Sueño de invierno [7]
(Turquía, 2014, 196 min)
Dirección:
Nuri Bilge Ceylan
Guión:
Nuri Bilge Ceylan
Ebru Ceylan
Intérpretes:
Haluk Bilginer
Melisa Sözen
Demet Akbağ
Ayberk Pekcan
Tamer Levent
Nejat İşler
Nuri Bilge Ceylan posiblemente sea el cineasta turco más prestigioso de la actualidad, y tras rozar la Palma de Oro de Cannes en dos ocasiones (ganó el Gran Premio del Jurado en 2002 y en 2011 con «Lejano» y «Érase una vez en Anatolia»), este año se hizo con ella con «Sueño de invierno».
Aydin (Haluk Bilginer) es un antiguo actor que regenta un hotel en las montañas turcas, y con él viven su hermana Necla (Demet Akbağ) y su joven esposa Nihal (Melisa Sözen). Un día Aydin tiene que hacer frente a unos inquilinos que no pagan el alquiler de una casa que alquila, y al poco la apariencia de felicidad que tiene su familia se desquebraja.
«Sueño de invierno» es bastante poco visual, y muchas veces parece más una obra de teatro que una película (no porque haya pocos exteriores, sino porque la mayoría de la información viene en diálogos, no en imágenes). Además, Ceylan se esmera muy poco por sacar partido de los interiores (hay muy pocos cambios de tiro de cámara, y apenas mueve a los actores cuando éstos se ponen a hablar). Y así y todo, en ningún momento de sus más de tres horas te aburres, porque todas las situaciones y conversaciones son muy interesantes.
Resumidamente, la película cuenta cómo ese hombre y su familia son felices en ese hotel, pero entonces salen a la superficie resentimientos que llevaban guardándose durante mucho tiempo, y las relaciones entre los personajes se resienten. Sinceramente, descubrir todo lo que ocultaban los personajes es apasionante, porque Ceylan, como si fueran cebollas, les va quitando capas y capas, hasta que acaba mostrando sus interiores, dejando patente que la felicidad del principio era pura fachada. Pero el desarrollo de los acontecimientos no es bueno.
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Melisa Sözen |
La película tiene dos grandes problemas. El primero es que las escenas individuales son excesivamente largas, y a veces te planta elementos que luego se te olvidan, porque no vuelve a hacer referencia a ellos en muchísimo tiempo, y porque están escondidos en minutos y minutos de una conversación. Y el segundo es que muchos elementos directamente no están plantados, y te los cuenta de palabra, incluso contradiciendo lo que has visto en imágenes.
En la primera parte, la de la felicidad, las únicas notas discordantes es que la hermana le dice al protagonista que podría escribir algo más importante que unas columnas que nadie lee, y que la esposa está resentida porque no la apoya en sus causas sociales. Cuando empiezan a quebrarse las relaciones, a mí me desconcertaba que la hermana le dijera a su cuñada que estaba cansada de ellos (hablaba de ciertas miradas y tonos, y para mí era la primera noticia, porque jamás se había mostrado eso). Un poco más adelante, cuando el matrimonio se resentía, también toda la información era nueva para mí, porque no había visto nada de lo que se acusaban (lo ves en ese momento, pero no antes).
Cuando se acerca el final, que es lo más endeble de la película, te das cuenta de que lo que siente la mujer por la familia pobre que no puede pagar el alquiler no está nada preparado, y por lo tanto, su visita resulta muy forzada.
Ojo, que destripo el final.
Al final, te cuesta muchísimo saber por qué el hombre cambia de opinión y no se va a Estambul (en ningún momento de la última hora ves que eche de menos a su mujer), y tiene muy poca fuerza que le pida perdón con una voz en off, en vez de en una escena.
Y como pasa con varios elementos, saber que el protagonista está frustrado por no ponerse a escribir una historia del teatro turco está tan escondido (lo tienes que sonsacar por las conversaciones con el motorista y la hermana), que la última escena resulta poco emocionante.
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