To the Wonder [1]

Poster original de To the WonderTo the Wonder
(EE.UU., 2012, 112 min)
Dirección y guión:
Terrence Malick
Intérpretes:
Olga Kurylenko
Ben Affleck
Javier Bardem
Raquel McAdams
Tatiana Chiline
Romina Mondello
Charles Baker

 

Menuda tomadura de pelo.
   Terreck Malick se ha vuelto prolífico. El que espaciara sus películas mucho (entre su segunda —“Días del cielo”— y su tercera —“La delgada línea roja”— hay 20 años de separación), ahora encadena un film tras otro. En 2011 dirigió “El árbol de la vida” y le fue muy bien (Palma de Oro en Cannes, y 4 nominaciones a los Oscars, incluidas Mejor Película y Director); el año pasado dirigió “To the Wonder” y no le ha ido tan bien: fue a Venecia y no tuvo una buena recepción; el film ha hecho muy poco ruido; y en Estados Unidos ha tenido un estreno simultáneo en internet y en (muy pocos) cines. Malick ahora mismo está enfrascado en las post-producción de tres películas.
   La europea Marina (Olga Kurylenko) y el americano Neil (Ben Affleck), que parecen vivir
en un eterno anuncio de colonia y sólo saben hablar a través de la voz en off, se enamoran en Francia. Juntos, y con la hija de 10 años de Marina (Tatiana Chiline), siguen en su mundo de anuncio de colonia, pero ahora en el Medio Oeste americano. Marina y Neil se enamoran y desamoran cuando a Malick le da la gana, y por ahí aparece un cura en plena crisis de fe (Javier Bardem) y una americana (Raquel McAdams) que tiene caballos.
Olga Kurylenko y Ben Affleck en To the Wonder
Olga Kurylenko y Ben Affleck

Viendo este desastre, yo juraría que Malick tenía una ligera noción de historia y se puso a rodar una cantidad ingente de material con sus actores (por lo visto por ahí también aparecían Rachel Weisz, Jessica Chastain, Amanda Peet, Barry Pepper y Michael Sheen). En montaje más o menos encontró un sentido, y con la voz en off hizo que encajara todo.

   Bueno, menuda jeta tiene Malick. La película es un constante saltar de imágenes bonitas, con los actores poniendo miradas o dando brincos o frunciendo el ceño (según le convenga a Malick), con muy pocos diálogos en boca, en una historia nimia, que es muy caprichosa, está llena de tópicos (la europea es sensible y toca el piano; la americana tiene caballos; el cura tiene una crisis de fe), y que encima está más contada (¡Dios mío, que evolución de los acontecimientos!).
   Y Malick, para darle una falsa profundidad y engañar a esnobs, de vez en cuando dice que habla del amor, de la fe, y la espiritualidad.
   Si esto es arte, los anuncios de perfume también lo son.
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