La cinta blanca [4]
(Austria, Alemania, Francia, Italia, 2009, 144 min)
Dirección y guión:
Michael Haneke
Intérpretes:
Christian Friedel
Leonie Benesch
Ulrich Tukur
Ursina Lardi
Ernst Jacobi
Aquí tenemos la que posiblemente será la película más prestigiosa de todo el año. La firma un director de renombre; la crítica la considera una obra maestra y la compara con los trabajos de Dreyer y Bergman; y ha ganado un montón de premios allá por donde ha pasado (Palma de Oro, Globo de Oro a película extranjera, tres Premios del Cine Europeo –película, director y guión-, está nominada a los Bafta y tiene muchas papeletas para llevarse el Oscar a película de habla no inglesa). El secreto de tanto prestigio reside en que es un film muy serio, rodado en blanco y negro, que deliberadamente pide un esfuerzo al espectador para meterse en la historia, y que gracias a lo que dice el narrador al principio sobre que los acontecimientos en ese pueblo alemán en 1913 tal vez fueran el origen de lo que pasó veinte años después en su país (y a las declaraciones de Haneke en Cannes diciendo que el film trata “del origen de todo tipo de terrorismo, ya sea de naturaleza política o religiosa”), muchos vean “La cinta blanca” como una película sobre los albores del nazismo. Yo, sinceramente, creo que está muy sobrevalorada, y que el muy hábil de Haneke ha conseguido que la gente añada valores, que no existen, a su film.
La película cuenta las vivencias de un pequeño pueblo al norte de Alemania, justo antes de la Primera Guerra Mundial. Los niños reciben una educación muy estricta mientras que los adultos se odian los unos a los otros, ya sea por hipocresía o por cuestión de clases, lo que crea un ambiente malsano en la aldea.
Los primeros minutos no están nada mal, con una escalada de tensión bien construida: una campesina muere por culpa del administrador y su hijo decide vengarse destrozando las coles del barón. La respuesta del pastor protestante es recriminar a la familia de la campesina en la iglesia. Parece que la película va a centrarse en cómo se hacen la vida imposible los unos a los otros a partir de este suceso, pero en seguida pierde el rumbo: el resto son escenas de lo rígida que era la sociedad en la época, pero el film carece de dirección, no se sabe muy bien lo que Haneke quiere contar. Apenas hay evolución dramática de los acontecimientos, las cosas ocurren un poco porque sí, muchos momentos no está preparados (como el ataque al hijo del barón o al niño retrasado; o el rechazo del médico a su amante) y no existe causa-efecto, lo que provoca que esta película no sea ni la mitad de efectiva, y de dura, que otras de su director.
Si “La cinta blanca” realmente es un estudio sobre los orígenes del nazismo o de la violencia, fracasa estrepitosamente. Las únicas (y muy leves) pistas que hay sobre la maldad de los niños son los comentarios de Haneke en Cannes, las declaraciones del narrador al principio, el título de la película, la muerte del pájaro y la escena de la flauta a orillas del río. Y con los adultos, lo único que hay es lo de las coles y que son muy antipáticos. Ya no hay una escalda de tensión por un incremento de la violencia. Encima, Haneke al final deja abierto qué sucedía realmente en el pueblo (pensaría que era demasiado obvio dar respuesta a la incógnita sobre la que gira la película desde la primera escena). Yo a esto lo llamo tener mucho morro.
![]() |
Christian Friedel y Leonie Benesch |
Además, decir que ese tipo de sociedad engendraba violencia es una idea un poco básica. Supongo que en Europa hace un siglo la educación que se daba a los niños era muy similar, al igual que la vida en el campo sería muy parecida en todo el continente, y no por ello todos los países europeos tuvieron regímenes totalitarios en los años 30.
El MacGuffin que monta Haneke es muy estúpido. Puedo entender los actos de violencia sin testigos (como el incendio del granero o el cable del principio), pero que no se sepa quien atacó a los niños, no tiene ni pies ni cabeza: ¿acaso los niños no tenían ojos y boca y no podían acusar a los culpables? Pues según Haneke, no, que entonces no tendría película.
Haneke, empeñado en que el espectador haga un esfuerzo por seguir la historia, no presenta bien a los protagonistas (sin ir más lejos, no sabemos quién es el narrador hasta que no pasan quince minutos, o es incapaz de hacer un primer plano del médico cuando se cae del caballo) y cuesta saber quién es quién, especialmente los niños. Pero claro, Haneke hace esto adrede y los críticos dirán que es un signo de genialidad. Del mismo modo, de la campesina muerta tan sólo vemos las piernas, ¿cómo iba a hacer Haneke un plano de su cara, no fuera a ser que sintiéramos algo por ella?
La película está llena de este tipo de planificación y puesta en escena, donde no se ven bien las cosas, para alejar más y más al espectador, y que tenga que estar trabajando para averiguar lo que está pasando. Sucede con el ataque al niño del barón, al que apenas conoces, y donde tardas muchísimo en saber quien es porque cuando ocurre, hay un plano general donde es imposible distinguirlo.
A pesar de lo dicho, “La cinta blanca” tiene elementos muy buenos, que hacen que la película no sea una bazofia. Destaca una fotografía en blanco y negro y un reparto excelentes. La historia de amor entre el profesor y la niñera está muy bien (más que nada porque hay una evolución de los acontecimientos, y los actores transmiten mucha ternura), retrata a la perfección la rigidez de la época, y hay escenas aisladas que son sobresalientes: la conversación de los hijos del médico sobre la muerte; el regreso a casa del doctor; el diálogo sobre masturbación entre el pastor y su hijo; la muerte del pájaro (porque sí está preparada); o mi favorita y que me parece genial, la escena en la que el profesor le propone a su novia ir al río. Pero, desgraciadamente, la suma de unos elementos notables no garantiza un conjunto bueno. Aquí el conjunto es aburridísimo.
Michael Haneke. Un claro ejemplo de créate fama y échate a dormir.
Bueno, pues si tú dices que no es una bazofia, no lo será ¡pero a mí me lo parece! Tanta historia para no decir nada nuevo que no sea contarnos los comienzos del siglo XX en las sociedades rurales de todo el mundo. Y se acabó. Parece mentira que sea el mismo director que me encandiló con Funny Games. Bazofia.