Sherlock Holmes
(EE.UU., 2009, 128 min)
Dirección:
Guy Ritchie
Guión:
Michael Robert Johnson
Anthony Peckham
Simon Kinberg
Intérpretes:
Robert Downey Jr.
Jude Law
Rachel McAdams
Mark Strong
Kelly Reilly
James Fox
Nunca me ha gustado demasiado el cine de Guy Ritchie. Sus dos primeras películas, “Lock & Stock” y “Snatch. Cerdos y diamantes”, ni me hicieron mucha gracia ni me parecieron muy originales. Más tarde, como el resto de la humanidad, evité “Barridos por la marea” y fui de los pocos que vio “Revólver”, esa aburridísima paja mental que sólo Ritchie entiende. Me salté “RocknRolla”, de la que decían que era una vuelta a sus orígenes tras años de fracasos, y ahora he regresado, como muchos, a su cine con “Sherlock Holmes”. Siempre me ha parecido que Guy Ritchie tiene muy buen ojo para lo visual, pero que no es nada bueno para narrar. Y esta película no me hace cambiar de opinión.
Sherlock Holmes (Robert Downey Jr.) y su inseparable Watson (Jude Law) detienen a Lord Blackwood (Mark Strong) cuando está a punto de cometer un sacrificio humano. Poco antes de morir ahorcado, Blackwood le confiesa a Holmes que ocurrirán tres muertes que cambiarán el mundo. Cuelgan a Blackwood y el doctor Watson certifica su muerte; pero a los pocos días, el lord regresa de la tumba. Entre medias, Watson está planeando casarse con Mary Morstan (Kelly Reilly), lo cual no agrada en absoluto a Holmes; y reaparece una antigua amante del detective: la misteriosa Irene Adler (Rachel McAdams).
El principal problema que tiene la cinta es que, especialmente en su parte central, es muy confusa. Una vez vista, la trama de Blackwood es sencilla, pero mientras se ve, cuesta seguir las pistas. Claro que la trama tiene huecos enormes (¿por qué decidió Blackwood matar al enano, si le venía tan bien? ¿Cómo sabe Holmes de la muerte del embajador Standish? Además, esa muerte hubiera matado a Blackwood. Es imposible que Holmes conozca el soborno al carcelero. Y la fuga de Holmes del Parlamento, con la entrega de las llaves de las esposas, es tener mucho morro). Así que la solución es añadir subtramas que no están del todo bien contadas (sobre todo la de Irene Adler) y demasiadas escenas de acción.
 |
Robert Downey Jr. y Jude Law |
Estas últimas no son todo lo buenas que pudieran ser. Ritchie logra buenos momentos cuando sólo hay dos personajes implicados, pero en cuanto hay más elementos, la escena es algo confusa. La secuencia del barco es muy imaginativa, pero no es muy emocionante porque la acción no se sigue bien del todo; y lo mismo pasa con el final en el Puente de la Torre. Y eso que aquí Ritchie está más controlado que de costumbre (donde se desmelena es en esas dos escenas donde Holmes piensa los golpes que va a dar a su adversario. Totalmente gratuitas. Sirven para contar una faceta del personaje que ya sabemos por otras situaciones. También es muy Ritchie el flashback de Holmes siguiendo a Adler por Londres. Supongo que el director no se pudo controlar del todo).
En otras ocasiones, Ritchie tampoco sabe explotar por completo el potencial de algunas escenas. Pasa en el encuentro en el Parlamento entre Holmes y el ministro de interior, que, de nuevo es muy imaginativo, pero que no tiene mucho suspense. O las escenas cómicas, que están bien planificas y los actores están graciosos, pero que no resultan todo lo simpáticas de deberían ser.
En el lado positivo está un diseño de producción impresionante. Gracias a su oscuro y muy bonito look, el espectador se ve transportado a un estilizado Londres de finales del XIX. El reparto está muy bien, destacando un nervioso y divertido Robert Downey Jr. Y para qué negarlo, la película es confusa y tramposa, pero es entretenida.
Un enfoque muy diferente a lo que acostumbramos de Sherlock Holmes, no obstante, creo que el riesgo que han corrido con este film ha merecido la pena puesto que resulta entretenida y original.
Esta peli casi, casi me gusta. Visualmente es muy buena, y es una gozaba ver el Londres victoriano.