La vida de Pi [8]

Poster original de La vida de PiLife of Pi
(EE.UU., 2012, 127 min)
Dirección:
Ang Lee
Guión:
David Magee
Intérpretes:
Suraj Sharma
Irrfan Khan
Adil Hussain
Tabu
Rafe Spall
Gérard Departieu

 

“La vida de Pi” parecía condenada a no llevarse a cabo.  La novela, publicada en 2001, se convirtió en un prestigioso best-seller, algo que es rarísimo en el mundo editorial, y Hollywood le echó el guante a los derechos en 2003. Desde entonces el proyecto no dejó de moverse, pero no fue hasta 2010, cuando entró Ang Lee, que la película se puso en marcha. No he leído la novela de Yann Martel, pero supongo que la dificultad para encontrar financiación estribaba en que el 75% de la película sería simplemente un chico hindú y un tigre en medio del océano, algo que a priori no suena terriblemente excitante, y que el film requeriría un gran presupuesto por la cantidad de efectos especiales que necesitaría. “La vida de Pi” ya es una realidad y Ang Lee ha salido muy airoso: es su mejor película desde “Tigre y dragón” (2000) y una de las mejores del año.
   Pi Patel (Suraj Sharma) es un chico hindú que se ha criado en un zoo. Durante toda su vida, Pi ha estado buscando a Dios, sin importarle mezclar varias religiones en el proceso. Cuando Pi tiene 16 años, su padre decide vender el zoo y mudarse con su familia y todos los animales a Canadá. Entonces Pi se embarcará en la mayor prueba de su vida, de la que saldrá sabiendo si realmente Dios existe o no: en la travesía el barco naufraga y sólo se salva Pi con una cebra, una orangután, una hiena y un tigre de bengala, y el chico tendrá que ingeniárselas para sobrevivir con las bestias.
Suraj Sharma en La vida de Pi
Suraj Sharma

“La vida de Pi” ni mucho menos es una obra maestra. La película es una narración dentro de una narración, y tarda demasiado en empezar. De toda la parte de la India, que muchas veces va a la deriva, funciona cómo Pi se las ingenia para darle la vuelta a lo que le llaman sus compañeros; la presentación de Pondicherry y la piscina francesa, que son tan bonitas e irreales que ya van marcando el tono que tendrá la parte central del film; la escena del tigre; y la búsqueda de Dios que emprende Pi. La presentación de su familia para crear empatía no acaba de funcionar porque hay grandes saltos en el tiempo, y la historia de amor sobra. Lo de la historia de amor me parece una oportunidad perdida: está claro, al acabar la película, que Pi sí ha encontrado a Dios, y a mí me parecía que ese tema se podía reforzar haciendo que su mujer, ya siendo adulto, fuera la chica del principio; que Dios le hubiera indicado que una vez que había perdido a su familia él debía fundar otra. Pero eso no está en la película.

   Entonces el barco zozobra, y la película entra en una parte central excepcional. La relación entre Pi y el tigre es genial por lo imaginativa que es, porque siempre hay variación y evolución de los acontecimientos, y por lo bellísima que es visualmente. Lee ha tirado claramente por una estética irreal, y yo creo que funciona muy bien: de este modo el director puede crear planazos, y así evitar la monotonía visual (era muy difícil mantener la atención del espectador en una parte en la que apenas hay diálogos), y como trata sobre la búsqueda de Dios, la estética pega porque muestra pequeños milagros que demuestran su existencia.
   Al final sucede algo que deja en entredicho todo lo acontecido hasta entonces. A mí me parece que la historia real es la del tigre, con ese final en el que el protagonista se da cuenta de por qué tuvo que pasar por esas tribulaciones y de que de lo que más se arrepiente es de no haber tenido tiempo de despedirse de los suyos y darles las gracias, y porque critica a toda la gente que pone en duda las historias que se salen de lo normal. Y si es la otra, pues como dice Pi, Dios también prefiere la del tigre.
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