Moneyball: Rompiendo las reglas [9]
(EE.UU., 2011, 133 min)
Dirección:
Bennett Miller
Guión:
Steven Zaillian
Aaron Sorkin
Intérpretes:
Brad Pitt
Jonah Hill
Philip Seymour Hoffman
Robin Wright
Chris Pratt
Vaya por delante que lo único que sé del baseball es que es un deporte tremendamente popular en Estados Unidos que implica un bate, una pelota, y un grupo de hombres corriendo en círculo; que la anterior película de Bennett Miller, “Truman Capote”, me parece una de las más aburridas que he visto en mi vida; y que Brad Pitt no me suele apasionar. Pues bien, Bennett Miller ha dirigido una película de baseball con Brad Pitt y le ha quedado un film apasionante con un inmenso Pitt. Y es que “Moneyball” realmente no va de baseball, sino de luchar por tus sueños, incluso cuando tienes a todo el mundo en contra, y seguir adelante porque intuitivamente sabes que estás en el buen camino. Y ése es un tema que a mí me llega muchísimo.
“Moneyball” está basada en un libro de no ficción de Michael Lewis de 2003 que relata como un equipo de baseball, los Oakland Athletics, se arriesgó a cambiar por completo la forma de fichar a los jugadores en la temporada de 2002. En la película Brad Pitt interpreta a Billy Beane, el manager de ese equipo, quien se siente frustrado al tener que competir con equipos que le triplican en presupuesto: el sistema hace imposible que consiga buenos jugadores, porque se quedan con equipos que les pagan más, y mantener a nuevos talentos, porque se van a otros equipos cuando comienzan a destacar.
Un día Beane conoce a Peter Brand (Jonah Hill), un recién licenciado en Económicas que le muestra una fórmula para fichar a los jugadores basada en las estadísticas de sus actitudes para ese deporte, no en su físico o la intuición de los cazatalentos. Aun sabiendo que eso va en contra de la tradición del baseball, Beane decide aplicar la fórmula de Brand. Pero lo que parece perfecto en el papel, no da tan buenos resultados en la vida real.
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Brad Pitt y Jonah Hill |
El guión de “Moneyball” es excelente. La película tiene una claridad expositiva apabullante, y hace que incluso sin que tengas idea del deporte, entiendas todo lo que está pasando y lo que está intentando lograr Pitt; y eso que tienes que estar asimilando constantemente nueva información y reconociendo a muchísimos personajes secundarios. Pero nunca te pierdes ni te agotas.
Además, tiene una estructura modélica en cuando a ascenso de la tensión. Como sabes muy bien lo que se está jugando Pitt (además se molestan en dibujarlo como un ser humano. Aquí ayuda mucho el personaje de la hija y su pasado como jugador), cada vez que hay un contratiempo, sufres. Las cosas van de mal en peor, y el único apoyo que tiene es Jonah Hill, que no es precisamente la persona más segura del mundo ni de la que más te fiarías.
Lo que más me gusta de “Moneyball”, aparte de lo bien que Miller crea escenas de muchísima emoción sin caer en el melodrama (la película siempre es muy contenida, y ese tono se mantiene de principio a fin, aunque en varios momentos te den ganas de saltar de la butaca) es lo calmado que parece Pitt de cara al exterior, cuando está claro que por dentro está sufriendo mucho. Y cómo sin hacer caso a los críticos, a los que dicen que no se pueden cambiar las cosas, a los que esperan resultados inmediatos (está visto que los periodistas son igual de miserables en todas partes), Pitt continua adelante porque tiene plena confianza en lo que está haciendo.
Si hiciéramos caso a la gente que dice “no funcionará”, aún estaríamos viviendo a las orillas del Tigris y el Eúfrates. Afortunadamente la historia de la humanidad está llena de personas como Billy Beane.
Será, será. Pero yo, cada vez que salía el deporte desconectaba. Así que no tengo una opinión muy positiva de la película.