PROYECTO NOVELA. 24- EL ARCO NARRATIVO DE LOS PERSONAJES

¡Acabé la primera versión! 115.880 palabras, 388 páginas. Dije que me llevaría un año y han sido trece meses y medio. ¿Magia? ¿Casualidad? ¿Potra?
   No, un poco de matemáticas.
   Si multiplicas 300 palabras que escribes diariamente por 365 días que tiene un año, te salen 109.500 palabras; o lo que es lo mismo, una novela.
   Y si multiplicas 400 palabras que escribes diariamente por 261 días (es decir, 365 menos 104 de fines de semana), al año te salen 104.400 palabras; o lo que es lo mismo, una novela.
   Hacer los cálculos es muy fácil, lo difícil es tener la fuerza de voluntad para ponerte a escribir todos los días que te has propuesto. Yo la he tenido, ¿y tú?
   En estos meses ha habido días, los menos, que la prosa parecía salir sola y no me costaba nada alcanzar mi cuota. Otros días, unos cuantos, escribir era peor que hacer la declaración de la Renta y no me salía nada, pero perseveraba hasta lograr las palabras deseadas. Sin embargo, diría que lo habitual era que me forzara a escribir, pero al empezar a teclear, me sentía cómodo y disfrutaba de la escritura.
   Lo que no fallaba, independientemente de lo inspirado que hubiera estado esa jornada, era que siempre me sentía muy satisfecho al lograr mi objetivo.
   Así que ahora ya sólo me queda la revisión y la reescritura. Dejaré que la novela descanse un mes, y entonces sacaré el machete para que este caos sea legible.
   La novela aún no tiene título. Voy a darle unas vueltas, a ver si sale algo decente. Puedo hacer referencia al incidente que pone en marcha la trama:
   “Taxi al cementerio”
   No, no. Nadie en su sano juicio se leería una novela con ese título.
   Vale, entonces pienso qué dice temáticamente. Podría ser:
   “Amanecer”
Portada española de Crepúsculo, de Stephenie Meyer

Esto es terrible.  Ya existe una película de Murnau con ese título, y además parece que es un libro de auto-ayuda, de esos en los que el autor ha descubierto a Jesús. Uff, y da la sensación de que estoy copiando a Stephenie Meyer.

   ¿Stephenie Meyer? Mmmm, esto igual me inspira. Entonces me pongo vampírico y se me ocurre:
   “El señor de los colmillos”
   “Colmillo salvaje”
   “Discúlpeme, pero sus dientes están en mi cuello”
   O me pongo lobuno y me sale:
   “Aullidos lejanos”
   “Por un puñado de pulgas”
   “Wolf Story”
   Esto va de mal en peor. En mi novela no hay hombres lobo. Ya sé, cojo el diccionario y elijo un adjetivo y un nombre, por ese orden, para que quede poético:
   “Vahanera cavatina”
   Mmmm, “Vahanera cavatina”. Me gusta. Tiene cierta sonoridad y parece italiano.
   ¿Qué querrá decir?
   Está visto que necesito unas vacaciones.
EL CAMBIO DE LOS PERSONAJES
Ya hemos visto cómo los personajes y la trama están interrelacionados, que el comportamiento de unos afecta al desarrollo de la otra, y cómo la trama influye en cómo se comportan los personajes. Sin esto, no tienes ficción.
   Existe un tipo de historias en el que la trama influye no sólo en el comportamiento inmediato del personaje, sino que al final de la historia el personaje es uno nuevo: a lo largo de la narración ha aprendido alguna lección, y tras un momento de revelación, ve la vida de otra forma, y a partir de entonces, se comporta de una forma distinta. El cambio interior que recorre el personaje a lo largo de la narración es su arco narrativo.
   ¿Y cual es el ejemplo más famoso de la historia de la literatura?
   “Cuento de Navidad”, de Charles Dickens.
   En “Cuento de Navidad” Ebenezer Scrooge sufre una profunda transformación. Al principio de la novela es un hombre avaro y sin compasión, que trata muy mal a su empleado, Bob Cratchit. Una noche de Navidad, Scrooge es visitado por tres fantasmas que lo cambiarán por completo.
   El Fantasma del Pasado le muestra a Scrooge una escena de su infancia, cuando era muy feliz con su familia; y después una de su adolescencia, cuando era aprendiz en un taller, donde tenía un maestro que se portaba muy bien con los discípulos.
   El Fantasma del Presente lleva a Scrooge a casa de Bob Cratchit, donde el secretario celebra la Navidad con su familia. Allí está el pequeño Tim, un niño muy enfermizo. Scrooge le pregunta al fantasma si el pequeño Tim vivirá (Scrooge está cambiando), y el fantasma le contesta que si no cambian las circunstancias, el pequeño morirá. Scrooge sufre con esa información.
   El Fantasma del Futuro le enseña a Scrooge un cementerio, donde han enterrado al pequeño Tim, y su propia tumba. Scrooge le ruega al fantasma que le dé otra oportunidad, que a partir de entonces se comportará de otra manera. Y cuando despierta al día siguiente, Scrooge cumple la promesa.
Charles Dickens
Charles Dickens

“Cuento de Navidad” funciona porque se muestra la posibilidad de cambio (Scrooge de joven era feliz); hay una progresión de elementos que desestabilizan su idea de la vida, para cambiársela; hay una progresión en el cambio; y al final se muestra cómo ha cambiado. El arco narrativo del protagonista, como todo en ficción, tiene que ser creíble.

   Normalmente, hoy en día si hay un cambio interior en el protagonista es más sutil que en tiempos de Dickens. Ve “Up”, y comprueba cómo Carl Fredricksen cambia (el momento de revelación es cuando Carl mira el álbum de fotos; una escena que a mí me pone los pelos de punta por la emoción que tiene). Ve “Gran Torino” y dime si Walt Kowalski no cambia. Ve cualquiera de las versiones de “Blade Runner” y fíjate como cambia Deckard. Ve, a ver si conoces esta película, “Avatar” y comprueba cómo el Jake Sully del principio no es el mismo que el del final.
   Como vemos, un cambio del protagonista no significa que cambie radicalmente, ni siquiera que haya un momento de revelación; muchas veces significa que madura por lo que ha pasado durante la narración. En “Lo que el viento se llevó”, la película, Scarlett O’Hara pasa de ser una niña caprichosa y manipuladora, a ser, bueno, una mujer muy manipuladora. Pero a lo largo de la película, Scarlett ha madurado muchísimo.
   Vamos a detenernos un poco en esta película. Sí sigue la estructura de los tres actos, aunque no se vea tan claro como en “Avatar”. A lo largo del larguísimo metraje, Scarlett va afrontando conflictos, y gracias a su astucia y a su voluntad de hierro, los supera. ¿Pero por qué funciona el final?, ¿por qué la película se acaba allí, si podía continuar hasta que Scarlett muriese de vieja?
   Funciona por el arco narrativo de Scarlett y por un elemento temático: el amor a la tierra. Durante toda la película, dos constantes son la obsesión de Scarlett por conquistar a Ashley Wilkes, y despreciar a su mujer, Melanie. Al final, cuando Melanie muere, Scarlett se da cuenta (el momento de revelación) de que se equivoca al perseguir a Ashley, y que realmente ama a Rhett Butler. Pero para entonces Rhett ya está hasta la coronilla de Scarlett, y la abandona.
   Scarlett se desmorona, pero recuerda las palabras que le dijo su padre al principio de la película, que la tierra es lo único que permanece, y Scarlett coge fuerzas y dice que mañana será otro día. La referencia a Tara, la plantación de los O’Hara, recuerda el esplendor de esa familia al principio de la película; y cómo gracias a lo que sacaban de la tierra, en el peor de los tiempos, los O’hara pudieron sobrevivir con mucho trabajo.
   ¿Queda alguna duda de que Tara volverá a tener la grandeza de antaño gracias al empeño de Scarlett y de que Scarlett volverá a conquistar a Rhett? ¿Queda alguna duda de que Scarlett lo logrará siendo la arpía inteligentísima y manipuladora que siempre ha sido? Porque yo no me creo que después de la muerte de Melanie, Scarlett se vuelva una santa. No acosará a Ashley, pero seguirá siendo Scarlett O’Hara.
   En las historias no es indispensable que haya un cambio en los personajes. “Toy Story 3” es una grandísima película, y el vaquero Woody no cambia: ama con locura a su dueño Andy al principio,  y lo ama con locura al final. Pero sí cambian los personajes secundarios y las circunstancias de todos ellos. El tema de esta película podría resumirse como: el cambio es inevitable, pero no tiene por qué ser a peor.
   Una frase que resume muy bien lo que es la vida.
   En “Invictus”, Nelson Mandela no cambia, pero con su perseverancia logra que un país cambie. Los temas de esta película serían: tú eres el capitán de tu propio destino; y sin prisa pero sin pausa, tus sueños se hacen realidad. Por eso “Invictus” me toca tanto.
   En las novelas de Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes no cambia absolutamente nada. Pero sí las situaciones, porque resolvía los casos. En una historia siempre tiene que haber algún cambio.
   El James Bond de las novelas de Ian Fleming no cambiaba. En las películas, después de muchísimos años, ha cambiado un poquito, y ha sido para adaptarse a los nuevos tiempos. En la última etapa, la de Daniel Craig, la estupenda “Casino Royale” parecía indicar que durante varias películas iban a mostrar la evolución de James Bond. Con la nefasta “Quantum of Solace”, se acabó la evolución (y todo lo bueno).
    No quiero que parezca que si vas a escribir una serie de novelas, tu protagonista no debe cambiar. ¿Quieres una prueba de lo contrario?
   Aquí una pregunta difícil: ¿qué poco conocido niño mago va creciendo de novela en novela?
   Las historias tienen tanto poder que “Toy Story 3” e “Invictus” me han inspirado un ejercicio. Hazlo ahora y cada vez que tengas ganas de tirar la toalla. Es muy sencillo, y sólo tiene tres pasos, pero los resultados pueden resonar durante el resto de tu vida. ¿Preparado?
EL EJERCICIO MÁS IMPORTANTE DE TODOS
Un misterioso niño mago
Un misterioso niño mago

Unas de las cosas que más odio en esta vida es conducir. Si tengo otra alternativa, la voy a coger (excepto el autobús, al que odio más que la conducción). Y lo odio porque en España parece que si no eres un maleducado agresivo y con prisa, no eres un conductor de verdad.

   Hace unos meses un amigo, al que le encanta conducir, me dijo que él no podía ir de copiloto (¡bendito puesto!) porque le gustaba tener el poder, que con el volante sentía que tenía el control, que no le gustaba que otro llevara las riendas.
   Hice un esfuerzo hercúleo por mantener una cara lo más neutra posible y me prometí que jamás, jamás, jamás me subiría a un avión con él.
   Todo esto viene a cuento por el ejercicio. ¡A por él!
   1- Levanta las manos y míratelas. Gíralas unas cuantas veces. ¿Familiares, verdad? Bájalas.
   Acabas de ver de lo que depende tu destino.
   Tu vida no depende ni del Estado, ni de los políticos, ni de tu entorno familiar ni de tus amistades. Ni mucho menos de un jefe que te amarga la vida o de un trabajo que no te llena.
   Tu vida depende de ti. Si no te gusta conducir, no conduzcas, pero toma las riendas de tu vida.
   Esto no quiere decir que vayas de solitario por el mundo. Solo no se pueden hacer las cosas. Rodéate de gente que respete tu forma de vida. Pero si tienes que estar disimulando lo que no eres para complacer a los que te rodean, cambia de compañías.
   2- Ahora échale un vistazo al reloj. Si no tienes de muñeca, mira la hora en el móvil o el ordenador.
   Lograr tus objetivos lleva mucho tiempo. De hecho, te lleva toda la vida.
   3- Y por último, pásate el reverso de la mano por la frente, como si te estuvieras quitando sudor tras hacer un gran esfuerzo.
   Lograr tus objetivos lleva mucho trabajo. No existen atajos. Y al contrario de lo que te han inculcado desde niño (acomodarte y hacer todo lo posible por mantener el status quo y no arriesgarte jamás), la constante en la vida es el cambio. Tu situación vital y tú cambiáis constantemente (esta cultura obsesionada con la juventud no tiene ningún sentido), y tienes que ir adaptándote a las nuevas circunstancias, luchando por ser lo más feliz posible. Vendrán tiempos mejores y tiempos peores, pero tú tienes que seguir viviendo.
   Recuerda esto siempre: la muerte es inevitable, pero la muerte en vida sí se puede evitar. Vive.
Recomendaciones:
   El arte de la ficción» (“The Art of Fiction. Notes on the Craft for Young Writers”), de John Gardner. Acabo de descubrir (diciembre de 2011) que está traducido. Éste es uno de los mejores libros de escritura que he leído en mi vida. John Gardner además de novelista, era profesor de escritura creativa, y aquí comenta los errores más comunes que encontró en los principiantes. Pero no sólo eso, también repasa los elementos básicos de la ficción, cuenta cómo tramar las historias, y acaba con unos ejercicios geniales. Sólo le veo dos de inconvenientes: Gardner escribe con un estilo bastante rebuscado, y tienes que tener un nivel muy alto de inglés para entenderlo; e incluso si lo tienes, si éste es el primer libro de escritura que te lees, mucho de lo que cuenta te va sonar a chino. Ponte a escribir, y cuando te la hayas pegado unas cuantas veces, léete este libro. Entonces sabrás por qué tus cuentos no funcionaban, o por qué no podías acabarlos.
Consíguelo en Amazon.es o en Iberlibro.com
-“The Kill Zone” (http://killzoneauthors.blogspot.com/). Éste es un blog escrito por 11 escritores profesionales de thrillers y novelas de misterio (para los curiosos, en un thriller se sabe desde el principio que hay una amenaza muy grande, con un malo muy visible, y hay que evitarla y vencerlo; mientras que en los misterios la gracia está en descubrir quién es el malo). Se van turnando día a día, hablando de mil asuntos relacionados con el mundo de los libros: técnicas, trucos, qué cosas les hacen ponerse a escribir, la revolución digital, el futuro de las editoriales… Interesantísimo, y no sólo para los amantes de esos géneros. No son tan rácanos como yo, y tienes una entrada diaria durante todo el año.
-“Writing Fiction for All You’re Worth. Strategies and Techniques for Taking Your Fiction to the Next Level”, de James Scott Bell. Scott Bell es uno de los autores del blog de arriba, y en este libro junta varios de sus artículos allí publicados con otros publicados en otras páginas, y les ha añadido notas y ejercicios. Scott habla de su rutina para escribir, de cómo encuentra ideas, de técnicas, da consejos, opina sobre la revolución digital (si piensas que la riqueza te espera en internet, léete este libro)… Al final aparecen varias entrevistas, muy interesantes, con autores de thrillers (Jeffrey Deaver, David Morrell y David Baldacci entre ellos). Este libro motiva muchísimo. Si después de leértelo no te pones a escribir, igual es que tu vocación no es ser escritor.
Consíguelo en Amazon.es o en Iberlibro.com

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Anterior artículo: 23- Plantando los elementos de la trama
7 comentarios
  1. Ana
    Ana Dice:

    Enhorabuena por haber alcanzado la meta, te deseo suerte con el título y la revisión y espero poder leerlo muy pronto! 🙂

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  2. Joan Bosco
    Joan Bosco Dice:

    Mi sincera enhorabuena. Yo llevo el 30% del primer borrador, pero reconozco que tus artículos me están ayudando mucho. Lo mismo que el curso de Holly Lisle que me recomendaste. Acabo de iniciar mi cuenta de Twiter donde ire avanzado mis progresos en el proyecto. @JonasCobos

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  3. alejocardenas
    alejocardenas Dice:

    Muchas gracias por compartir lo que piensas de una manera tan abierta. Tengo 22 años y al igual que tú pienso que no hay que llegar a los 45 para comenzar a escribir. Desafortunadamente es una creencia muy arraigada que se ha generalizado.
    Me gusta escribir, aunque soy consciente de que no es fácil (al comienzo me está costando mucho, no es muy fluido), espero que con el paso de los días, meses, años, los libros y las palabras las cosas mejoren.
    En fin, reitero mis agradecimientos por el blog y además quiero felicitarte por haber concluido tu libro.
    Un saludo.

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  4. admin
    admin Dice:

    Muchas gracias. Me alegra muchísimo que mi rincón esté ayudando a más aspirantes a escritor. A mi libro todavía le queda mucho: la revisión, que no tengo ni idea de cuánto me llevará, y vendérselo a editoriales para que llegue a las librerías (que es lo que menos me gusta, pero hay que hacerlo). Lo iré contando aquí.

    Responder

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