Noche de paz [6]
‘Tis the Season
(Reino Unido, 2004, 10 páginas)
China Miéville
China Miéville escribió un cuento navideño (o lo más parecido a uno que puede escribir este autor) para el «Socialist Review» en 2004, y desde entonces ha aparecido en inglés en la página web de la revista (está íntegro aquí), en su colección de cuentos «Looking for Jake», y como cuento independiente en formato digital; mientras que en español está disponible en la colección de relatos de varios autores «Saturnalia: cuentos del solsticio de invierno».
En el futuro, la Navidad ha sido privatizada en el Reino Unido, y todas las frases y símbolos referentes a ella están protegidos con copyright, por lo que solo los ricos se pueden permitir celebrarla. El protagonista está muy feliz porque le ha tocado un premio de YuleCo, la corporación que tiene los derechos, para poder asistir a una fiesta de Navidad en el centro de Londres. Pero cuando él y su hija de 14 años llegan a Oxford Street, les espera una sorpresa.
Sin ser un gran cuento, «Noche de paz» es divertido y muy simpático. Lo mejor que tiene es el entorno que se crea Miéville, porque la historia en sí no está muy allá. Pero tiene mucha gracia ver cómo todo lo que damos por sentado de la Navidad es una marca registrada («Navidad», «Acebo», o «Villancico» llevan al lado el ™), y si no pagas, no puedes utilizarlos, y la gente se tiene que conformar con sucedáneos.
En ese contexto aparecen un padre y una hija, y en medio de la calle más comercial de Londres (pero eso sí, los escaparates no se pueden permitir motivos navideños), se ven envueltos en unas manifestaciones muy originales, donde la gente desafía a la autoridad cantando villancicos y reclamando una Navidad para todos. Y entre el tumulto, la chica desaparece, y el padre va recorriendo las distintas manifestaciones, sin que entienda muy bien las reclamaciones.
Si vas a leerlo, deja esta crítica, que lo destripo.
La gracia del cuento está en que la hija ha engañado al padre para que vayan antes al centro, y así meterse en esas manifestaciones, porque ella ha quedado con un amigo revolucionario. Y así el padre puede descubrir cómo es una Navidad de verdad, sin tanto consumismo y con gente libre. Pero el problema es que el padre durante todo el cuento no ha disfrutado en absoluto, porque estaba buscando a su hija y solo vio confusión, y es difícil de creer que haya experimentado un cambio a mejor.
Eso sí, la ironía final tiene mucha gracia.
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