Naturaleza muerta [3]
(China, Hong Kong, 2006, 111 min)
Dirección:
Zhang Ke Jia
Guión:
Zhang Ke Jia
Na Guan
Jaimin Sun
Intérpretes:
Tao Zhao
Zhou Lan
Sanming Han
Hace un año el Festival de Venecia otorgaba su máximo galardón a la película china “Naturaleza muerta”, del aquí desconocido Jia Zhang-ke. El premio (y la muy positiva respuesta de la crítica) es un claro ejemplo de que el cine exótico que llega a occidente está bien considerado simplemente por venir de los países que viene.
De este modo hemos vivido en los últimos años la moda del cine de terror japonés; los laureles del iraní Abbas Kiarostami y del finlandés Aki Kaurismäki (por mucho que sus películas sean aburridas a más no poder); la fama del nipón Takeshi Kitano, el cual tiene una filmografía completamente irregular que va desde la excelente “Dolls” hasta la mediocre “Zatoichi”; o el renacer del cine chino gracias a las figuras de dos directores muy interesantes: Zhang Yimou y Chen Kaige. En este cajón de sastre que es el cine de otras latitudes hay de todo, pero los festivales internacionales y la crítica se empeñan en verle buena calidad, aunque muchas veces ésta brille por su ausencia.
Y es precisamente esta tendencia a juzgar el cine no occidental con distinto rasero lo que le permitió a “Naturaleza muerta” ganar el León de Oro cuando tenía en frente competidoras mucho mejores (pero occidentales) como son “La reina”, “El libro negro” o “Hijos de los hombres”.
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Sanming Han |
Narrada de una forma muy, muy lenta (si una película de Hollywood tuviera este ritmo, sería un coñazo; como es china, es un film sereno), conocemos la vicisitudes de hombre en busca de su mujer, que lo abandonó 16 años atrás. Poco a poco vamos conociendo el pasado del protagonista, y justo cuando ya estamos situados en la película, sin previo aviso, meten con calzador la historia de una mujer a la cual abandonó su marido hacía dos años y al que busca en la misma ciudad donde se encuentra el protagonista.
Supongo que al señor Zhang-ke le parecía muy trillado esto del montaje paralelo y decidió dedicarle una hora a la historia de un hombre, pasar sin ninguna transición a la historia de una mujer que nada tiene que ver lo todo lo que hemos visto hasta entonces, acabar esta trama a la media hora y volver durante los último 30 minutos al hombre del principio. Hace esto un director americano y los críticos se le tiran al cuello.
No es la estructura el único problema del film. Varias veces el director se revela incompetente a la hora de rodar conversaciones entre personas. Sirva como ejemplo la escena del protagonista y el hermano de su mujer y la del protagonista y sus compañeros de trabajo: la cámara enfoca durante un rato a un lado de la conversación, no vemos contraplanos de la réplicas, y de repente hay una panorámica que sitúa la cámara al otro lado de la acción, faltando ahora los contraplanos del otro lado. El cine es un arte y no hay reglas escritas de cómo rodar las conversaciones, pero desde luego, hacerlo de esta manera es como construir un edificio sin cimientos.
Nos encontramos aquí con una película ganadora de un premio muy prestigioso que es lenta y aburrida, tiene una estructura muy mala y está mal rodada. Eso sin contar las salidas de tono del ovni y el edificio que despega (¿qué significa eso? ¿algún chiste privado chino?) en un film supuestamente realista. Sólo para esnobs, el resto, abstenerse.
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