The Master [3]

Poster original de The MasterThe Master
(EE.UU., 2012, 144 min)
Dirección y guión:
Paul Thomas Anderson
Intérpretes:
Joaquin Phoenix
Philip Seymour Hoffman
Amy Adams
Laura Dern

Cuando se anunciaron las candidaturas de los últimos Oscar, una de las mayores sorpresas fue que “The Master”, que sonaba en muchas quinielas, sólo lograba nominaciones para tres de sus intérpretes. Paul Thomas Anderson es muy prestigioso, la película tenía unas críticas impecables, a lo que se añadía el morbillo de que trataba sobre el origen de la Cienciología. Pues bien, después de haberla sufrido, entiendo por qué sólo están nominados los actores: las actuaciones son excelentes, pero narrativamente es un desastre y está deliberadamente mal rodada y montada, lo que hace que sea aburridísima; y además, no va sobre el origen de la Cienciología (el personaje de Seymour Hoffman están inspirado en L. Ron Hubbard, pero no es su historia). Cuando salí del cine lo que más oía era “¡Qué coñazo!” y “¡Qué peñazo!”.
   Freddie Quell (Joaquin Phoenix) regresa de la Segunda Guerra Mundial alcoholizado, obsesionado con el sexo, y trastornado por estrés postraumático. Cuando intenta reintegrarse en la vida normal trabajando como fotógrafo para unos grandes almacenes, termina peleándose con un cliente. Vagando por Estados Unidos acaba en un barco donde encuentra a Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un hombre que ha creado un movimiento filosófico llamado “La Causa”, y a sus seguidores. Quell se une a ellos, y mediante una serie de técnicas, Dodd, al que muchos consideran un charlatán y otros tantos un iluminado, intentará ayudarle a superar sus traumas.
   Algo fundamental que un director debe dominar es el poder narrativo. Eso significa que por mucho que se desvíe de cánones narrativos, haga pausas o se vaya por las ramas, siempre va a mantener la atención de espectador. Anderson demostró dominarlo en “Magnolia” o en “Pozos de ambición”, pero no en “The Master”, que es un desastre narrativo con ideas y actuaciones muy buenas y algún momento excelente.
   Al acabar la película te das cuenta de que lo que Anderson te ha querido contar es que la mala influencia de Seymour Hoffman sobre Phoenix no sólo no le ha curado, sino que le ha empeorado. Vale, ese mensaje está muy bien, pero para contártelo Anderson se pierde por las ramas en una trama estiradísima y terriblemente estructurada, que muchas veces no tiene coherencia.
Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman en The Master
Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman

Hasta que arranca la película, Anderson te ha contado una y otra vez y otra vez y otra vez lo tocado que vuelve Phoenix de la guerra. Y es que sus traumas los has pillado a los cinco minutos. Y durante la primera parte, la de los grandes almacenes, dedica tanto tiempo a la chica que parece que ese personaje va a pintar algo.
En cuando aparece Seymour Hoffman, Anderson se centra en la historia de Phoenix (aunque a veces se detiene demasiado en ciertos aspectos: todas sesiones con Seymour Hoffman o la historia de amor —que menos apasionada es de todo—) y divaga y divaga sin llegar a nada. Además, nunca llegas a sentir el poder real de Seymour Hoffman, porque incluso sus seguidores se plantean sus teorías, y no ves que sea especialmente peligroso o manipulador. Y la relación de amor-odio que Phoenix tiene con él no acabo de entenderla: en una escena el hijo le cuenta que su padre es un charlatán que se inventa todo sobre la marcha y Phoenix se pelea con él, pero en la siguiente escena Phoenix se pelea con Seymour Hoffman acusándole de ser un charlatán.

   Y algo que me saca de quicio es lo deliberadamente mal rodada y montada que está. Anderson parece obsesionado por mantener demasiado los planos en un determinado actor o en que las acciones no se vean excesivamente bien. De este modo, te cuesta reconocer a Laura Dern cuando aparece, o mantiene demasiado los planos en Phoenix en la primera sesión, o no corta a Seymour Hoffman en la escena de la cárcel (ahí sólo se ve su cogote, lo cual es demencial: tener a un actor tan bueno como él y no aprovecharlo).
   «The Master» es incomodísima de ver por su planificación y montaje, y soporífera por lo mal contada que está.
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