más grave es cuando se lanza al Sena), y por qué seguían con ella, cuando en pantalla es un personaje muy antipático, y la única forma de que eso fuera creíble sería que Catherine resultara fascinante.
“Jules y Jim” ha envejecido muchísimo, y si sigue manteniendo el estatus de clásico es porque mucha gente no se ha dado cuenta de lo apolillada que está. Supongo que en su época, 1962, la película sería muy provocadora por el triángulo amoroso que cuenta (y la novela más, que es de 1953), pero ahora toda la provocación se ha desvanecido; y los innovadores recursos estilísticos posteriormente se han utilizado mucho mejor que aquí.
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