No sé quién eres [6]
NOVELA
No sé quién eres
(España, 2013, 201 páginas)
Miguel Torres López de Uralde
Miguel Torres López de Uralde es licenciado en Filología, y lleva desde 2002 publicando novelas. Con la última, «No sé quién eres» (2013), que es una novela que enlaza varias historias llenas de incógnitas, ganó el Premio Tristana de novela fantástica concedido por el Ayuntamiento de Santander.
Un hombre llega a Málaga por cuestiones de trabajo, y como ahí pasará unos años, decide comprarse un piso. Buscando una vivienda, da con el misterioso Sr. Somoza, un anciano de nacionalidad incierta que vende un piso lleno de artefactos del Amazonas, y que además tiene vistas al cementerio de San Miguel. El hombre decide comprarlo, sin saber que poco más tarde conocerá a una enigmática mujer, que siempre visita una tumba, de la que se enamorará. Una noche, antes de la venta, el anciano le agasaja con una cena amazónica, y le cuenta una apasionante aventura que corrió en su juventud, cuando se perdió en la selva de Brasil.
«No sé quién eres» es muy irregular. Las primeras cuarenta páginas, donde Torres te presenta el misterio de la chica del cementerio y el del Sr. Somoza, son muy aburridas. Es todo preparación, pero nada de desarrollo. Todo cambia cuando Somoza comienza a contar su vida, desde su obsesión de adolescente con un aventurero que se perdió en el Amazonas en los años 20 buscando una ciudad mítica (el personaje auténtico Percy Harrison Fawcett), hasta su inquietante aventura en Brasil. Durante muchas páginas, la novela es fascinante por cómo Torres te va desvelando nueva información, por lo imaginativo que es con lo que esconde la selva amazónica, y por el final tan abierto que tiene, donde es imposible saber qué es realidad y qué imaginación —o delirio—. (Si alguien espera un Indiana Jones, ésta no es su novela, porque aquí el elemento sobrenatural es muy leve, y las aventuras no son especialmente movidas.)
Al acabar esa parte, te das cuenta de que la historia del aventurero inglés que se perdió realmente no tiene mucha importancia, porque no vuelve a aparecer y es simplemente un reclamo para atraer al lector. Y que el elemento de la cámara de fotos encontrada en la selva, está muy forzado.
Resulta que Somoza y otros hombres viajan en barco por el Amazonas, y en un determinado punto, se estropea. Todo apunta a que uno de los americanos que viaja en la expedición, y que trabaja para una compañía farmacéutica, ha hecho algo para que se detenga allí. Entonces el hombre se interna en la salva, y vuelve con una cámara de fotos con un carrete en su interior. Cuando lo revelan, descubren las fotos de una expedición anterior que fue un completo desastre. Más tarde se sabe que el americano había planificado todo para hacerse cargo de la expedición, utilizando las fotos como refuerzo, pero está cogido con pinzas que supiera qué iba a contener ese carrete de fotos.
La última parte de «No sé quién eres» es mucho menos interesante. Torres vuelve a jugar con los sueños y la realidad, pero funciona mucho peor. Creo que parte del fracaso es porque las cosas peculiares suceden en España, y te das cuenta de que son demasiado raras para que ocurran en la realidad. Es eso, o que el escritor es muy malo y le da igual la coherencia del relato, pero viendo lo buena que es la parte del Amazonas, sabes que no puede ser la segunda opción. En la parte de Brasil tal vez sucedan cosas igual de inverosímiles, pero al estar en la selva, con una tribu que no conoces, y en los años 40, te lo cree sin problemas.
En esta última parte, las dos historias que hay (la de Somoza y la de la chica del cementerio), están resueltas de forma muy decepcionante (Torres complica mucho los acontecimientos, pero al final los resuelve tomando un atajo, escudándose en un tema que recorre la novela: la realidad frente a los sueños). Y de la historia de la chica, nunca entendí por qué el hombre, que vivía justo al lado del cementerio y al que le picaba la curiosidad sobremanera, no bajaba a ver de quién era la tumba que visitaba (es una forma muy forzada de ocultar información al lector, para acabar con una sorpresa).
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