La bella y la bestia [6]
Beauty and the Beast
(EE.UU, 1991, 84 min)
Dirección:
Gary Trousdale
Kirk Wise
Guión:
Linda Woolverton
Intérpretes (v.o.):
Robby Benson
Paige O’Hara
Richard White
Angela Lansbury
Jerry Orbach
Jeffrey Katzenberg es un productor importantísimo en el mundo de la animación. En la actualidad se encarga del departamento de animación de DreamWorks (ha supervisado “Shrek” -2001-, “Kung Fu Panda” -2008- o “Cómo entrenar a tu dragón” -2010-); pero su mayor logro fue que la Disney entrara en su segunda época dorada, desde finales de los 80 hasta finales de los 90, con una serie de musicales que barrieron en taquilla, logrando que adultos sin niños fueran a ver películas de dibujos animados; y se ganaron el beneplácito de la crítica.
En su día, “La bella y la bestia” (1991), que ahora se estrena en 3D, fue la película de animación más taquillera de la historia, con más de 400 millones de dólares recaudados en todo el mundo. El récord le duró poco: lo rompió al año siguiente la propia Disney con “Aladdin”, y más tarde con “El rey león” (1994), que sigue siendo la película de animación tradicional más taquillera. “La bella y la bestia” fue la primera película de animación en estar nominada al Oscar a Mejor Película (la segunda es “Up” -2009-, y porque la Academia decidió ampliar los candidatos a 10 este año), y de las seis nominaciones de las que partía (sigue siendo un récord para la animación, empatada con “Wall-E” -2008-), logró dos: Mejor Banda Sonora y Mejor Canción (“Beauty and the Beast”). Fue el año de “El silencio de los corderos”.
Érase una vez un príncipe al que una hechicera transformó en bestia por no saber ver la belleza interior de las personas. La bestia tenía de plazo hasta la llegada de su vigésimo primer cumpleaños para romper el hechizo; y para lograrlo debía enamorarse y enamorar a una mujer. Bella, que era una joven que no encajaba en su época por independiente, llegaba un día al castillo de la bestia. ¿Rompería Bella el hechizo?
“La bella y la bestia” empieza muy bien. La leyenda con la que arranca la película está contada a través de vidrieras, que además de para situar la historia en un contexto concreto (una versión del siglo XVIII en Francia), sirve para ocultar el aspecto de la bestia cuando era hombre, sin que resulte forzado.
La presentación de Bella y del pueblo es muy buena, con ese número musical por las calles del poblado, con Gaston dando la tabarra y Bella explicando que nunca ha sido normal. En diez minutos, el espectador tiene varios conflictos que lo meten en la historia: la bestia tiene que encontrar a una mujer que lo quiera, porque se le acaba el tiempo, y Bella tiene que evitar a Gaston, aunque eso suponga el ostracismo.

El problema de esta película es que tras un principio tan bueno, se pierde bastante en el nudo. Por un lado, preparan mucho la amenaza que supone Gaston (el número musical en la taberna es divertidísimo), pero lo apartan demasiado tiempo para pasar al castillo, y de este modo, la tensión se rebaja mucho en esa trama. Y por otro lado, la relación entre Bella y la bestia va demasiado rápido.
Dedican mucho tiempo a presentar el castillo y los objetos animados, que son muy graciosos, pero el cambio en los protagonistas es muy forzado. Lo más grave es el número musical de la vajilla. Durante unos años Disney estuvo jugando al “más difícil todavía” con sus musicales, creando números musicales muy imaginativos y espectaculares. Éste del candelabro bailarín, que está muy bien hecho, para en seco la trama. Y luego, Bella era que tan independiente al principio se enamora de la bestia… ¿porque tiene una biblioteca muy grande? Pero si resulta que esta chica tan moderna es más facilona que las rubias pechugonas que suspiraban por Gaston.
“La bella y la bestia” no está mal, tiene muy buenas intenciones, es divertida e imaginativa, pero no es el clásico que nos quieren vender. Y desde luego, lo que hace Pixar en la actualidad es mucho mejor. Pero si la Disney decide pasar todas sus películas animadas de 3D y estrenarlas en cines, no me perderé ni una.
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