ÚLTIMAS BARRERAS
Ponte el buzo de trabajo, unos guantes fuertes, y gafas protectoras. Coge la maza de golpeo y prepárate a sudar. Estás a punto de derribar las últimas barreras que te impiden escribir.
Nuestra querida Apisonadora levanta tres muros muy altos.
1- Seguridad económica: Desde que nacemos se nos programa para que no asumamos riesgos, con la excusa de buscar una seguridad económica. Te dan una buena educación para poder aspirar a un buen puesto de trabajo en el futuro que te permita tener una seguridad económica. Lo de escribir, que sólo cuatro afortunados en todo el mundo pueden vivir de ello, no entra en los planes. ¿Algo que no ofrece una seguridad económica? Eso es de locos.
No dediques tiempo a aprender a escribir ficción, oposita que así tienes una seguridad económica. No escribas relatos, vete trepando en el mercado laboral para tener puestos de trabajo que cada vez te llevan más tiempo, pero mejor pagados. Así tienes una mejor seguridad económica. Sigue el camino que hemos trazado para ti. Cásate, hipotécate, ten hijos, gana dinero y gástatelo en cosas que no necesitas. Haz que funcione el sistema en el que vives.
Esta mentalidad puede provocar que te sientas culpable cada vez que te pones a escribir. La gente que te rodea no entiende que te encierres en tu cuarto durante horas y necesites tranquilidad y silencio. ¿Tanto tiempo libre? ¿Por qué no te socializas? ¿O limpias la casa? O ya que estás en casa, ¿por qué no cuidas a los niños pequeños de tus amigos? Total, no estás generando euros.
No lo hago porque no es tiempo libre. Cuando escribo, estoy trabajando. Y para mí escribir es fundamental porque me hace inmensamente feliz. No tengo que dar más motivos. Para ganar dinero, ya tengo un trabajo (que en mi caso, también me gusta).
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Don Quijote y Sancho Panza por Gustave Doré |
2- Perfeccionismo: Esto tiene que ver con la maravillosa educación que recibimos, esa que explica poco y exige tener mucha memoria. Te muestran obras maestras de la literatura, que son perfectas. Así que cuando tú haces tus primeros pinitos, sufres porque tus relatos no tienen mucha profundidad, o las ideas son muy básicas, o la prosa es muy simple o no fluye. Jamás llegarás a la altura de los grandes. Esto provoca que no puedas avanzar cuando te pones a escribir porque estás aterrorizado de que eso no quede perfecto, y nunca acabes nada. Esta es la barrera más potente que tuve que derribar.
¿Que no llegas a la altura de los grandes? Ni falta que hace. Lo que tienes que hacer es
escribir tus propias historias de la forma que tú sabes. ¿Cómo se consigue? Aprendiendo las herramientas que tiene un escritor y practicando todos los días. Piensa que la gente aprende las cosas a base de cometer errores y que nadie nace aprendido. Cada vez que te atenace el perfeccionismo, que además es imposible de lograr, piensa en el gráfico de la segunda lección sobre
el aprendizaje de disciplinas y ponte a escribir. Ya podrás corregir en la revisión, para que quede lo mejor posible. Y al cabo de los meses, verás que tus relatos han mejorado una barbaridad. Y seguirán mejorando el resto de tu vida.
3- El Autor: En esta sociedad tan orientada en conseguir objetivos, es inconcebible que alguien haga algo que no dé resultados a corto plazo, por ello mucha gente que empieza a escribir, escribe pensando en publicar. También tuve que superar esta barrera.
Tienes una idea para una escena, pero como no sabes si te va a dar para un cuento con la calidad suficiente para una hipotética publicación en el futuro, la desechas. Muy mal, escríbela. Muy probablemente nunca pase por una imprenta, pero te habrá servido para practicar cuestiones técnicas.
Para mí fue muy liberador saber que nadie tiene por qué leer lo que escribo. Cuando tengo una idea, le doy vueltas, a ver si me lleva a alguna parte, y me pongo a escribir. Siempre pensando que me gusta a mí, no a ver si puedo ganar concursos literarios o colarlo en una recopilación de cuentos. Lógicamente, cuando reviso, pulo los relatos todo lo que puedo. Pero a veces las escenas no me llevan a nada, o los cuentos no funcionan. ¿He perdido el tiempo? No, en el proceso he aprendido muchísimo. La Apisonadora es terrible, pero no vamos a echarle la culpa de todo. Aquí hay otras barreras que nosotros mismos nos levantamos.
4- La víctima: Esta gente encuentra excusas para no escribir. El trabajo no les deja tiempo para escribir. O sus vecinos hacen mucho ruido. O tiene una familia que cuidar. O tienen problemas económicos y no se pueden concentrar. O el piso es muy pequeño para encontrar un rincón creativo. O ya son mayores para escribir ficción. O por mucho que quisieran, no son creativos y no tienen ideas. Son victimas porque no hacen nada para cambiar la situación.
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Fuera excusas |
En este caso, tienes que identificar qué barreras te pones. Yo decía lo de las ideas. Entonces buscas soluciones para tus problemas, que siempre hay. Que no tienes tiempo, pues deja de ver la televisión y ponte a escribir. Que tus vecinos hacen ruido, pues escucha música con auriculares cuando escribes. Que eres poco creativo, ponte a escribir todos los días y ya verás cómo se te ocurren ideas (en uno de los artículos explicaré cómo generar ideas. Hay varias técnicas). Recuerda que si quieres escribir, en esta vida todo tiene solución menos la muerte.
5- El procrastinador: Éste es el que lo deja todo para mañana. No se pone a escribir hoy porque lo hará mañana. O la semana que viene. No, el mes que viene, sin falta. Lo va retrasando más y más, y nunca empieza. Yo era uno de estos. Había oído que en la historia de la literatura, muy pocos autores escribían grandes relatos con menos de 30 años o veintimuchos, y así que ¿para qué escribir antes? Pues para ir practicando. También había oído eso de que un escritor tiene que vivir la vida antes de ponerse a escribir. Ya escribiría más tarde. Hasta que con 29 me di cuenta de que o me ponía a escribir, o iba a morir frustrado por no intentarlo.
El procrastinador es también el que no escribe porque primero tiene que dominar la gramática y la ortografía (¡yo otra vez!). O tiene que aprender mecanografía. O tener un vocabulario vastísimo. La ficción no es solo eso; hay que crear historias de la nada y contarlas de la mejor manera posible. Mientras dominas esas cosas, ponte a escribir cuentos, que estarás practicando la parte narrativa de este arte.
6- El parlanchín: Habla y habla de la ficción que está escribiendo, o planeando escribir. Cuenta hasta el más mínimo detalle de la trama y los personajes, todo está en su cabeza, y cuando se pone a escribir, si es que lo hace, ya está cansado del material.
Lo que le gusta al parlanchín no es escribir, es ser el centro de atención. Que la gente se asombre porque es escritor, sin tener que hacer todo el trabajo duro que requiere escribir.
Incluso si estás escribiendo, no cuentes la trama a nadie. Yo cuando encuentro una idea que me emociona, no puedo evitarlo y se lo cuento a amigos, pero ahí dejo de contar (y creo que a partir de ahora, ni eso). Cómo voy a desarrollar esa idea sólo lo sé yo, y tengo que tener ganas de ponerme frente al portátil para ir narrándolo. Si lo fuera contando por ahí, ya no me apetecería escribirlo.
Así que cierra y pico y ponte a escribir.
Eso es todo. Revisa las barreras y mira las que te afectan a ti. El primer paso para derribarlas es identificar las que están en tu camino. Ya has caído en la cuenta que estas barreras se levantan por la falta de seguridad que tienes como escritor. Vete aprendiendo el oficio poco a poco, hay un montón de técnicas por aprender, pero nunca pares. Si quieres escribir, ponte a ello hoy mismo.
En el siguiente artículo hablaré de los talleres de escritura creativa, que sirven para que la gente que empieza logre tener seguridad con su escritura. Los talleres provocan reacciones muy extremas: o se aman o se odian. Yo participé en uno a principios del año pasado, ¿me gustó? Para saberlo tendrás que esperar a la siguiente entrega.
EL DESARROLLO DE MI NOVELA
Ya he hecho las fichas de los personajes. Pongo el nombre, edad, profesión, descripción física y personalidad. Me ha venido muy bien, no sólo para recordar los nombres de personajes secundarios que se me habían olvidado, sino también para acordarme de las tramas en las que aparecen y qué función tienen. En el último padrón, me han salido 17 personajes que aparecen en más de una escena y que influyen en la historia principal. ¿Cuándo dicen que un defecto de escritores novatos es sobrepoblar los relatos, a qué se refieren? Ríete luego del camarote de los Marx.

Os voy a contar un truco que utilizo cuando escribo. Mira el dibujo. Pensarás que lo ha hecho mi sobrino de cinco años. Pues no, lo he hecho yo y me siento muy orgulloso de él (y no tengo sobrinos). Haz un acto de fe y créeme cuando te digo que es la fachada de un teatro. Al escribir ficción, tienes que visualizar lo que pasa antes de escribir una palabra. Yo normalmente no tengo problemas para ver las escenas, pero a veces, especialmente con los exteriores de los edificios, no lo veo, así que cojo un boli y un folio y me pongo a pintarrajear.Este teatro va a aparecer varias veces en la novela, y está en ruinas. Gracias a esos garabatos sé que tiene dos plantas, un par de ventanas en el piso superior, tres puertas tapiadas debajo de la marquesina, y que a la izquierda colgaban los carteles de las obras y a la derecha estaba la taquilla. Utilizando estos detalles y otros (como los cristales rotos de una de las ventanas, o los parches que tiene la fachada, donde se ha caído el cemento y se ven los ladrillos rojos), tengo que transmitir al lector la imagen de un teatro abandonado. No verá el teatro que yo tengo en mente, pero será algo similar.
El truco lo utilizo constantemente. Cuando sudo para ver las cosas, desenfundo el boli y va saliendo solo. Tengo una planta de la vivienda del protagonista, para saber cómo está distribuida; y esta semana he escrito una escena dificilísima con seis personas en una fiesta. Hice un croquis de la mesa donde cenaban e índice con círculos donde estaba sentado cada uno, para no perderme (ni el lector).
También utilizo fotos, especialmente cuando tengo que hablar de la ropa que llevan o peinados y maquillajes. Soy incapaz de ver esas cosas, pero tengo una idea general de lo que quiero transmitir (si el personaje es hortera, o tiene buen gusto, o es clásico vistiendo), así que navego por las imágenes de Google hasta que encuentro lo que me gusta, y lo describo. Igual que con el teatro, el lector no va a ver el vestido de la foto, pero se va a hacer una idea aproximada, y si lo he hecho bien, asimilará que el personaje es hortera, o tiene buen gusto, o es clásico vistiendo.
Así que si tienes problemas para visualizar las escenas de tu relato, te recomiendo estos truquillos.
Con los sentimientos pasa lo mismo: si no tienes claro qué sienten tus personajes, no puedes describirlo; y si te pones a escribir, dirás vaguedades que no expresan nada. Primero, siente lo que sienten tus personajes, y después descríbelo. ¿Cómo? Metiéndote en su piel. Tienes que ser un poco actor para escribir ficción.
Recomendaciones:
- The Courage to Write. How Writers Transcend Fear, de Ralph Keyes.
Consíguelo en Amazon.es.
- Writing from the Inside Out. Transforming Your Psychological Blocks to Release the Writer Within, de Dennis Palumbo. Estos dos libros son muy parecidos y hablan de los miedos que acosan a un escritor y de por qué escribimos. Básicamente, una versión muy extendida de éste artículo. Los dos son excelentes, aunque yo prefiero el segundo. Si las barreras aún te dan guerra, léetelos.
Consíguelo en Amazon.es.
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Muchas gracias por tus post sobre cómo escribir. Me ha gustado mucho tu estilo, sencillo y claro. El tono que empleas también me agrada. No resultas afectado, ni supercrítico o engreído. Te siento cercano y con ganas de ayudar a los que comenzamos a escribir.
En este momento estoy tratando de escribir una novela juvenil. Descargaré tus entregas para releerlas poco a poco y tenerlas en cuenta. No solo la teoría. También me interesa el cómo has ido construyendo tu novela.
La mayor pega que les veo a tus post es la falta de difusión. Yo caí en ellos de casualidad. Tecleé en Google El rincón donde escribo y salió tu web. Bueno, puede que en Google también opere la ley que hace que nos llegue aquello que necesitamos.
Como guías a la hora de escribir, a mí me están sirviendo dos manuales que me parecen muy interesantes. Los cito aquí para añadir a tu bibliografía, por si le sirven a alguien:
• Para la parte de estilo "La práctica del relato" de Ángel Zapata, Fuentetaja.
• Para las técnicas de redacción "La cocina de la escritura" de Daniel Cassany
Saludos y, de nuevo, muchas gracias.
Muchas gracias, Beatriz, agradezco muchísimo comentarios como el tuyo.
El estilo informal lo copié de libros americanos, en los que los autores resultaban muy cercanos (vale, igual no tan cercanos como yo), y a mí se me hacía muy ameno y aprendía más. Y qué demonios, que hablo así.
Los artículos nacieron cuando me di cuenta de que español casi no había información para escritores, ya fuera gratuita o pagada, así que decidí darla yo, al tiempo que promocionaba mi novela.
Y la difusión, pues es que internet no es la panacea, y los lectores te los vas ganando uno a uno. Internet es algo tan enorme que cuesta tiempo que te conozcan. Yo estoy feliz. Comencé este blog hace 3 años (tenía otros 3 años acumulados de críticas para la página de Burbuja Films) y ese primer mes tuve 120 usarios únicos. El pasado octubre tuve 1.235, es decir, se ha multiplicado por diez.
Mantener un blog se parece mucho a tener una carrera de escritor: perseverancia, no abandonar nunca, y tener mucha paciencia. Y esperar a que te llegue algo de dinero.
Gracias por las recomendaciones. Les echaré un vistazo. Y mucha suerte con tu novela. Si tienes alguna duda, escríbeme, a ver si te puedo ayudar.
¡Y muchas gracias por leer mi rincón!
No sé Google, pero la vida está llena de casualidades que te van guiando. Y cuando escribes ficción, también.
Gracias, Carlos. Tomo nota de que puedo consultarte alguna duda. Ahora estoy en la biblioteca de mi pueblo. Acabo de terminar las horas que diaramente dedico a la escritura de la novela. Este año me he tirado a la piscina. He aparcado muchas de las barreras que tu citas -sobre todo la del perfeccionismo. ¿Cómo se me ocurre ponerme a escribir a mí que no soy Vargas Llosa?- y aquí estoy, insegura, con miedos, pero decidida.
Gracias por compartir y abrir este espacio
Esa barrera es terrible; yo la sufrí hasta que me di cuenta de que tenía que escribir como Carlos del Río, que es una voz única en el mundo.
Beatriz, ahora que has comenzado, la clave es que no te dentengas, pero tampoco que te estreses y te frustres. Irás encontrando poco a poco tu voz, y verás que también es única en el mundo.