Tetro [4]
(EE.UU., Italia, España, Argentina, 2009, 127 min)
Dirección y guión:
Francis Ford Coppola
Intérpretes:
Vincent Gallo
Maribel Verdú
Alden Ehrenreich
Klaus Maria Brandauer
Carmen Maura
Parecía que Francis Ford Coppola se había retirado del cine tras “Legítima defensa” en 1997. Sus viñedos del Valle de Napa lo hicieron rico, por lo que ya no tenía que dirigir encargos para pagar sus deudas. Sin embargo, hace dos años decidió volver con “Youth without youth”, una película que pagó de su bolsillo y que en España sigue inédita. Los críticos coincidían en que era un film visualmente sobresaliente con una narración floja. Con “Tetro” ocurre lo mismo.
La primera parte funciona bien. Un chico viaja hasta Argentina para encontrar a su hermano mayor y saber por qué huyó de su familia. Su hermano Tetro era escritor en Estados Unidos, pero reniega de su pasado y de su carrera literaria. Un día el joven encuentra una obra de teatro sin acabar de Tetro con la que descubre el pasado de su familia.
Si funciona es porque hay secretos por descubrir que mantienen el interés del espectador, porque técnicamente la película es excelente y porque el reparto está bien (destaca el desconocido Alden Ehrenreich. El crítico Roger Ebert lo ha bautizado como el nuevo DiCaprio, y sí que se parece físicamente y en la forma de actuar).
Como elementos positivos destacan la impresionante fotografía de Mihai Malaimare Jr, la pericia técnica de Coppola al a hora de poner en escena y componer planos (hay detalles geniales, como la abertura de la puerta al fondo de la casa de Tetro en un momento importante de la trama, o los paseos del chico por la ciudad) y el montaje de imagen y sonido de Walter Murch, posiblemente el mejor montador del mundo (la muerte de la madre de Tetro tiene un montaje de sonido muy bueno, con bombillas entrechocando, un sonido que volverá a utilizar en momentos claves; y las conversaciones, muchas de ellas con varios personajes, están muy bien montadas: la representación de “Fausta” era muy difícil de rodar y más difícil de montar, aunque no lo parezca).
En el otro lado de la balanza está que el espectador tiene que hacer un esfuerzo por creerse la trama, ya que los personajes actúan como a Coppola le interesa que actúen para hacer avanzar la acción, no de forma coherente (vale que Tetro es un genio y tiene cambios de opinión, pero algunas de sus reacciones y de otros personajes son increíbles). No sé entiende por qué Miranda (Maribel Verdú) se enamora de Tetro si éste es muy arisco. Me parece que el principal problema es que, aunque Vincent Gallo está correcto, Tetro no resulta fascinante. Coppola ha conseguido muchas veces crear personajes fascinantes (basta con pensar en Vito Corleone, el coronel Kurtz, o Drácula) pero no aquí.
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Alden Ehrenreich |
Otro problema es que el director quiere contar demasiadas cosas, y personalmente, a mí sólo me interesaba la relación entre Tetro y su hermano. Coppola presenta los ambientes por los que se mueve el protagonista, que están plagados de gente estrafalaria; y si en una película todos los personajes son raros (excepto Maribel Verdú), lo raro se convierte en la norma y deja de ser interesante.
Entre medias (o mejor dicho, al principio y al final), mete la pelea artística que existía entre el padre y el tío de Tetro, músicos ambos. Es un detalle autobiográfico (el padre y el tío de Coppola eran músicos que no se hablaban, y a pesar de los esfuerzos del director, nunca se reconciliaron) que emborrona la trama.
Con todos estos defectos, es lógico que la segunda parte de la película falle. Una vez que el espectador conoce los traumas de Tetro (queda uno que Coppola se reserva para el final), la película va perdiendo interés. El director utiliza giros incoherentes e increíbles para seguir avanzando y se centra en la relación del chico con los amigos de Tetro, siendo el resultado mucho menos atractivo que al principio. Da la sensación de que la película se estira más y más y más y más y más y más, simplemente porque a Coppola le gustaban los personajes que había creado.
En esta parte gana algo de importancia el personaje de Carmen Maura, que sinceramente, se podía haber ahorrado. Y cuando revela el gran secreto, lo cuenta de tres formas distintas. La película mantiene el mismo nivel de perfección formal y elegancia que la primera parte, pero lo que sucede en pantalla ya no es tan interesante.
Coppola ha tenido una carrera llena de altibajos, compaginando trabajos personales con película alimenticias. Lo curioso es que tanto con los proyectos propios como con los ajenos ha conseguido obras maestras y películas mediocres. “Tetro” es muy personal con temas que obsesionan al director (la descomposición de la familia, el teatro, la música, Klaus Maria Brandauer es un claro sosia de Carmine Coppola…) y aunque el resultado no es un desastre, da la sensación de que si un productor le hubiera controlado, la película habría sido mucho mejor.
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