Oz, un mundo de fantasía [6]

(EE.UU., 2013, 130 min)
Dirección:
Sam Raimi
Guión:
Mitchell Kapner
David Lindsay-Abaire
Intérpretes:
James Franco
Mila Kunis
Michelle Williams
Rachel Weisz
Zach Braff
Bruce Campbell
La Disney ha intentado repetir la jugada que hace tres años le salió tan bien, económicamente, con “Alicia en el País de las Maravillas”: coger a un director muy imaginativo y excepcional en lo visual, allí Tim Burton y aquí Sam Raimi, y darle un guión no muy coherente basado en clásicos infantiles. Pero si con “Alicia” tenían la ventaja de que no existía ninguna versión famosa de acción real; con “El mago de Oz” tenían el antecedente de la película de 1939, que es un clásico intocable, y volver a adaptarla sería como volver a hacer “Lo que el viento se llevó” o hacer el remake de “Casablanca”; así que aquí se crearon la precuela: cómo el mago llegó a Oz antes de Dorothy. Y yo diría que artísticamente el resultado es muy parecido: es una película hecha de retazos geniales en un conjunto que no tiene mucho sentido (aunque ésta tiene algo más que “Alicia”).
Oscar Diggs (James Franco) es un mago de medio pelo que viaja de feria en feria con su ayudante (Zach Braff) y que un día tiene que huir antes de que el forzudo del circo le dé una paliza. Oscar se monta en un globo, y un tornado lo lleva a un mundo de fantasía: Oz. Nada más aterrizar, Teodora (Mila Kunis), que es una bruja, lo reconoce como el mago que la profecía predijo que acabaría con la Bruja Malvada y gobernaría Oz. Oscar seduce a Teodora en el camino a Ciudad Esmeralda, quien se piensa que será su reina, aunque Oscar tiene otras intenciones. En Ciudad Esmeralda le espera Evanora (Rachel Weisz), otra bruja y hermana de Teodora, quien le muestra a Oscar una cámara llena de riquezas y le dice que todo será suyo con una única condición: que se adentre en el Bosque Oscuro y rompa la barita mágica de la Bruja Malvada para que la paz vuelva a Oz.
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James Franco |
Visualmente, Sam Raimi da rienda suelta a su imaginación, creando un montón de grandes momentos que van moviendo la película hacia delante, asombrando constantemente al espectador, para que así no pueda pararse a pensar en las trampas, los huecos, y los sinsentidos del guión. Y yo creo Raimi que sale airoso porque tiene muchísimo talento.
Lo más flojo de la película me parece la seducción de Teodora, y es que me cuesta mucho creerme a Mila Kunis de buena y virginal (luego la chica, de mala, está muy bien), y me parece muy básico cómo lo utilizan en la película. Y está muy pillado por los pelos cómo encuentra Oscar a sus aliados (aunque lo de la muñeca de porcelana es genial); o que Glinda quiera que Oscar traiga esperanza a su pueblo, cuando está clarísimo que ella es mucho más poderosa que él (está justificado por la profecía, pero tienes que hacer un esfuerzo enorme; si Glinda hubiera visto que era prestidigitador y que con su “magia” podía traer fe, sería otra cosa); o una serie de casualidades y trampas que llevan al clímax o que aparecen en el mismo clímax (el enano infiltrado, el globo, los fuegos artificiales —si nadie sabía lo del globo, no tiene sentido que prepararan los fuegos artificiales, que iban después—). Toda la parte que lleva al clímax es muy precipitada, aunque el clímax es magnífico.
Yo nunca entendí los planes de Evanora: si sabía que Oscar era un farsante, ¿por qué lo mandó al Bosque Oscuro, si la Bruja Malvada era muy poderosa y no la iba a vencer?, y si pensaba que era el verdadero mago, ¿por qué no lo mató, para así quedarse en el poder para siempre? O por qué engañó durante tanto tiempo a su hermana, si le podía haber contado una mentira y dado una manzana mucho antes, y así acabar con Glinda (Michelle Williams).
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