Lawrence de Arabia [10]

Poster original de Lawrence de ArabiaCINEFILIA

Lawrence of Arabia
(Reino Unido, EE.UU., 1962, 227 min)
Dirección:
David Lean
Guión:
Robert Bolt
Michael Wilson
Intérpretes:
Peter O’Toole
Omar Shariff
Alec Guinness
Anthony Quinn
Jack Hawkins
Anthony Quayle
Claude Rains
Arthur Kennedy
José Ferrer
Tras el portentoso éxito de crítica y público de «El puente sobre el río Kwai» (1957), el director David Lean y el productor Sam Spiegel recurrieron a las memorias de T.E. Lawrence, «Los siete pilares de las sabiduría», para su siguiente proyecto. «Lawrence de Arabia» (1962) fue una carísima superproducción, con un rodaje de casi año y medio en Jordania, Marruecos y España, que también logró ser un portentoso éxito de crítica y público. La película catapultó a Peter O’Toole al estrellato, quien venía del teatro y de hacer papeles secundarios en el cine y la televisión, y abrió las puertas de Occidente al egipcio Omar Shariff. Como «El puente sobre el río Kwai», «Lawrence de Arabia» ganó 7 Oscars, incluidos Mejor Película y Mejor Director, y fue la obra cumbre de David Lean.
   Personalmente, «Lawrence de Arabia» me parece una de las obras cumbres del cine: hay alguna película de la misma calidad, pero ninguna mejor.
   En plena Primera Guerra Mundial, el teniente británico Lawrence (Peter O’Toole) recibe el cometido de entrevistarse con el príncipe árabe Feisal (Alec Guinness) para conocer sus intenciones con respecto a los turcos, que son los aliados de los alemanes en Arabia. En su viaje por el desierto, Lawrence descubre lo enemistadas que están las tribus árabes; y de Feisal que querría expulsar a los turcos, pero sin la ayuda de los británicos, de los que recela por su imperialismo. Lawrence se gana su respeto y le convence para permitirle acometer una misión casi suicida: tomar la ciudad de Akaba desde el desierto, en vez de desde el mar, lo que implica atravesar el mortífero desierto de Nefud. Feisal le entrega cincuenta hombres, entre los que está Ali Ibn el Karish (Omar Shariff), el jefe de una tribu. En el camino Lawrence encuentra su lugar en el mundo, sintiéndose árabe, y a Auda Abu Tayi (Anthony Quinn), el jefe de otra tribu, que les ayudará a tomar Akaba.
   «Lawrence de Arabia» se divide en dos partes. La primera llega hasta la toma de Akaba; es más lenta, y es donde están los famosísimos planos del desierto. Aquí muestra cómo Lawrence pasa de no saber cuál es su lugar en el mundo a sentirse árabe (es un momento muy bonito cuando le entregan la túnica blanca).
Peter O'Toole en Lawrence de Arabia
Peter O’Toole

Ese ritmo lento funciona por lo bellísima que es visualmente; porque el espectador, al mismo tiempo que Lawrence, va descubriendo cómo es la cultura árabe; y porque Lawrence constantemente tiene que ir alcanzando metas: primero llegar al campamento de Feisal, luego cruzar el desierto de Nefud para atacar Akaba (uno de los momentos más emocionantes de toda la película es cuando Lawrence regresa para salvar a un hombre); luego convencer a Auda Abu Tayi para que se una a ellos; luego matar a un hombre para evitar una guerra entre tribus (aquí hay un comentario sobre el destino, que le da la razón tanto a Lawrence como a los árabes); y entonces tomar Akaba. La toma de Akaba es magnífica.

   La segunda parte es más dinámica. Lawrence es un héroe en la guerra contra los turcos y se ha endiosado (hay una secuencia genial del ataque a un tren, con un paseo por el techo precioso, donde Lawrence se jacta de que se solo lo pueden matar con una bala de oro).
   Lawrence se hunde tras ser detenido en Dar’a, y reconoce que jamás será árabe por el color de su piel. Quiere abandonar, pero antes de que los ladinos de los británicos y los franceses se repartan Arabia cuando acabe la guerra, quiere asegurarse de que si toma Damasco con sus hombres, ésta permanecerá para ellos. Y para lograrlo, para consternación de su amigo Ali Ibn el Karish, se salta sus principios, contratando a mercenarios y ensañándose con el enemigo. Y acaba con dos ironía: lo que sucede en la reunión de las tribus árabes en Damasco, y lo que hace el príncipe Feisal al final.
   Para sacarle más rendimiento económico, «Lawrence de Arabia» se reestrenó en varios años, pero el productor la fue recortando hasta quitarle 40 minutos de sus 227 originales (incluyen la overtura, el intermedio y la música de salida), centrándose en los aspectos más espectaculares y vendiéndola como una película de aventuras. En 1989 el film, bajo la supervisión del propio Lean y la ayuda de los intérpretes y la montadora original, Anne V. Coates, fue minuciosamente restaurado y recuperó su metraje original.
   Y es que «Lawrence de Arabia», además de maravillosa, es muchas cosas, y si quitas una, el conjunto pierde: es un épica superproducción con espectaculares escenas de masas; un complejo estudio de un personaje muy contradictorio; un comentario sobre lo manipuladores que son los políticos; un magnífico retrato de la Arabia de la época, que muestra muy bien el contraste entre culturas. Además tiene varios de los planos más bellos de la historia del cine, una potentísima banda sonora de Maurice Jarre, está hecha con un gusto impecable, y todo el reparto es extraordinario. Todos los elementos se acoplan a la perfección y dan como resultado casi cuatro horas de cine fuera de serie.
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