Para escribir ficción es fundamental conocer a tus personajes, ya que dependiendo de cómo sean, se comportarán de una manera u otra, y por consiguiente la trama irá a una dirección u otra.
LAS PIEZAS DE LAS HISTORIAS
A partir de ahora vamos a descomponer las piezas que componen la ficción, para que una vez que las tengas identificadas, puedas jugar con ellas y contar las historias que tú quieras, de la forma que quieras, y logrando el efecto que quieras. Que nada salga de casualidad.
Si habláramos de un reloj, lo que estamos a punto de hacer es quitarle la tapa trasera y desmontarlo, para ver cómo todas esas ruedecillas y engranajes hacen que el aparato dé la hora. ¿A que no todos los relojes son iguales? Pero todos tienen piezas parecidas.
No estoy hablando del equivalente literario de pintar por números. No estoy hablando de una fórmula para escribir. Eso no existe. Por eso los ordenadores jamás podrán escribir ficción. Estoy hablando de los materiales con los que se cuentan las historias. Si fueras a construir una casa y nadie tu hubiera hablado de los cimientos, tu edificio se derrumbaría. Ahora vamos a ver los cimientos de la ficción.
Dependiendo del género en el que escribas y de tu voz, unos elementos van a tener más peso que otros, pero ninguno tiene más importancia que otro o es mejor o peor. La trama no está por encima de los personajes, o a la inversa. Los diálogos no valen más que las descripciones. El estilo no es superior al tema. Lo que tienes que lograr es que al juntar todos los elementos, el conjunto funcione.
El primer paso es identificar estos elementos en novelas y cuentos publicados, para que veas cómo los utilizan otros escritores. Y luego tienes que ponerte a practicarlos. Leer, leer y leer; y escribir, escribir y escribir. Cuando lo hagas, te darás cuenta de que algunos elementos te salen solos, otros te cuesta un poco cogerles el tranquillo, y otros son un martirio.
No pienses que puedes saltarte uno de los elementos y compensarlo con otro: si tus diálogos son un desastre pero tienes muy buena mano con las descripciones, no pongas descripciones preciosas donde debería ir un diálogo.
Práctica y práctica hasta que todos los elementos tengan un nivel decente.
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Escribe, escribe y escribe |
Antes de continuar, vamos a hablar del formato en el que tienes que escribir. No existe uno estándar, pero si hay una serie de pautas que te diferenciarán de un amateur cuando muevas tu ficción por editoriales. Elige un tipo de letra normal (con Times New Roman –la mía- o Arial no te vas a equivocar), con tamaño de entre 10 y 12 (yo utilizo 12), justifica los textos o alínealos a la izquierda, y a doble espacio. Así tendrás unas 300 palabras por página.
Cuando cambies de párrafo, NO le des dos veces al enter (en interlineado es igual entre líneas y párrafos). Si es el comienzo de un capítulo, o de una escena separada por tres asteriscos (***), el primer párrafo puede no estar sangrado: comienza en el borde izquierdo. El resto de los párrafos están sangrados (la primera línea se mete un poco hacia la derecha. Dale a la tecla de tabulación, o configura el Word para que lo haga). Si esto te parece confuso, mira cómo están escritos los párrafos de este artículo, que tienen ese formato.
LOS PERSONAJES Y LA TRAMA
A estas alturas posiblemente ya tengas alguna idea rondándote por la cabeza, pero no sabes cómo desarrollarla. Cada escritor llega a las historias que quiere contar de la forma que a él le funciona. Yo utilizo personajes para crear la trama. Puede que empiece con una imagen, o una sensación, pero voy indagando hasta que encuentro personajes, y a partir de allí, desarrollo los acontecimientos.
Hay gente que lo hace al revés, que primero piensa la trama y luego coloca a los personajes para que encajen en los acontecimientos. Yo no podría. Prueba, pero siempre ten en cuenta lo que explico a continuación.
Una definición de trama sería la sucesión de acontecimientos que ocurren en la novela. Tramar es tirar de una idea hasta que llegas al final. Es como si hubieras encontrado un hilo suelto y tirando y tirando llegaras a la madeja. Y seguirías tirando hasta que la desenredaras. Cuando tengas una idea, puedes utilizar lo que quieras para desarrollarla, pero siempre tiene que haber personajes y trama.
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Henry James, por John Singer Sargent |
Decía Henry James:
“El personaje es la trama.”
Lo que significa esa cita es que la personalidad de los personajes repercute en la trama, y los acontecimientos de la trama repercuten en los personajes.
Pongamos que una mujer descubre que su marido la engaña con su secretaria. Si esa mujer tiene el ego por los suelos y teme a su marido, va a reaccionar de forma distinta de si es una mujer de armas tomar. Y por lo tanto, tendrás un desarrollo distinto de lo que venga a continuación. ¿Cómo reaccionaría la primera? ¿Y la segunda? Juega un poco con estas dos ideas, a ver dónde te llevan. Verás que te dan diferentes resultados.
Vamos a retroceder un poco en el tiempo. Esa mujer, aún no sabemos su personalidad, es feliz porque tiene la vida que siempre soñó: un buen trabajo, unos hijos maravillosos y el marido perfecto. Entonces un día descubre que su marido la engaña. Ese acontecimiento desestabiliza el mundo de la mujer, y ya el primer cambio que va a sufrir el personaje es dejar de ser feliz. La trama ha influido en el personaje.
Esta dinámica de personaje-trama se mantiene desde el principio al fin: los personajes reaccionan de una determinada manera por la personalidad que tienen, y la trama provoca que los personajes reaccionen.
E. M. Forster diferenciaba entre historia y trama:
Historia: “El rey murió y entonces la reina murió.”
Trama: “El rey murió y entonces la reina murió de pena.”
Esto está muy bien, pero vamos a ponerlo más fácil:
Vida real: “El rey murió y entonces la reina murió.”
Ficción: “El rey murió y entonces la reina murió de pena.”
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Gran diferencia: «de pena» |
La ficción siempre debe tener un sentido, tiene que existir una causa y su efecto. En el ejemplo de Forster de trama, la causa es la muerte del rey, y el efecto es que la reina muere de pena. La reina no muere de vieja, que no tendría sentido en una trama (la muerte del rey carecería de importancia); sino de pena, lo que implica que estaba muy enamorada de su esposo. En ficción ten esto siempre presente: las cosas pasan porque tienen un sentido, no porque sí.
La ficción no es la vida real. Incluso si está basada en hechos reales, lo que cuentas tiene que seguir el modelo causa-efecto y todo lo que aparece debe tener alguna función en la historia. No vale poner algo increíble y decir que en realidad pasó así. Ingéniatelas para justificar lo increíble.
Vuelvo a repetirlo: la ficción no es la vida real. Las acciones de los personajes siempre deben estar justificadas.
Regresemos a la mujer engañada. ¿Qué pasa cuando descubre el engaño? Cae en depresión (efecto y un poco de caracterización), y después, en vez de preguntárselo a su marido por miedo a que sea verdad y se desmorone la familia (más caracterización y efecto), contrata a un detective privado (efecto). La causa (el descubrimiento) ha provocado otro efecto (contratar al detective privado), y todo está filtrado por la personalidad del personaje. Así hasta llegar al final.
CONFLICTOS, DESEOS Y MIEDOS
Muy resumidamente, la ficción trata del cambio: el protagonista vive en un entorno que domina, y de repente un día, algo lo desestabiliza. Entonces el protagonista tiene que ponerse en acción para resolver la nueva situación, y ese cambio provoca más cambios. Aquí tienes trama. Y a medida que avanza el relato, se complican más las cosas, hasta que al final se resuelven. O no.
Los personajes se mueven, durante toda la novela, o bien por un deseo para conseguir algo, o por miedo para huir de algo. Y a lo largo del camino van a encontrarse conflictos qué resolver. Sin conflictos, no hay ficción. Los conflictos pueden ser internos (cuando el personaje tiene que superar un trauma, por ejemplo) o externos (cuando hay un villano, o el protagonista pierde su trabajo, o su familia se opone a su nueva carrera, o una catástrofe medioambiental lo pone en peligro…), o ambos.
Lo repito: sin conflictos no hay ficción. Cada vez que pienses en una nueva situación, busca qué obstáculos tiene que superar el protagonista.
Lo ideal es que cada vez se lo pongas más difícil, aumentando la tensión. El primer conflicto es el que desestabiliza el mundo del protagonista, y el resto se deriva de ese. Y la resolución de los conflictos tiene que ser fundamental para el protagonista; si no lo fuera, en cualquier momento volvería a casa a ver la tele y se acabaría tu relato.
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Siempre debe haber obstáculos que superar |
Piensa:
-¿Qué desea tu protagonista? (Puede que él no sea consciente de ello).
-¿Qué teme tu protagonista? (Puede que él no sea consciente de ello).
-¿Qué obstáculos tiene que superar para volver a ser feliz?
Lógicamente, vas a necesitar a varios personajes en tus relatos. Trata a todos como si fueran el protagonista en cuanto a justificación de sus acciones y para utilizar el patrón de causa-efecto. No es que vayas a poner las biografías completas de todos los personajes, pero así te asegurarás de que se comportan con coherencia.
Incluso si estás escribiendo un thriller, donde “en teoría” la trama tiene más peso que los personajes, tus personajes deben parecer de carne y hueso. Y si escribes ciencia ficción o fantasía y tus personajes no son humanos, deben tener cualidades humanas. Sin deseos ni miedos humanos, no tienes ficción. Puede que tu protagonista sea un gato o un venusiano de quinta generación, pero interiormente tiene que ser humano. Sin eso, es imposible que crees empatía por tus personajes. Y sin empatía, lo más probable es que tus relatos fracasen estrepitosamente, por bien escritos que estén.
A la hora de crear personajes (verás que a medida que avanzas en la trama, necesitarás más personajes o para ayudar al protagonista o para ponerle trabas), hay autores que recomiendan, antes de que escribas una sola palabra de tu relato, que rellenes fichas muy detalladas con un montón de información, o incluso escribir varias páginas de sus biografías.
Otros prefieren ir descubriendo a los personajes a medida que avanza la trama, viendo cómo son al ver sus reacciones ante los conflictos. Yo tomo un camino intermedio: tengo una idea general de lo que fue su pasado y de su personalidad, y voy viendo cómo van reaccionando antes las adversidades.
Toma el camino que quieras, pero sí tienes que tener unas ideas generales, ya que dependiendo de su personalidad, tus personajes se van a comportar de una determinada manera, y por tanto, cambiar la trama.
Pensar en estos aspectos te puede dar ideas para avanzar en la trama:
-Pasado.
-Entorno familiar.
-Amigos.
-Trabajo.
-Hobbies.
-Rasgos de personalidad.
Cuando comencé mi novela (ahora no lo hago y me arrepentiré cuando me toque revisarla), me creé unas fichas con los siguientes datos, para que pudiera mantener la continuidad y al tiempo que no fueran muy restrictivos:
-Nombre:
-Edad:
-Profesión:
-Descripción física:
-Personalidad.
En “Personalidad” metía también lo que quería conseguir ese personaje, lo que daba sentido a que estuviera en ese relato.
No pierdas tiempo. Genera alguna idea y mira hasta dónde puedes llegar. No te preocupes si te topas con un callejón sin salida. Lo importante ahora es que empieces a desarrollar ideas, practicando hasta que te salga solo. En el siguiente artículo veremos cómo estructurar ese desarrollo para que sea lo más efectivo posible.
LA EVOLUCIÓN DE MI NOVELA
¿Qué es 300?
-¿Una película muy hortera que da dolor de cabeza?
Buena respuesta. Pero también son… ¡las páginas que llevo de mi novela! 90.000 palabras. Calculo que al final se quede entre las 110.000 y las 120.000. Creo que acabaré la primera versión para el verano. Y entonces me tomaré unas merecidas vacaciones.
El mes de marzo ha sido muy estresante. Leyendo Writing Fiction for Dummies (algo así como Escribiendo ficción para zoquetes), de Randy Ingermanson y Peter Economy, vi que recomendaban el curso online Empowering Characters’ Emotions (Potenciando las emociones de los personajes), de Margie Lawson. El cursillo era para mejorar tu descripción del lenguaje corporal y los sentimientos de los personajes.
Y yo en eso soy muy malo. Cuando están cabreados, sólo se me ocurre que cierren los puños. O no sé cómo describir sentimientos internos. Me metí en la página de Lawson, y ese cursillo sólo lo da una vez al año, en marzo. Me apunté corriendo.
He sudado de lo lindo. Y eso que todavía me falta por leer el 40 por ciento de las lecciones. Tuve que traducir al inglés 20 páginas de mi novela (pregúntale a cualquier traductor y te dirá que la traducción inversa es muy difícil) para hacer los ejercicios.

El cursillo es genial, pero no sólo para describir esas emociones, también te ayuda a mejorar tu estilo y a describir en general. En la página de
Margie Lawson puedes comprar las lecciones, que son un poco más baratas que el cursillo. Si sabes leer inglés, te recomiendo que lo hagas.
Vamos a ver cómo me ha ayudado Margie.
Atención, esto es una primicia mundial de mi novela: las primeras líneas que hago públicas.
Antes:
“El camarero dejó las bebidas, mirando fijamente a Paula”.
Después:
“El camarero dejó las bebidas, taladrando a Paula con su afilada mirada”.
Antes:
“Pandro notó que Miriam temblaba”.
Después:
“Pandro notó que Miriam temblaba. Pensó en un mecano con las tuercas sueltas”.
Antes:
“Miriam agarraba con tanta fuerza el vaso que tenía los nudillos blancos”.
Después:
“Miriam agarraba con tanta fuerza el vaso que si el vaso fuera una naranja, le estaría sacando jugo”.
Archivo: publicada originariamente el 3 de abril de 2011.
Recomendaciones:
–
Dynamic Characters, de Nancy Kress. Tengo un especial cariño a este libro. Gracias a él aprendí a contar historias. Si hiciera un ranking de los libros que más me han ayudado a escribir ficción, este posiblemente ocuparía el primer puesto. De él saqué la cita de Henry James. Para mí es la biblia para crear personajes. Así de bueno es.
Consíguelo en
Amazon.es.
–
Beginnings, Middles & Ends, de Nancy Kress. Otro libro genial de Kress (Kress, por cierto, es una prestigiosa autora de ciencia ficción), en el que te ayuda a desarrollar tus tramas teniendo en cuenta qué función tiene cada parte de la historia. Tan bueno como el anterior.
Consíguelo en
Amazon.es.
–
Writing Fiction for Dummies, de Randy Ingermanson y Peter Economy. Este libro explica TODO sobre la ficción. Si tiene un inconveniente es que tanta información te puede abrumar. Léetelo lentamente. Lo dejas en la estantería, y seis meses después te lo vuelves a leer. Habrás asimilado mucha información. Está lleno de buenos consejos y sentido común. En España existe la editorial
Para Dummies, pero este todavía no está traducido. Mándales un e-mail. Si varias personas se muestran interesadas, la editorial lo traducirá.
Consíguelo en
Amazon.es.
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Tenía ganas de que sacaras este artículo. Muy interesante. A mí me pasa lo mismo que a ti, me creo los personajes antes que las tramas, aunque su personalidad va evolucionando a medida que voy imaginando la trama.
Circunstancias de la vida, los malos momentos que he pasado los últimos dos años me han hecho meterme más en los sentimientos de los personajes. Algo bueno tenía que haber.
Ahora lo que me falta es saber cómo enlazar las escenas aisladas que tengo claras. No quiero tener unas muy desarrolladas, con mucho detalle, y después enlazar unas con otras así como no quiere la cosa ^_^
Jo, ¿no tenemos artículo nuevo hasta el 1 de mayo? Ya te vale 😉
Un saludo,
Ana
¡Qué rápida eres!
Hasta ahora había escrito los artículos cada dos semanas, pero no podía mantener ese ritmo. Releo un montón de libros y voy pensando cómo enfocarlo. Mantener ese ritmo supondría una merma de la calidad (y de mi salud). Espero verte por aquí en mayo.
Ahora ponte a escribir sin miedo a equivocarte. Siempre podrás corregirlo en el futuro.