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Nueva portada |
Dicen que nunca hay que juzgar un libro por su portada. Si se refieren a las personas, tienen razón, pero con los libros, ya pueden decir misa: más te vale tener una buena portada si quieres vender. Y un buen resumen. Ambos enfocados a tu público potencial. Aunque inconscientemente sabía esto, y fui mejorando esos elementos libro a libro, no fui realmente consciente de ello hasta este verano.
Si quieres tener una carrera literaria, es fundamental que tus libros no se queden descatalogados (ahora se puede lograr con el libro digital y la impresión bajo demanda)
y que se sigan vendiendo. Que estén disponibles, pero que no se vendan, es igual que si se quedaran descatalogados. La venta de cada libro te da poco dinero, pero sumando ventas aquí y allá, ese poquito va sumando y creciendo.Mi colección de cuentos
Vivir soñando nunca se vendió bien. Al principio tuvo un pequeño goteo de ventas (creo que el 90 % vino de familiares y amigos… y de libros que se compraban mis padres sin decírmelo para regárselos a familiares y amigos suyos), luego se paró; cuando publiqué
Atrévete a ser escritor, hubo otro pequeño goteo, de gente a la que le había gustado mi libro y por curiosidad se compraba mis cuentos. Pero llevaba meses sin vender ni un solo ejemplar.
Al ser mi primer libro, de unos cuentos que había escrito entre 2009 y 2012, siempre me quedaba la duda de que no estuvieran bien, a pesar de que los comentarios en Amazon eran muy positivos. Incluso cuando les hablaba a mis alumnos de mis libros, de este lo hacía con la boca pequeña, como si sintiera vergüenza por sugerir que se lo podían comprar.
Y la portada, que había hecho yo (es lo que hay si tienes presupuesto cero para publicar), nunca me acabó de gustar. Jamás llamaría a atención para echarle un vistazo.Pero este verano me sucedieron dos cosas que me hicieron replantearme la estrategia de marketing para ese libro.
MEJOR PORTADA
Cuando me llegó el ejemplar de prueba de
La aventura de ser escritor, quedé un día con un amigo que me había dado sugerencias para mejorar la portada. Se lo enseñé, para que viera cómo quedaba impreso, y se quedó alucinado. Me preguntó si Amazon había mejorado el sistema de impresión desde que publiqué
Vivir soñando (él fue uno de los que se lo compró), porque tenía una calidad exactamente igual a la de un libro editado por una editorial. Le dije que no, pero inmediatamente pensé que lo que pasaba es que la portada de
La aventura de ser escritor era muchísimo mejor (también hecha por mí. Es lo que pasa cuando sigues teniendo presupuesto cero para publicar, que acabas siendo un diseñador de portadas decente).
Eso me dio que pensar; tal vez debería cambiar la portada de Vivir soñando para que resultara más atractiva. Ahora, gracias a la práctica, sabría mejorarla sin problemas, pero aún no estaba convencido de que los cuentos estuvieran bien. Me daba miedo volverlos a leer y descubrir que eran amateurs.
Sí, me encontraba en una situación que no tenía ni pies ni cabeza: por una parte, quería que mis cuentos se vendieran, pero por otra tenía miedo de que no tuvieran calidad suficiente, y en vez de hacer algo tan sencillo como comprobar si estaban bien, dejaba que el tiempo pasara sin hacer nada.
Demencial.
El otro acontecimiento vino justo después de terminar La aventura de ser escritor. Cada vez que publicas un nuevo libro, ese será el que posiblemente mejores ventas tenga, pero se va a producir el efecto cascada: las ventas de tus otros libros van a subir porque habrá gente que te descubra y querrá comprarse más libros tuyos. Así que tenía que estar preparado para esa cascada.
Tener el Word 2016 me ha simplificado mucho las cosas, tanto para maquetar el libro en papel como para hacer el Kindle (antes tenía un Word del pleistoceno, y era un infierno crear un Kindle con él, y las sangrías no quedaban bien del todo). Así que decidí que haría unas nuevas versiones digitales de mis dos libros anteriores.
Cuando estaba con Vivir soñando, me puse a leer pasajes… y volví a enamorarme de esos cuentos. Eran tiernos y divertidos, y nada amateurs. Cuando los publiqué, ya llevaba cuatro años escribiendo, había escrito una novela entremedias, y los había retocado justo antes de publicarlos. A este libro tenía que darle nueva vida: había llegado el momento de cambiar de portada.
A un nivel personal, me sorprendió cómo habían surgido tan pronto los temas que me gustan, y que se repiten en mi ficción. Y observaba feliz cómo ha cambiado mi vida a mejor desde entonces: en mi ficción, disfrazadas, se filtraban mis frustraciones, cosas que me gustaría hacer pero no me atrevía, y que ahora hago sin problemas.
Una vez que tienes identificados los elementos que definen tu libro (aparte de en la trama, piensa en las emociones que transmite y el tono que tiene), tienes que diseñar una portada que sugieran esas emociones. Yo, por ejemplo, no quería que mis libros para escritores dieran una imagen de seriedad, de peñazo tipo manual de gramática o (escalofríos, escalofríos) libro de texto de Lengua y Literatura, sino de algo mágico y divertido, que es lo que para mí es escribir ficción. Y, además, están escritos en un tono bastante coloquial. Creo que sus portadas reflejan eso.
Para
Vivir soñando, fui a
DepositPhotos y busqué “sueños”. Quería una foto o ilustración que cubriera toda la portada, para que no quedara el título arriba, una foto a la mitad, y mi nombre abajo. Encontré ese dibujo, que me gustó mucho, y lo adapté al tamaño del libro. Quería que apareciera una chica, porque la mayoría de los cuentos están protagonizados por mujeres, y aunque no refleja el humor que tiene, sí transmite calma. Cada vez que la veo, pienso que representa a alguna de esas chicas.Entonces se me ocurrió que necesitaba un pequeño eslogan. Si simplemente decía que eran relatos (relato y cuento son sinónimos, pero mucha gente piensa automáticamente en cuentos infantiles si les dices la palabra cuento), esa portada no atraería a nadie. “¿Relatos de Carlos del Río? ¿Y ese quién es?”. Pensé que eran cuentos optimistas, entrañables y simpáticos (hay una excepción con un cuento triste, pero incluso ese tiene partes con humor y mucha sensibilidad). Así que se me ocurrió que eran siete relatos para sentirse bien, y ese se convirtió en su eslogan.
VENDE EL CONTENIDO
Cuando publiqué Vivir soñando a finales de 2012 pensaba que mi mayor escaparate sería mi blog: la gente me conocería por mi rincón, y entonces se compraría mi libro. Resulta que mi mayor escaparate es Amazon, y mucha gente que no me conoce, compra allí mis libros.
Esto me llevó a escribir un resumen pésimo. Me centraba en mí y en mi blog, en lo frustrado que me sentía antes de ponerme a escribir, y apenas hablaba de los cuentos. No era nada atractivo. No decía de qué iban o qué les iba a hacer sentir a los lectores, simplemente que eran cuentos de ficción general.No sé, es como si vas a un restaurante y te dicen que los segundos son segundos platos y se quedan callados.
A la hora es escribir un resumen no tienes que pensar en ti, a menos que seas superfamoso, y me refiero a fama tamaño Stephen King o J.K. Rowling, sino en tu público objetivo. ¿Por qué crees que les gustará tu libro? ¿De qué va? ¿Qué les va a hacer sentir?
Una buena fórmula para resumir la trama en pocas palabras es presentar al protagonista, con un poco de caracterización, y el conflicto que le hace reaccionar al principio. Si no es ficción contemporánea, hay que indicar la época y el lugar donde se desarrolla.
Con eso en mente, escribí el siguiente resumen. Desaparecía yo por completo, y tomaban protagonismo las emociones que transmitían y los cuentos en sí.
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Ranking del 6 de septiembre de 2017 |
Vivir soñando es una colección de siete relatos para sentirse bien, con humor, ternura y emoción, que tratan de la amistad, del amor, de aprovechar la vida y de lo que es ser humano. Contiene, además, siete comentarios para aprender a escribir ficción.
“La cabeza en las nubes”: La hondureña Carolina vino a España buscando una vida mejor para ella y su hijo Albeiro, quien se quedó en Honduras, pero la realidad es muy distinta de lo que ella tenía pensado. El único que la hace feliz en su nuevo país es su novio José Ernesto, pero el chico le viene con cada ocurrencia… y ahora se le ha ocurrido la más demencial de todas.
“Tarántulas de cinco patas”: Una chica de veintitrés años acaba de llegar a la ciudad, y para socializarse, decide apuntarse a un taller de pintura. Para su horror, el profesor es un pedante con el ego hinchado que no sabe explicar, y aunque lo pasa muy mal en las clases, estas inesperadamente, y de soslayo, la ayudarán, aunque no sea a dibujar.
“Una terraza a las orillas del Sena”: Luisa es una mujer de mediana edad que siente que no está aprovechando del todo la vida. Para sorpresa de Manolo, su marido, y su hijo adolescente Sergio, decide apuntarse a unas clases de francés, recuperando una vieja pasión por ese idioma. Sin que la familia se lo espere, esas clases les cambiarán a todos.
“Voces en la granja”: Aunque parece un día como otro cualquiera, no lo es. Al amanecer Pedro se levanta para atender a los animales de su granja, esperando una jornada sin sobresaltos, pero cuando va a ordeñar a la vaca Jacinta, puede entender lo que la vaca le dice.
“Magia”: En un microrrelato de menos de 250 palabras, un niño descubrirá fascinado un lugar real mágico.
“El club de ajedrez”: Julián se acaba de jubilar y le pide a su mujer Luisa que adelante su jubilación, para poder estar más tiempo juntos. Luisa no quiere, así que Julián se apunta al club de ajedrez del barrio, aunque siempre añora tener a Luisa a su lado.
“Nobleza baturra”: Es un cuento largo que repasa la amistad entre Sofía y Angelines, dos ancianas que llevan siendo amigas desde la infancia, a pesar de que su primer encuentro, cuando coincidieron en un cine para ver la película de Imperio Argentina Nobleza baturra, fue un desastre. Las mujeres rememorarán su vida, y Sofía, con ayuda de Angelines, hará algo que no se atrevió a hacer decenios atrás.
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