Los últimos días [2]
(España, 2013, 98 min)
Dirección y guión:
David Pastor
Àlex Pastor
Intérpretes:
Quim Gutiérrez
José Coronado
Marta Etura
Leticia Dolera
Dirección y guión:
David Pastor
Àlex Pastor
Intérpretes:
Quim Gutiérrez
José Coronado
Marta Etura
Leticia Dolera
No sé qué oscura y maléfica fuerza hace que siga viendo cine español.
“Los últimos días” es la segunda película de los hermanos Àlex y David Pastor (curiosamente debutaron con una película americana: “Infectados”, 2009), y tiene la originalidad de mostrar un mundo post-apocalíptico en Barcelona. Pero también tiene un guión terrible, terrible, terrible.
Marc (Quim Gutiérrez) se ha quedado encerrado en la oficina cuando un virus se ha propagado por el planeta, haciendo que la gente no puede salir a la calle (pero pueda beber agua de lluvia sin problemas, abrir la ventana y respirar una fresca bocanada de aire, o moverse por el metro como Pedro por su casa). Marc tiene una misión: llegar al centro comercial donde trabaja su novia (Marta Etura) para ver si sigue viva. Pero para lograrlo, tendrá que aliarse con un hombre que desprecia, Enrique (José Coronado), quien había sido contratado por la empresa de Marc para mejorar el rendimiento laboral.
En esta película está clarísimo que los directores se han esmerado en cuidar el aspecto visual y han dejado de lado la parte narrativa: visualmente está muy bien, pero narrativamente es un desastre que no tiene ni pies ni cabeza, y sí toneladas y toneladas de aburrimiento.
Ya empezando por ese virus que no hay quien se lo crea, y que provoca una situación que tampoco hay quien se la crea. A ver, si la gente se puede dar garbeos por el metro, es de esperar que después de los primeros días de pánico, las autoridades se hicieran con el control, porque por el metro y las alcantarillas podrían llegar a gran parte de la población. No me creo que se llegue a esa situación de descontrol donde hay personas que parecen zombis y gobierna la ley del más fuerte.
Pero lo peor que tiene la película es lo torpe que es para subir la tensión: los Pastor constantemente se sacan (y estiran hasta el infinito) situaciones de la manga. El protagonista, por algún extraño motivo (el mismo que me hace a mí ver cine español) se cuela en el piso de un vecino con el que no se habla, para que éste le amenace con un cuchillo. Cuando salen al metro, un ratero les roba la mochilla donde lleva el GPS. José Coronado debe de sufrir un trastorno de múltiple personalidad, porque tan pronto es bueno como es malo. Cuando van a casa del protagonista, se ponen a pelear con el ocupa antes de cruzar media palabra (y cuando se cansan, pues llega la hija… y hablando se entiende la gente).
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Quim Gutiérrez y José Coronado |
Cuando van en busca del padre de Coronado, que está ingresado en un hospital, se encuentran con otros que buscan un hospital, y para subir la tensión, los Pastor se crean un diálogo demencial: los otros personajes hablan de rumores (lo dicen en catalán para que Coronado no se entere, pero lo que dicen es tan sencillo que incluso yo me enteré), pero aún necesitando un hospital urgentemente no han sido capaces de sacar la cabeza un momento a la calle para saber si los rumores son ciertos. No tiene sentido.
Uno de los momentos más marcianos es cuando se encuentran con un oso. Es algo tan raro, que a mí me parece que tendría que haber sido preparado: los personajes saben que a los animales no les afecta el virus, y que corre el rumor de que los del zoo se han escapado. Así ya estabas subiendo la tensión, porque no sólo tendrían que apañárselas para cruzar Barcelona por el metro, sino que correrían el riesgo de cruzarse con una bestia. Pero como está en la película, lo mismo podía haber aparecido un oso que un dinosaurio. (Yo pensé: “Hombre, uno de los famosos osos barceloneses, esos que se esconden agazapados en las esquinas para saltarte a la chepa cuando menos te lo esperas”.)
Lo del centro comercial es demencial. En teoría Marta Etura fue al supermercado cuando todavía no había atacado el virus, ¿y cómo es posible que le dejara ese mensaje a su novio escrito en un espejo? Pues es para estirar la situación más y más. Y entonces, justo cuando llega el protagonista al súper, deciden atacar los chicos de “El señor de las moscas”, que no pueden salir a la calle, pero que han decidido embadurnarse la cara con betún.
Y cuando parece que ya se está acabando este suplicio, a la película todavía le queda un ratito.
Pues mira que quería verla…si me la pones así, creo que me esperaré a que salga por la tele (al ser una producción española fijo que la pasan)
Igual a ti te gusta más por esto que sale Barcelona, pero es terrible.
Fui con un amigo, y antes de meternos nos fuimos a tomar una cañas. Desgraciadamente no bebimos lo suficiente para emborracharnos.