Love Exposure [4]
Ai no mukidashi
(Japón, 2008, 237 min)
Dirección y guión:
Sion Sono
Intérpretes:
Takashiro Nishijima
Hiraki Mitsushima
Sakura Ando
Atsuro Watabe
Makiko Watanabe
“Love Exposure” es una muy peculiar película de 2008, del japonés Sion Sono, que recorrió varios festivales llamando la atención, pero que tuvo una distribución cinematográfica muy limitada (en España nunca se estrenó en cines). Supongo que el factor que más influía en su contra era una claramente excesiva duración de cuatro horas.
Yu Honda (Takashiro Nishijima) es un chico que 17 años que ve cómo su padre (Atsuro Watabe) se convierte en un cura católico tras morir su madre. Pero el padre en seguida se echa una amante (Makiko Watanabe) con la que vive a escondidas. Cuando la amante lo abandona, el padre se hace malo y se obsesiona con que Yu se confiese todos los días; pero como el chico es bueno, no le queda más remedio que inventarse pecados; y como no convence al padre, no le queda más remedio que juntarse con unos pandilleros y hacerse malo. Entonces descubre una forma muy divertida de ser malo; y un poco más adelante hay un milagro y encuentra a la chica de sus sueños (Hiraki Mitsushima); y más tarde una chica de una secta (Sakura Ando) intentará secuestrar a su familia para que se hagan adeptos.
“Love Exposure” visualmente es bastante mala (se nota muchísimo que está grabada en vídeo, tiene una planificación muy torpe, y está mal montada –muchos insertos no te da tiempo a verlos-) y tiene un guión muy malísimo. Da la sensación de que a Sion Sono, mientras iba escribiendo, se le iban ocurriendo ideas para ir complicando la trama, y en la revisión, en vez de simplificar las cosas, lo que hizo fue ir plantando elementos para que encajaran en el conjunto (por lo visto hubo un primer montaje de seis horas que los productores le obligaron a reducir). Y es que la película está llena de partes repetitivas, de momentos estirados hasta el infinito, de escenas que muestran un montón de pasos que se podían haber resumido para llegar a otra parte de la trama, y al final hay tantos giros, y dura tantísimo, que resulta agotadora y te da igual qué les pase a los personajes.
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Hiraki Mitsushima y Takashiro Nishijima |
Lo mejor de “Love Exposure” es una hora y media divertidísima y llena de elementos geniales, que comienza cuando lleva cerca de una hora de película. Es cuando el chico decide hacerse malote y encuentra a un maestro muy peculiar que le enseña a fotografiar bragas por la calle sin que las chicas se den cuenta. Las escenas son tan estúpidas y las imágenes tan cutres que son hilarantes. Pero llega un momento que esta parte se alarga demasiado porque Sion repite lo mismo: primero el chaval tiene que aprender a hacerlo, y cuando es un experto, enseña a sus colegas a que lo hagan, y no hay variación de las acciones.
Luego llega el milagro, que es divertidísimo por lo demencial que es el encuentro y lo bien que está preparado, y a ese encuentro Sion le sacará mucho provecho en escenas donde cruza descaradamente la frontera del mal gusto, pero que funcionan a la perfección (me daban ganas de levantarme y aplaudir en el montaje paralelo entre la chica emocionada porque se ha enamorado por primera vez y el chico extasiado porque por primera vez se ha empalmado como un campeón), y le va dando giros y giros que cada vez son más divertidos.
En esa parte también destacan el flashback que muestra el pasado de la chica de la secta, que es como un Tarantino muy pasado de revoluciones; y tienen mucha gracia cómo lidia la protagonista con su odio por los hombres (a guantazo limpio), y cómo la novia loca del padre lo conquista persiguiéndolo en coche y echándolo de la carretera.
Pero luego la película pierde frescura y no la vuelve a recuperar. Y para entonces aún queda hora y media de película.
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