Shame [2]

Poster de ShameShame
(Reino Unido, 2011, 101 min)
Dirección:
Steve McQueen
Guión:
Abi Morgan
Steve McQueen
Intérpretes:
Michael Fassbender
Carey Mulligan
Nicole Beharie
James Badge Dale

 

“Shame” es una película británica, rodada en Nueva York, que lidia sobre el problema de la acción al sexo. El film se presentó en el pasado Festival de Venecia, donde Michael Fassbender ganó el premio al Mejor Actor, y desde entonces ha sido alabada por la crítica y montado un revuelo por su contenido sexual (que no es para tanto); y durante un tiempo sonó como posible candidata a varios Oscars, aunque al final no logró ninguna nominación. A mí “Shame” me parece terriblemente pretenciosa y aburrida.

   Brandon (Michael Fassbender) tiene una carrera de éxito en Nueva York, pero oculta una adicción al sexo que no puede superar y es incapaz de tener una relación estable con una chica o de mantener relaciones sexuales “normales”. Un día llega de visita su hermana Sissy (Carey Mulligan), una chica que ha intentado varias veces suicidarse, y que quiere ganarse la vida como cantante en la Gran Manzana. Y mientras Brandon folla y folla, Sissy se deprime y se deprime.
   “Shame” es una película en la que cuesta mucho situarse al comienzo, porque no conoces al personaje, y sólo entiendes que le gusta mucho el sexo. (Muy) poco a poco vas descubriendo que es un hombre de éxito y que podría tener a cualquier mujer, porque sabe ligar bastante mejor que el baboso de su jefe, pero tiene una extraña fijación por el sexo enfermizo. También entiendes que con su hermana tiene una relación de amor-odio, y que los dos arrastran traumas del pasado que les hacen comportarse como se comportan en el presente.
Michael Fassbender en Shame
Michael Fassbender

Pero “Shame” tiene varios problemas (sinceramente, yo sólo le veo problemas y ningún acierto). Por una parte, lo aburridísima que es, con escenas que duran mucho más de la cuenta, y por lo mucho que te cuesta encontrar un hilo conductor. Ejemplos de escenas eternas son Mulligan cantando “New York, New York”, en donde si no conoces la letra de la canción no comprendes nada (va sobre comenzar de nuevo en Nueva York); o la cita que tiene Fassbender con su compañera de trabajo. El cine no es realidad. En cine seleccionas qué contar en cada momento y pasas a otra cosa. En cine no se tortura al espectador. Parece que el director ignoraba todo esto.

   Por otra, la cantidad de escenas inverosímiles que plagan el metraje: Fassbender no hace más que ver porno en el trabajo, y encima se lo baja, cuando comparte un despacho; Fassbender, sabiendo que está su hermana en casa, se pone a chatear con una tía en pelotas (para que su hermana lo pille); Fassbender va a un bar y le dice una serie de barbaridades a una chica, y le mete mano y bien, y después repite esas mismas barbaridades a su novio. Es que no me creo nada de nada.
   Y por otra, y a mí me parece el problema más grave, la película siempre se queda en la superficie y no crea nada de empatía por los personajes. Nunca rasca la fachada para mostrar qué oculta el pasado de esos hermanos, y yo me quedo frío y muy aburrido.
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