
CINEFILIA
Monkey Business
(EE.UU., 1952, 97 min)
Dirección:
Howard Hawks
Guión:
Ben Hecht
Charles Lederer
I.A.L. Diamond
Intépretes:
Cary Grant
Ginger Rogers
Charles Coburn
Marilyn Monroe
“Me siento rejuvenecer” es una comedia muy menor de Howard Hawks, con Cary Grant, Ginger Rogers y Marilyn Monroe. La película es muy tontorrona y la trama simplemente se guía por los efectos que tiene una fórmula química en la gente que la toma: se comportan como niños pequeños. Pero los actores son excelentes y el film está lleno de momentos divertidísimos.
Barbany Fulton (Cary Grant) es un despistado científico que busca una fórmula para rejuvenecer a la gente. Cuando está convencido de que ya ha dado con la clave, un chimpancé se pone a juguetear con elementos químicos y crea un compuesto que acaba en el surtidor de agua del laboratorio. Barbany se bebe su fórmula y un vaso de agua… y comienza a comportarse como un niño pequeño. Al día siguiente, cuando ya se le han pasado los efectos, la mujer de Barbany (Ginger Rogers) va al laboratorio y se bebe la fórmula y un vaso de agua para que su marido estudie su comportamiento. Y entonces la mujer empieza a actuar como una niña pequeña.
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Cary Grant y Ginger Rogers |
La película tarda mucho en empezar porque Hawks se detiene demasiado en presentar qué aburridos son esos personajes y su mundo, y hay situaciones que en teoría son divertidas, pero que no lo son tanto (la presentación de Marilyn Monroe; el gag copiado de “La fiera de mi niña” donde Ginger Rogers se rompe el vestido; o cuando el chimpancé mezcla los elementos químicos, que como idea está muy bien, pero que dura muchísimo en pantalla).
La película gana enteros cuando Cary Grant, que tenía una enorme vis cómica, se pone a hacer el tonto en situaciones divertidísimas junto a Monroe, que no entiende nada de lo que está pasando (en esa parte hay un chiste que ya no funciona: cuando se corta el pelo, porque ahora no ves que sea un corte juvenil).
Y vuelve a haber un subidón de interés cuando Ginger Rogers, que no estaba especializada en comedia, hace lo mismo y demuestra que era una gran comediante. Como pasa con la parte de Cary Grant, todo es muy básico y tontorrón, pero muy divertido.
En el tercer acto Hawks sube la intensidad del humor con situaciones que son absurdas pero que están más preparadas y elaboradas que en las dos primeras partes, y el resultado, varias veces, es desternillante: yo me reía a carcajadas con la reunión de los ejecutivos, donde Ginger Rogers está divertidísima; en la escena de Rogers con el niño en el taxi; y cuando Cary Grant se pone a jugar a los indios con los niños.
Se puede decir que “Me siento rejuvenecer” es un chiste de 90 minutos.
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