Regresemos a la corrección. Hoy toca algo tan importante, que no cabe en un solo artículo.
SOMOS LO QUE LEEMOS
9- Un escritor de ficción debe leer muchísimo. VERDAD. Es fundamental. Si no lo haces, es imposible escribir bien. Además, si no lees, ¿por qué quieres escribir ficción, para que la gente haga algo que a ti no te gusta? Si no has leído mucho, no te preocupes, porque como con la escritura, nunca es tarde para comenzar.Tienes que leer de todo, tanto novelas y cuentos como libros de no ficción. Piensa que durante siglos, la única manera que tenían los escritores de aprender el oficio era estudiando lo que habían hecho otros escritores antes que ellos. Lee muchísima ficción, mezclando todo tipo de épocas, lugares y géneros.
A mucha gente que recomienda leer para aprender a escribir se le olvida un pequeño detalle: cómo tienes que leer. Decir que leer mucho te ayuda a escribir bien, sin ninguna indicación, presupone que tras devorar los clásicos vas a ser capaz de escribir porque de alguna manera has asimilado las técnicas. Para mí es lo mismo que decir que ya que has visto muchos edificios, puedes construir una casa.
¿Y cómo tienes que leer ficción para aprender? Con los ojos de un escritor. Cada vez que aprendas algún aspecto técnico nuevo, fíjate cómo lo utilizan autores publicados. Te explican las técnicas básicas del diálogo, entonces estudias en cómo lo hacen otros. Lo mismo con la descripción. O el equilibrio entre escenas y sumarios. O cómo plasmar los pensamientos. O el punto de vista.
Hay que ir paso a paso. En el siguiente artículo te prepongo una manera de empezar a fijarte en determinados aspectos de la ficción; y más adelante, cuando nos metamos de lleno en la técnica, vete fijándote en ella en obras publicadas. Pero sin estresarte, que ya sabes que la clave está en ir a tu ritmo, pero sin detenerte nunca.
En cuanto a los libros de no ficción, está relacionado con el anterior punto: es una manera de abrirte la mente; además de darte ideas para historias. En mi caso, cuanto más aprendo, más ganas tengo de aprender más y más cosas. Los de psicología me gustan mucho: aparte de para identificar qué tornillos tienes sueltos, son muy útiles para caracterizar a los personajes. Ya he hablado de La ciencia de la felicidad, de Sonja Lyubomirski, o La inteligencia fracasada, de José Antonio Marina.
Ahora mismo estoy leyendo Colapso, de Jared Diamond, que habla de los factores que hicieron desaparecer a varias civilizaciones. ¿Sabías que el cambio climático es algo normal en la historia de la Tierra? Muy Interesante y ameno. Lo recomiendo.
Escarbando en la pila de libros a los pies de mi cama, veo que están cogiendo polvo Mind Hunter, de John Douglas, un antiguo agente del FBI que era un portento deteniendo a psicópatas (llegaba a la escena del crimen, y mirando las pruebas deducía cómo era el asesino. Incluso si tartamudeaba); o Una historia natural de los sentidos, de Diane Ackerman, que recorre los cinco sentidos a lo largo de la historia y las culturas (me va a ser muy práctico para describir); Anatomy of Love, de Helen Fisher, sobre el concepto del amor; o La caja de los deseos, la segunda parte de las memorias de Günter Grass, un autor que me encanta.
Y entre las novelas olvidadas en el suelo encuentro
Madame Bovary, de Gustave Flaubert;
Otra vuelta de tuerca, de Henry James;
El terror, de Dan Simmons; o
2066, de Roberto Bolaño.
Dicen que somos lo que comemos. Pues bien, un escritor es lo que lee; así que asegúrate de tener una dieta muy variada. Cada vez que se acerque una fecha de regalos, pide libros.
No pongas de excusa que has leído muy poco para ponerte a escribir. Ya tendrás tiempo de corregir lo que escribas ahora.
El caso de los géneros
Los géneros son una convención que facilita el trabajo a los agentes, las editoriales, los libreros y los lectores. Las novelas que tienen unos determinados elementos comunes se agrupan en un género, ya sea misterio, ciencia ficción, novela histórica, o el que sea, del que el lector tiene unas expectativas previas.
Me he dado una vuelta por varias librerías, y aunque se ponen de acuerdo con la mayoría de los géneros (misterio, terror, novela romántica, etc. o cosas similares, al misterio lo pueden llamar thriller o suspense), hay un género enorme al que cambian el nombre. En una aparece como “narrativa”, como si una novela de terror no estuviera narrada; en otra como “literatura”, como si la fantasía no fuera literatura; y en otra “novela”; como si los libros de Agatha Christie no fueran novelas.
En el Reino Unido y Estados Unidos ese género se divide en dos: mainstream, que podemos traducir como “general”; y literary ficction, al que vamos a llamar “ficción literaria”.
El “general” son las novelas con gente corriente con problemas cotidianos que se desarrollan en la actualidad o el pasado reciente. Se centran en las relaciones interpersonales. Anne Tyler o John Irving son buenos ejemplos. En España, el Premio Planeta suele ser de este género.
La “ficción literaria” es un cajón de sastre. Ahí están las novelas experimentales, como Bright Lights, Big City, de Jay McInerney, famosa por estar narrada en segunda persona; o Alphabetical Africa, de Walter Abis, en la que el primer capítulo solo contiene palabras que comienzan con “A”, el segundo sólo palabras que empiezan con “B”, y así hasta acabar con el abecedario (esta última, no seré yo quien se la lea).
En la “ficción literaria” también están los Premios Nobel. Los autores suelen tener una voz muy poderosa y rompen normas establecidas, además de reflexionar sobre la condición humana. Reduciéndolo mucho, en estas novelas prima la reflexión sobre la acción, y se juega mucho con la forma. Aquí también cabe el realismo mágico, la metaliteratura (las novelas que son conscientes de ser novelas), o novelas filosóficas, como la excelente
La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. En España, Javier Marías entraría en esta categoría.

Hasta aquí todo bien.
El problema vino cuando a un idiota se le ocurrió decir que la “ficción literaria” era el mejor género de todos. ¡Y cómo caló la idea! En los libros de texto es raro que veas otro género, y el Pulitzer o el Nobel no irá jamás a parar a manos de alguien que escriba en otro género. (Por ese motivo, la prestigiosa Margaret Atwood cada vez que escribe una novela de ciencia ficción dice que es ficción especulativa; no vaya a ser que le resten puntos para el Nobel).
Eso es una sandez. Pertenecer a un género concreto no da calidad; y en todos los géneros las obras van desde noveluchas a obras maestras. Apréndetelo bien. Ningún género es más inteligente que otro. Que una novela sea difícil de leer no significa que sea buena; y que otra sea muy entretenida no quiere decir que sea mala. La primera significa que es difícil de leer y la segunda que es muy entretenida. La calidad viene por otros factores.
Gracias a la machaconería con la que se nos ha metido que lo mejor es la “ficción literaria” (o lo que es peor, que sólo la gente inteligente lee ese tipo de literatura); muchos aspirantes a escritor tardan en encontrar el género en el que escriben a gusto.
A mí me pasó. Cuando estaba en la universidad no hacían más que venderte que eras más inteligente que el que no había llegado allí; y como era tan joven y tan tonto, acabé creyéndomelo.
Comencé a leer este tipo de literatura, y durante años fue lo único que leí. Esto tuvo un efecto contraproducente: cada vez que intentaba escribir, empezaba con pensamientos abstractos para reflexionar sobre lo divino y lo humano, y así demostrar que tenía una gran inteligencia. Cuando leía el párrafo que había escrito, porque nunca pasaba de allí, sentía vergüenza. Y lógicamente, no había manera de seguir escribiendo esa atrocidad. Por fortuna, destruía esa escoria al momento y no quedan huellas.
Un consejo: jamás empieces una historia con un pensamiento abstracto. Seguramente no llegues a nada, y si la acabas, al lector lo vas a matar de aburrimiento en las primeras páginas. Y créeme, tus pensamientos van a ser de lo más obvio.
Escribe en el género que te apetezca, que no es mejor ni peor que otro. Posiblemente sea el que más has leído. A partir de ahora, lee de todo, incluso géneros que te parecen poco atractivos. Habrá novelas y autores que te encanten, y podrás sacar elementos para meter en tu ficción. Todas las buenas novelas comparten un núcleo: unos buenos personajes y una buena trama.
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Julio Verne |
Además, los géneros no son compartimentos estancos, y muchos tienen elementos comunes. ¿Las obras de Anne Perry son novela histórica o de suspense?; ¿y la saga Crepúsculo, novela romántica, de terror, o paranormal?; ¿y Terry Pratcher, humor o fantasía?; ¿y Julio Vernes es ciencia ficción, clásico, o juvenil? Para complicar las cosas, todos los géneros tienen multitud de subgéneros.
Escribas en el género que escribas, tienes que dominarlo para conocer qué elementos hacen que pertenezca a ese género y para asegurarte de que no estás escribiendo una historia contada hasta la saciedad. Eso se consigue leyendo, leyendo y leyendo.
Si es misterio, habrá un caso por resolver; la fantasía se desarrolla en un mundo imaginario y hay mágica; y la ciencia ficción en el futuro y con una ciencia y tecnología hiperdesarrolladas; la novela romántica se centra en una historia de amor, por ejemplo. Cada género tiene unos componentes que destacan sobre el resto. Son esos componentes los que buscan los lectores cuando lo leen.
Yo recomiendo que cuando escribas, te centres en un género: limita las opciones de lo que tienes que poner en el relato y es muy liberador. No temas encasillarte en él, hay multitud de escritores que escriben en varios: Dan Simmons ha escrito ciencia ficción, terror, crimen, y thrillers históricos; Joyce Carol Oates escribe sobre todo “ficción literaria”, pero también ha escrito terror y thrillers; Iain Banks escribe “general” con ese nombre y ciencia ficción como Iain M Banks.
Los cuentos que he escrito son “general” y mi novela mezcla varios géneros, pero se inclina hacia uno: paranormal, porque los protagonistas no son humanos. Hay partes de thriller, otras de terror, y muchísimo humor. Aunque lo que realmente me interesa es el viaje interior que emprende la protagonista y su relación con el protagonista. Si mezclas géneros, cerciórate de que uno domina al resto, para que no quede algo amorfo que va cambiando según estaba tu humor cuando escribías.
Lo dejamos por hoy. Todavía nos queda hablar del caso de los clásicos, del caso de
El Quijote y de cómo debes empezar a leer como un escritor.
LA EVOLUCIÓN DE MI NOVELA
Mi novela ya va tomando forma. Desde que comencé a escribirla, había una subtrama que me preocupaba. La necesitaba para hacer avanzar la historia, pero me parecía que iba a quedar muy forzada, aparte de desviarse mucho de lo que yo quería contar. Ahora la protagonista está en un punto clave, de esos de no retorno, y escribiendo sus reflexiones, di con la solución. Esa subtrama está demasiado desarrollada, adelanto mucha información, y pierdo una oportunidad magnífica para jugar con el lector. Cuando llegas a este tipo de soluciones te dan ganas de golpearte la frente y decirte: “¡Cómo no lo vi antes!”
He pensado que lo mejor que puedo hacer es seguir con la historia principal y cuando acabe, hago una copia de mi novela, por si luego no me gusta, y comienzo a reescribir esa subtrama. Básicamente será recortar muchísimo y cambiar escenas de lugar.
Ahora le estoy dando vueltas a otra de las subtramas. Creo que tengo que dar más pistas al principio, para que no parezca que me la saco de la manga. He comprobado que las mejores ideas y soluciones te vienen solas, cuando no te esfuerzas en encontrarlas. Así que seguiré escribiendo como hasta ahora, y ya arreglaré el caos que es mi novela en la revisión.
Recomendaciones:
Me he dado cuenta de que la mayoría de las recomendaciones que tengo preparadas están en inglés. Así que le he pedido a mi amigo Pedro Pablo Picazo, el guionista de Burbuja Films, que me haga una lista de libros que lo ayudaron. Pedro Pablo se diplomó en la especialidad de Guión en la ECAM en 2004; y aparte de guiones, también escribe cuentos y novelas juveniles.
Cosas de la vida, cuando contacté con él me contó que ha quedado finalista de un concurso literario y que le van a publicar su primera novela a comienzos de 2011: Su majestad el rey de los niños zombis. Pedro Pablo no tiene ningún padrino, no conoce a nadie en ninguna editorial; ha logrado publicar a base mucho trabajo y perseverancia. Es un buen ejemplo a seguir.
Señor Picazo, tiene la palabra:
«Por un lado Cómo se escribe un cuento, de García Márquez, aunque no es cierto que sea de él. Este libro es una transcripción de las charlas del taller que imparten él y sus colegas en Cuba. Me lo dejó mi hermana y lo que más me llamó la atención de su lectura es ver que esta gente, tan lejos, se hacía las mismas preguntas y tenía las mismas dudas que yo cuando escribía. Mal de muchos…
El segundo título es Técnicas de guión para cine y televisión de Eugene Vale. No es ninguno de los grandes libros de guión, pero para mí es el más sencillo, claro y directo. El único de todos, además, que me he terminado de leer. Luego me llevé la sorpresa en la Ecam que las definiciones que [Juan Miguel] Lamet nos daba las sacaba precisamente de este manual.
Y por último el famoso libro de Hitchcock y Truffaut de sus conversaciones sobre cine
[El cine según Hitchcock, de Francois Truffaut]. Muy útil por muchas más razones, pero a nivel narrativo me sorprendió descubrir cómo hablaban de los argumentos de sus películas, de sus necesidades, de lo que sobraba, de lo que faltaba… En definitiva, con él no aprendes a escribir pero sí a pensar y hablar de las historias.»Consigue
Cómo se escribe un cuento. La bendita manía de contar cuentos, de Gabriel García Márquez en
Amazon.es.
Consigue Técnicas de guión para cine y televisión, de Eugene Vale en Amazon.es.
Consigue El cine según Hitchcock, de François Truffaut en Amazon.es.
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cuando leo los comentarios tan didácticos para los que quieran escribir (que no es mi caso…), mas ganas tengo de leer tu novela .