Cómo generar ideas

Sección CÓMO ESCRIBIR FICCIÓN (16)

CONÓCETE A TI MISMO

Sigmund Freud
Sigmund Freud

Si quieres escribir ficción, no te queda más remedio que conocerte a ti mismo. Sólo así sabrás qué temas realmente te interesan y qué tipo de ficción vas a escribir. Así tus cuentos y novelas serán personales, que no tiene nada que ver con novelas crípticas que sólo entienden sus autores porque están llenas de referencias incomprensibles (eso son pajas mentales que normalmente encandilan a los críticos y aburren a los lectores).

Conociéndote a ti mismo, tu ficción tendrá tu personalidad. Piensa que eres un filtro por el que pasa la realidad, y que a través de él eliges lo que vas a escribir y cómo tratarlo. Ves el mundo de una determinada forma, y lo plasmas en tu ficción. Lo que viene a continuación es una especie de psicoanálisis para torpes (el pobre de Sigmund se va a retorcer en la tumba).
Prepárate porque va a doler.
Vamos a empezar con listas. Tómate tu tiempo para hacerlas. Piensa antes de escribir nada. Tienes que escribir listas de diez elementos sobre:
-los mejores momentos de tu vida.
-los peores momentos de tu vida.
-las cosas que más amas (también valen personas).
-las cosas que más odias (también valen personas).
Cuando las tengas, tienes que ir explorándolas poco a poco. En tu diario, o en documentos aparte, escribe sobre cada uno de los elementos. Elige uno un día, le das unas vueltas en tu cabeza, y al día siguiente escribes sobre él. Cubre todo lo que puedas: ¿cuándo pasó? ¿Cómo? ¿Cómo te sentiste? ¿Por qué? ¿Por qué te gusta eso? ¿Qué te hace sentir? La clave es que seas honrado. Nadie lo va a leer, pero es una manera de sacar lo que tienes dentro.
Haz listas de las cosas que más te gustan y menos

Cuando escribas sobre personas que te hicieron daño, sé que es difícil, intenta imaginar su punto de vista, ¿por qué lo hicieron? Tendrían algún motivo, o tal vez no se daban cuenta. Muy posiblemente, al explorar los recuerdos malos, que normalmente dejamos guardados, encontrarás el origen de traumas y fobias que tienes en la actualidad.

Cuando acabes, no abandones tu diario, y sigue haciendo ese ejercicio siempre que puedas. Si hay algo que te cabrea o te excita mucho, explícalo con palabras. Si un día, de repente, te viene a la mente un recuerdo infantil, escríbelo. Los recuerdos infantiles son muy útiles para escribir ficción.
¿Sabes esas construcciones con piezas de dominó, que tiras una y el resto le sigue? Con este ejercicio estás haciendo lo mismo: la primera pieza para conocerte realmente ha caído, y el resto está a punto de seguirla.
No es que vayas a escribir ficción autobiográfica, pero si puedes utilizar lo que sentiste en determinados momentos para expresar lo que sienten tus personajes. O dar motivos creíbles a los malos. Pero sobre todo sirve para descubrir qué es lo que realmente te preocupa en este mundo, esas cosas que no comprendes, y sobre las que escribes para intentar encontrarlas un sentido; o injusticias que te hacen apretar los puños, y escribir ficción es tu manera de tomarte la revancha. Y también sobre lo que más te gusta, lo que realmente te hace feliz.
No digo que tengas que mandar mensajes en tu ficción, pero necesitas conocer el núcleo de tus historias, sobre lo que realmente van, para que tengan sentido. Y esos núcleos salen de ti.
Hablaremos de los núcleos en otro artículo. 

TÉCNICAS PARA GENERAR IDEAS

Técnicas para generar ideasCuando empecé a escribir ficción, hice durante meses ejercicios para depurar mi estilo, pero me sentía frustrado porque no se me ocurría nada original. Me daban una idea, y podía poner en práctica cuestiones técnicas, incluso desarrollarla un poco. Pero crear de la nada me parecía imposible.

Ahora me doy cuenta de que mi parte racional censuraba a la irracional. Tenía miedo de que lo que se me ocurriera fuera muy tonto, o no supiera desarrollarlo bien. Mi consejo: no te preocupes por esas cuestiones, lo importante es que tengas ideas. Luego ya les darás forma. Con el tiempo sabrás identificar las ideas tontas y desecharlas. Pero si tienes una idea que te atraiga, sigue indagando en ella, que igual es el germen de tu novela.
Vamos a quitarle hierro al asunto: las ideas son importantes, porque ponen en marcha una historia, pero sólo con ideas no llegas muy lejos. De hecho, con UNA idea brillante no haces nada. Para escribir ficción tienes que tener una idea tras otra. Y créeme, tener ideas, una vez que le has pillado el tranquillo, es bastante fácil.
Veamos unas técnicas que puedes utilizar tanto para generar una idea cuando no tienes nada que contar, como para generar ideas cuando estás atascado en medio de una novela o cuento.
   -Escritura automática: Esta es muy divertida. Abres un documento en el ordenador (o coges un folio en blanco, si escribes a mano) y te pones a escribir lo primero que se te ocurra. ¿Que no se te ocurre nada? Pues empiezas: “No se me ocurre nada que escribir”. La cuestión es escribir sin prestar atención a las reglas gramaticales, simplemente dejando que lo que tienes en el subconsciente salte a la página. NO TE CENSURES y NO TE PREOCUPES PORQUE SEA COHERENTE. Que te vienen imágenes sugerentes, o personajes extraños, o situaciones peculiares, pues sigues a ver a dónde te llevan. Puedes ponerte un tiempo límite, normalmente diez minutos, o hasta que te agotes. Te sorprenderá el resultado.
Escritura automáticaUna variación es coger el diccionario y elegir tres palabras al azar. Imagina que han salido (acabo de pillarlas) “meter” “cornejo” “tarro”. Pues empiezas: “Estaba intentando meter una rama de cornejo en un tarro, porque siempre me gusta tener cornejo envasado. Uno nunca sabe cuándo le puede ser útil el cornejo. El otro día, sin ir más lejos…” Y a ver lo que te sale. Piensa que nadie lo va a leer. (Creo que mi cornejo tiene propiedades mágicas).
Y otra variación es elegir un tema, y ponerte a escribir lo primero que se te ocurra. Pruébalo con “amistad”.
   -Listas: Consiste en hacer listas de elementos relacionados con un tema. Imagina que te digo que tienes que escribir sobre la felicidad. Entonces te pones a elaborar una lista con palabras que relacionas con la felicidad. Lo primero que te venga a la cabeza, que luego ya sacarás las conexiones. Por ejemplo:
FELICIDAD
-Helados
-Cine
-Amistad
-Leer
-Familia
-Chocolate
-Risas
-Sonrisas
-Amor
Un clustering de sueño
Un clustering de «sueño». Pincha sobre la imagen para verla mejor

Clustering: Mi favorita. Si eres muy racional, que es (o era) mi caso, porque la parte izquierda de tu cerebro te domina, esta técnica es mucho mejor que la de las listas. Coges un folio y escribes en el centro una palabra y la metes en un círculo. Sin pensar escribes todo lo que te sugiere, encerrando en círculos otras palabras y haciendo conexiones. Aquí también el objetivo es despertar tu subconsciente, a ver qué te da. Yo, cada vez que no se me ocurre nada que escribir, hago un clustering para crear una escena. Luego veo si continúo con la escena o no.

   -Mezclar dibujos y palabras: Como vimos en el artículo 14, cuando dibujas el lado derecho del cerebro es el que domina, y esta técnica consiste en dibujar lo primero que se te ocurra, sin preocuparte de si queda bonito o no, y escribir palabras relacionadas donde caigan en el folio. Con esta técnica logras que la parte racional del cerebro esté dormida, mientras la imaginativa campa a sus anchas.
   -Elegir fotos al azar: Coge una revista y elige y fotos al azar. O si tienen álbumes familiares, elige unas cuantas fotos viejas. ¿Qué te sugieren? ¿Qué historias pueden contar? ¿Y si juntas tres fotos para contar una historia? ¿Hay un paisaje que te llama mucho la atención, o un personaje? ¿Qué sentimientos te provocan?
Con estas valen para que vayas practicando. Habrás caído en la cuenta de que lo importante es dejar que la parte inconsciente del cerebro te dé las ideas. Si has apuntado en tu libreta observaciones que te llamaron la atención, prueba a utilizar una de estas técnicas, a ver que te sale.
Este es el primer paso. Cuando tienes resultados, busca relaciones. Entonces utilizas el maravilloso “¿y si?”.
Veamos mi ejemplo de escritura automática: tenemos a alguien que envasa cornejo mágico. ¿Y si es un mago, de esos con sombrero puntiagudo? ¿Qué hechizos puede hacer con el cornejo? ¿Y si es el mago de la corte? ¿Y es bueno o malo? Para seguir indagando, puedes seguir utilizando una de las técnicas arriba indicadas, pero ahora limitando las opciones. Haz, por ejemplo, un clustering con las palabras “mago de la corte”, a ver dónde te lleva, y los resultados los añades a lo que ya tienes.
Libro de fantasíaVamos a mi ejemplo de “felicidad”. ¿Alguien que toma helados de chocolate y está enamorado? ¿Y si son dos adolescentes? ¿Y tienen problemas con sus familias? Vaya, igual hay una historia. Y le sigues dando vueltas.
Cuando tengas una idea, no te fuerces a agotarla. Ya sabes que puedes hacer el vago, que el subconsciente va a seguir trabajando (mira el artículo 15). Deja reposar esa idea un día o dos, y luego vuelve a ella. Te aseguro que encontrarás nuevas conexiones.
Algo muy importante, tanto al principio como cuando estás desarrollando las historias, es no censurarte porque no sabes de un tema. Que te sale un neurocirujano, y no tienes ni idea de neurocirugía (¿cómo es posible que no sepas de eso?), no rechaces la idea. Tal vez el neurocirujano mute en otra persona. Haz lo mismo con sitios y épocas que desconozcas. Siempre tendrás tiempo de rechazar las ideas más adelante.
Juega un poco con esto, a ver si logras algo. En los siguientes artículos veremos como desarrollar historias. Y apréndete esto bien: una buena idea, sin desarrollo, no vale para nada. Con esas ideas tienes que contar una historia, y para ello necesitas personajes, conflictos, lugares y épocas donde se desarrollan los acontecimientos, y una estructura. Sin esos elementos, no hay historia.

LA EVOLUCIÓN DE MI NOVELA

Nota: Escribí esto en enero de 2011, cuando internet estaba lleno de demagogos que pedían que la cultura fuera gratis (y los creadores no alimentáramos del aire). 

Año nuevo, kilos nuevos.
Mi propósito para el 2011 es mover menos el bigote, que llevo varios meses haciendo una hora de ejercicio al día, y no hay manera de adelgazar. Claro que si cuando llegan las Navidades me pongo engullir dulces como si el mundo se fuera a acabar mañana, mal lo llevo.
Con el resto de mi vida estoy satisfecho. Según mis cálculos, que normalmente tienen peor puntería que una carabina de feria, para finales de año estaré moviendo la novela para que la publiquen, ya sea porque la presente a concursos, o a agentes literarios o directamente a editoriales. Autopublicarla o colgarla en mi rincón no son opciones; si no logro publicarla por los sistemas tradicionales, se queda en el disco duro. Primero es acabarla, luego decidiré qué camino seguir.
(Museo del Prado (Madrid, Spain) Fotografía original de [http://enciclopedia.us.es/index.php/Usuario:P40p P40p], retocada por Nicolás Pérez y Sanbec. Source: http://enciclopedia.us.es/index.php/Imagen:Museo_del_Prado.jpg {{GFDL)
Museo del Prado
A veces me pregunto qué sentido tiene escribir una novela, si en este país hay asociaciones de internautas y de consumidores que defienden una “cultura gratis”. Tanto si logro publicar la novela como si no, espero que la gente con el tiempo entienda que la «cultura» hay que pagarla, que gratis no hay nada en esta vida (y si no, que se lo pregunten a las compañías telefónicas que dan el ADSL).
Queridos internautas, si los autores, artistas y todas las personas que vivimos de la “cultura” no cobramos, no hay “cultura” que valga; “cultura” que en verdad es entretenimiento de fácil acceso a través de internet, porque bien que no pedís que el Museo del Prado sea gratis o ir al teatro.
Sinceramente, creo que los que abogan por una “cultura gratis” es gente a la que no le gusta esa “cultura”; con esa política lo que se consigue es que a medio plazo, cuando no haya beneficios económicos, la “cultura” desaparezca. ¿Quién se va a dedicar a ello, con lo arriesgado que es y todo el esfuerzo que conlleva, si va a estar forzado a trabajar gratis?
Esto no tiene nada que ver con la maldita SGAE, que lo único que ha hecho es dañar la imagen de artistas y autores que no defendemos sus acciones.
Otra cuestión es que tiene que cambiar el modelo y asemejarse al de Estados Unidos: una “cultura” más barata, con mayores beneficios para los autores, pero no gratis. Los artistas y autores comemos y nos gusta cobrar por nuestro trabajo, como a todo el mundo. ¿Es comprensible, no?
Para lograr el modelo americano, primero hay que poner trabas a las descargas ilegales, que si no, no sé quién va a ser el guapo que va a ofrecer servicios de pago cuando la gente puede conseguir lo mismo sin soltar un céntimo.
Mientras escribo, de Stephen KingSi te gusta el cine, las series de televisión, la música o la literatura, piensa sobre estas cuestiones.
Volviendo a mi novela, contaba Stephen King en Mientras escribo que escribir una historia era como desenterrar un fósil, descubriendo cosas al escarbar; y no puedo coincidir más. Mi novela va tomando forma muy lentamente y me doy cuenta de que tengo que rescribir todo el principio porque hay líneas argumentales que han cambiado mucho; así que voy apuntando en un folio los cambios estructurales que tengo que hacer. Continúo la novela como si tal cosa, porque si me pongo a toquetear el principio me voy a hacer un lío, y en la revisión tendré en cuenta las cosas que he apuntado. Seguro que descubro más partes del fósil desde donde estoy hasta que llegue al final.Archivo: publicada originariamente el 9 de enero de 2011.

Recomendaciones:

Tengo otro amigo que está escribiendo una novela, Raúl Martos. Nos conocimos estudiando Periodismo en Bilbao, aunque Raúl acabó licenciándose en la Universidad Complutense de Madrid. A finales de 2009 le conté en un e-mail que me había puesto a escribir ficción; Raúl me contestó que él también.
Cuando vi el verano que coincidimos en Londres, el de 2005, que Raúl compraba incluso más libros que yo, supe que llevaba un escritor dentro (o que estaba más trastornado que yo).
La cuestión es que nos vamos animando mutuamente. Ya va por la mitad, y está pensando en escribir un blog. Le pedí que me diera recomendaciones para estos artículos, y me contestó que trabajábamos de forma distinta: yo aprendo a nadar y me tiro a la piscina; él se lanza y aprende o se ahoga.Antes de que me pusiera a devorar polvorones, turrones y mazapanes de forma compulsiva, me mandó un e-mail muy interesante sobre El nombre de la rosa, de Umberto Eco.
Raúl, tienes la palabra:
Porta de El nombre de la rosa, de Umberto Eco
“Acabo de terminar de leer ‘El nombre de la rosa’. Me ha encantado, y no es solo porque Eco asesina a varios monjes (que ya de por sí le concede muchos puntos a su favor). Aunque a veces se extiende demasiado en explicar hechos bastante pesados. Es lo que tiene la novela histórica. Pero te cuento esto porque al final del libro, hay unas cuarenta páginas donde Eco comparte algunas cosas interesantes sobre la novela. Explica el porqué de la elección de los personajes, del narrador en primera persona, de la época, del ritmo de la historia, de los diálogos… Como digo, cosas muy interesantes, que no sólo sirven para entender mejor el libro (y eso da igual porque cada cual es libre de entender la historia como le plazca), sino también para aplicar algunas de sus teorías o hipótesis como técnicas narrativas. Conociéndote, es muy probable que ya lo hayas leído pero, por si acaso, te lo digo. A lo mejor, esas notas de Eco, que en el libro se titulan ‘Apostillas al nombre de la rosa’, no aparecen en todas las ediciones. Yo tengo una copia de la edición ‘Debols!llo’ del grupo editorial Random House Mondadori”.
Pues Raúl, estás equivocado. No por tus observaciones, que están muy bien; es que no me lo he leído. Es uno de los múltiples libros que cogen polvo a los pies de mi cama. Desgraciadamente, mi edición no tiene esas notas.Consigue El nombre de la rosa, de Umberto Eco, en Amazon.es.
Aquí van dos recomendaciones personales:
The Writer's Idea Book, Jack Heffron

The Writer’s Idea Book, de Jack Heffron. El libro son más de cuatrocientas ideas para escribir, del tipo: “Escribe sobre las sensaciones físicas del anhelo. ¿Cómo se siente uno literalmente? Da esas sensaciones a un personaje, añadiendo movimiento para sugerir este estado emocional sin utilizar la palabra directamente.” Muchos ejercicios buscan indagar en tu pasado y en tus filias y fobias para que te conozcas mejor. La parte de este artículo llamada “Conócete a ti mismo” sería una versión comprimida de este libro. Cuando no tengo nada que escribir, escribo uno de los ejercicios. A los pocos días, ya tengo una idea para un cuento. Te fuerza a ver la vida con los ojos de un escritor. En inglés hay una infinidad de estos libros: The Write-Brain Workshop, What If: Writing Exercises for Fiction Writers, The Pocker Muse, o The 3 A.M. Epiphany son sólo algunos de ellos. Si sabes inglés, hazte con uno.
Consíguelo en Amazon.es. 

Holly Lisle’s Create a Plot Clinic. A Step-by-Step Course in Developing Plots from Beginning to End, de Holly Lisle. Es un libro electrónico en el que Lisle explica los principios de las historias y cómo generar ideas con una serie de técnicas. Al tiempo que las expone, Lisle desarrolla una novela. Muy práctico. Es una versión muy extendida de la última parte de este artículo.

Consíguelo en Amazon.es.

   Fotografía del Museo del Prado: P40p, retocada por Nicolás Pérez y Sabec (Creative Commons. Genérica de Atribución-CompartirIgual 3.0)Siguiente artículo: 17- La piratería en internet
Anterior artículo: 15- Cómo utilizar el subconsciente para escribir
4 comentarios
  1. Pilar Ortiz
    Pilar Ortiz Dice:

    Excelente!!! Me ha encantado! Soy la niña de las listas, por lo que me he sentido identificada.
    Muy útil y práctico. Con este artículo, dan ganas de ponerse a trabajar! Enhorabuena!

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