The City [6]

Portada original de The City, de Dean KoontzNOVELA

The City
(EE.UU., 2014, 416 páginas)
Dean Koontz
Continúa mi relación de amor-odio con Dean Koontz. Tras leer y encantarme su cuento «The Neighbor«, donde tangencialmente promocionaba «The City», y ver que a los fans esta novela les estaba gustando, decidí comprarla. Y la verdad es que la experiencia de leérmela ha sido frustrante: mezcla partes excepcionalmente buenas con partes muy flojas, en una trama llena de problemas.
   Jonah Kirk es un niño que vive con su madre Sylvia en una gran ciudad de Estados Unidos durante los años 60. Sylvia se gana la vida como camarera durante el día y es cantante de jazz por las noches, esperando su gran oportunidad, que nunca llega; mientras que Jonah sueña con ser un gran pianista, como su abuelo. La vida de Jonah da un giro cuando conoce a una mujer que asegura ser el alma de la ciudad, y quien le mostrará en sueños a personas muy peligrosas que aparecerán en su vida.
   «The City» tiene mucho de ficción contemporánea, una pizca de paranormal y un poco de thriller. Lo poco de paranormal que tiene es genial, la ficción contemporánea resulta muy tierna, y tiene grandes momentos, pero lo de thriller, exceptuando una parte central maravillosa, queda forzado, y normalmente es decepcionante porque no cumple con las expectativas.
   Koontz cuenta la historia de ese chico, y la relación con su madre, que le está sacando adelante sin la ayuda de su inútil padre, y es muy bonita. Aparte de contarte cómo vivían día a día, Koontz añade referencias a lo tumultuosos que fueron esos años, y referencias musicales. Está contada en primera persona, a través de los ojos de un hombre de 57 años que rememora su infancia, y está relatada con un tono muy cálido. A pesar de lo bien que funciona la historia de la madre y el hijo, Koontz no hace más que indicarte que algo muy malo va a pasar, como si no estuviera seguro de poder mantener la atención de lector solo con esa historia, y entonces aparece un poco de paranormal, y mete a una banda de criminales.
   Hasta que no llegas al último tercio, la novela funciona muy bien, luego toda la parte de thriller, y algo de lo paranormal, dejan de tener sentido y parecen trampas. En la parte central, además de las apariciones de la mujer misteriosa, que son muy buenas, es genial la relación de Jonah con su vecino, el sastre japonés, y cómo deciden jugar a detectives con una inquilina muy peligrosa. Y hacía el final, funciona muy bien la relación de Jonah con su amigo Malcolm, con quien toca jazz; aparece una escena de acción sobresaliente en un banco; y Koontz logra momentos muy emotivos en un hospital.
   Pero en el último tercio te das cuenta de que algún sueño premonitorio no lo era, y simplemente era una estrategia para subir la tensión; y que la historia de la banda de criminales da demasiadas vueltas, y muchas veces es incoherente. Para mí lo peor es cuando Koontz se separa de Jonah y utiliza a varios japoneses para investigar a los criminales. No solo esas escenas suenan completamente distintas al resto, sino que te cuesta creer que Jonah fuera capaz de conocer tantos detalles, y tan íntimos, como para que lo esté relatando él en primera persona.
   Además, todas la acciones que conducen al clímax no tienen sentido (¿para qué acosar al niño, si los criminales siguen vivos y libres, y saben que su casa va a estar vigilada), y el clímax es muy tramposo. Y para cerrar la novela, a Koontz se le va la mano con el optimismo, y a los protagonistas les pasan demasiadas cosas buenas.
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