PROYECTO NOVELA. 43- LA REVISIÓN (I)

Para mí, una de las cosas más gratificantes de mantener mi rincón es recibir e-mails y comentarios de gente que no me conoce personalmente diciendo que les estoy ayudando con sus proyectos literarios. Eso me hace sentir de maravilla.
   El pasado noviembre recibí uno de esos e-mails de Edson Estada, un chico peruano. Aparte de decirme cómo le gustaban estos artículos, Edson aprovechó para contarme cómo se había aficionado a las novelas. Su historia me pareció tan sorprendente, porque demuestra que por muchos obstáculos que te ponga la vida los puedes superar si quieres, que le he pedido que nos la cuente a todos. Aquí os dejo con Edson Estrada:

 

   “Hola. Mi nombre es Edson Estrada, vivo en la ciudad imperial del Cusco (Perú).
   Yo empecé a escribir a los 12 años, unos cuantos cuentos; y lo dejé por un tiempo…, no sé por qué.
   Pero hace 2 años (cuando tenía 16) otra vez comencé a escribir. Leí el cuento que había escrito a los 12, y me di cuenta de que era sencillo, pero muy especial, porque era el fruto de mi mente y de mi trabajo.
   Desde los 9 años me gusta la lectura. Cuando te sumerges en un libro, olvidas por un momento todos tus problemas y conflictos, dejas a un lado lo que te preocupa, y solo te importa seguir leyendo ese libro que tanto te gusta, conociéndote con los personajes. Un libro abierto es la mejor compañía; te olvidas de todo el mundo, y te concentras en cada palabra de la historia contada, y por un instante te sientes parte de esa historia.
Edson Estrada escribiendo con pauta y punzón
Edson Estrada escribiendo con pauta y punzón
   Os cuento que yo perdí la vista a los 6 años, de manera total. Pero fue durante unos meses nada más; fui recuperándola poco a poco, y ahora, tengo un poco de visión con el ojo derecho; pero eso no sirve de impedimento para seguir avanzando; mediante un programa lector de pantalla (Jaws, de la Freedom Scientific) que traduce a voz el texto de la pantalla; así leo los libros, y también navego en internet.
   Yo empecé a leer, gracias a mi madre, quien (por mi ceguera parcial) me leía algunos libros. Los primeros fueron los de autoayuda, como los de Carlos Cuauhtémoc Sánchez; pero luego, a los 12 años, me fueron interesando aquellos libros de fantasía y ciencia ficción.
   Como estaban de moda los de J.K. Rowling, me leyeron los siete libros; y poco a poco, comencé a adentrarme en ese fantástico mundo de la ficción y la fantasía.
   Gracias a tantos libros, mi imaginación volaba, y la aproveché para empezar a escribir una novela, de fantasía.
   Ahora siempre llevo una libreta en donde anoto todas las ideas que tengo. Siempre llevo una pauta y un punzón (con los que se escribe el sistema braille, para leer con los dedos) y anoto todo lo que se me ocurre, para luego pasarlo al ordenador.
   Porque la constancia es lo que vale, y mucho.
   Gracias a todos; en primer lugar, gracias a los escritores profesionales que escriben cada día, y cuyos frutos podemos leer en cualquier momento. Gracias a los que leen, porque sin ellos, los escritos no serían nada. Y Gracias a toda la humanidad, que en algún momento inventó una serie de códigos (el lenguaje), y que los graficó, para que queden grabados para la posteridad”.

ESCRIBIR ES REESCRIBIR

Aunque aquí hablo de novelas, lo que explico se aplica perfectamente a cuentos y novelas cortas.
Para llegar al final de una primera versión es fundamental que lo que escribas te guste, sin pararte a pensar si le gustará a alguién o no. Y tu crítico interno, ése incordión que dice que no sabes escribir o que tus frases son poco poéticas o que no tienes imaginación, esté callado. Para eso, yo doy tres consejos:
   El primero es que domines la estructura narrativa, para que sepas cómo ir subiendo la intensidad y qué elementos te faltan para contar la historia, y que para desarrollar la trama utilices el patrón de causa-efecto y que tengas en cuenta que los personajes y la trama están interrelacionados.
Hablo de todo eso en los artículos del 21 al 26. Lo que aparece ahí te tiene que salir solo. Vuelve a leer esos artículos, mira cómo lo que cuento allí se cumple en toda la ficción que leas y veas, y ponlo en práctica.
   El segundo es que escribas en escenas. Vuelve a leer el artículo 32, y piensa que una novela es como el tablero de un juego de mesa y cada escena es una casilla por la que tienes que pasar para llegar al final. De este modo, sabrás qué tienes que escribir en cada momento.
   Y el tercero es que siempre sigas adelante. Incluso si ves que la novela toma una dirección inesperada y ya el principio no te vale, no te detengas a reescribir el comienzo. Haz una nota, y sigue escribiendo hasta alcanzar el final. Y entonces reescribes. Así te aseguras de llegar al final.
Lógicamente, con el tiempo encontrarás tu forma de trabajo idónea, e igual eres de los que pueden reescribir grandes partes de la novela sin llegar al final. Pero cuando estás empezando, yo recomiendo este sistema, porque de lo contrario puede que nunca acabes.
Y ahora una cosa importantísima que muchos escritores principiantes olvidan (o lo olvidan o es que ya se aburren con esa historia y tienen mucha prisa por escribir otra): escribir es reescribir, cuando acabas una primera versión, hay que reescribirla.
Y entonces es cuando te pones a pensar en el lector.
He seleccionado dos citas muy buenas que hablan de esto. La primera es de Anne Tyler:

Portada de Wired for Story, de Lisa Cron   “He aprendido que es mejor que no piense en los lectores mientras escribo. Simplemente intento sumergirme en el mundo que estoy describiendo. Pero al final, por supuesto, tengo que pensar en los lectores. Leo mi versión final fingiendo que soy otra, simplemente para asegurarme de que lo que he escrito tiene sentido desde fuera”.

Y la segunda es de la analista de guiones y novelas Lisa Cron en “Wired for Story”:

“Pero ante todo, ¿no tenemos que escribir para nosotros mismos, contar nuestra verdad? Quizás. Pero pregúntate, cuando lees una novela, ¿realmente alguna vez quieres saber la verdad del escritor? ¿Alguna vez piensas en ella? La verdad que buscamos es algo con lo que nos podemos identificar nosotros. Los escritores que se centran en “su verdad” suelen olvidar que para los lectores, escribir es comunicación, no auto-expresión”.

   Por lo tanto, en la primera versión escribe para ti, dando rienda suelta a tu imaginación, pero siguiendo las pautas de arriba (no es que escribas lo primero que te venga a la cabeza, no); y en la revisión y posterior reescritura piensa cómo puedes mejorar eso que has escrito para que le llegue al lector.

Y algo fundamental es que el resultado debe sonar natural y relajado. Con esto quiero decir que debe parecer que al escritor le salió sola, que se puso a escribir y sin apenas esfuerzo contó esa historia, aunque en realidad se haya esforzado mucho para escribirla. Y eso sólo se consigue contando tus historias con tu propia voz.

LA REVISIÓN

Un concepto erróneo que tienen muchos escritores principiantes es que lo primero que se corrige es el estilo: pongo una coma aquí, corrijo esta errata, suprimo esta frase, cambio este adverbio por este otro…
Pues bien, eso es lo último que se hace.
Lo repito: el estilo es lo último que se corrige. La razón es muy sencilla: tal vez has estado sudando la gota gorda para que la prosa de una escena brille, y después resulta que esa escena sobra.
Sabiendo eso, veamos un sistema para reescribir novelas.

1- Te felicitas por haber llegado al final. Es un gran logro. Entonces dejas que pase un tiempo hasta que te pongas a revisarla. Si puedes esperar un mes, mejor que dos semanas; yo creo que dos semanas es lo mínimo para distanciarte del texto. Y claro, mientras esperas te pones con otro proyecto. No dejes de escribir.
Llega la hora de leer tu novela por primera vez. Imprímela. Sí, incluso si piensas que sólo vas a publicar la edición digital (algo que yo encarecidamente NO recomiendo), imprémela. No seas rata y no escatimes en papel y tinta. Si no tienes impresora, vete a una copistería. Hazte con una copia en papel porque vas a ver mejor los errores y vas a poder anotar cosas.

2- Te sientas tranquilamente en tu sillón favorito, sin ningún boli o lápiz a mano, y te pones a leerla como si fuera una novela que te acabaras de comprar en una librería. Simplemente es una primera toma de contacto, y por primera vez estás leyendo tu obra con los ojos de un lector.
¿Cuál es el resultado probable? Pues llanto y crujir de dientes, porque como decía Hemingway “La primera versión de cualquier cosa es mierda”.

Ernest Hemingway
Ernest Hemingway

3- Llora y cruje dientes durantes dos o tres días y vuelve a la novela, ahora con un boli en la mano y con ojos de editor de historia. Lo que tienes que buscar es qué partes funcionan bien, qué partes funcionan mal, qué te falta, qué te sobra, qué temas tiene, y cuál es tu voz auténtica.
Para ello, vuelve a leer tranquilamente la novela. Tranquilamente. Y vas apuntando en los márgenes, a grandes rasgos qué partes te gustan y cuáles no, tanto por historia como por cómo te han quedado las escenas. Pero eso, a grandes rasgos. Aquí juega mucho la intuición.

4- Cuando acabes, te pones a pensar en los temas de la novela. Puedes refrescar la memoria sobre qué son los temas leyendo los artículos 2728. ¿Qué significan las acciones de los personajes? ¿Qué estás contando realmente? ¿De qué va realmente tu novela? ¿Por qué has escrito esa historia y no otra? ¿Encuentras patrones de significado en el subtexto?
Pondré un ejemplo personal. “Nobleza baturra” es el último cuento de “Vivir soñando”, y trata sobre dos ancianas que recuerdan su amistad desde la infancia. Cuando lo estaba acabando me di cuenta de que iba realmente sobre el valor de la amistad, ése era su tema principal, pero que tenía un tema secundario casi tan fuerte como el primero: de vez en cuando hay que saltarse la autoridad, o lo que está considerado normal, para hacer lo correcto.
Esos temas me permitieron reestructura todo el cuento: escenas que ponían en cuestión la amistad de las protagonistas ya no tenían cabida, y tuve que reescribir unas cuantas para que reforzaran el tema de la amistad; y el tema de la autoridad me dio la estructura del cuento, que trata de cómo una de las protagonistas se atreve a hacer algo que nunca se había atravido a hacer, y encima lo hace por amistad. Conocer los temas también me ayudó a eliminar escenas que no hablaban de ellos, y a crear otras nuevas que los reforzaban.
Escribe cuál es el tema principal de tu novela y los temas secundarios.

5- Y ahora, pensando en la estructura y sin mirar la novela, saca una escaleta de lo que crees que es la nueva versión. Yo recomiendo que te hagas con tarjetas de cartulina, porque las puedes mover sin problemas. En cada tarjeta escribe una escena, añade nuevas escenas que crees que hacen falta para contar la historia, y colócalas en el orden que crees que es el correcto. Numéralas, para poder volver al primer orden, y entonces te pones a jugar con variaciones: adelanto esta escena, retraso esta otra… siempre pensando en cómo vas a mantener mejor la atención del lector.

   Lo dejamos aquí. En el siguiente artículo veremos la reescritura.

 

Recomendaciones:

   –How to Revise Your Novel”, de Holly Lisle. Es un cursillo de 22 lecciones en las que Lisle te muestra un sistema, paso a paso, para corregir novelas, donde además te enseña a vender novelas a editoriales. Lo mejor es que al final acabas encontrando tu propio sistema. Éste es el CURSILLO con mayúsculas para aprender a revisar y rescribir tus obras. Gracias a él acabé mi primera novela y puede corregir rápidamente los cuentos de “Vivir soñando”. ¿Sabéis el dicho ése de dar pescado o enseñar a pescar? Pues Holly Lisle es única enseñando a pescar.

   -“Revision and Self-Editing for Publication”, de James Scott Bell. El libro tiene un título un poco engañoso, porque realmente es un resumen de los elementos narrativos, y sólo las últimas 60 páginas se centran en la revisión. Ahí da nociones generales, que son muy útiles, pero no te da ningún sistema. El libro es práctico para refrescar la memoria sobre lo que tienes que tener en cuenta a la hora de corregir una obra.
   Consíguelo en Amazon.es o en Iberlibro.com
   Fotografía de Ernest Hemigway: Lloyd Arnold (dominio público).
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