Vincere [6]
Vincere
(Italia, Francia, 2009, 128 min)
Dirección:
Marco Bellocchio
Guión:
Marco Bellocchio
Daniela Ceselli
Intérpretes:
Giovanna Mezzogiorno
Filippo Timi
Fausto Ruso Alesi
Michela Cescon
Pier Georgio Bellocchio
“Vincere” es el último film del veterano Marco Bellocchio, y a pesar de tener buenas críticas, ni le ha ido bien con los premios, ni ha funcionado en taquilla como película de arte y ensayo que engancha a un público intelectual. Estuvo a concurso en Cannes el año pasado, y aunque estaba entre las favoritas para llevarse la Palma de Oro, se fue con las manos vacías. “Vincere” es muy irregular, pero sin duda es superior a “La cinta blanca”, que fue la ganadora, o “Un profeta”, que logró el Gran Premio del Jurado; dos películas mediocres que han arrasado en los premios y han encontrado su público intelectual (y miope). Injusticias del cine.
“Vincere” comienza siendo un biopic de Benito Mussolini (Filippo Timi) durante los años 10, cuando va dando pasos para ascender al poder y conoce a Ida Dalser (Giovanna Mezzogiorno), con la que se casa y tiene un hijo. Un poco más adelante, Mussolini se casa con otra mujer, Rachele Guidi, y repudia a Ida. Una vez en el poder, Mussolini separa a Ida de su hijo, y la interna en un manicomio, donde no puede probar que es la primera mujer del Duce.
Las dos partes de la película son tan distintas, y están tan diferenciadas, que “Vincere” parece dos films: uno muy torpe y frustrante, el otro con fallos, pero fascinante. La primera hora es enervante, con una falta de dirección tremenda. Da la sensación de que la película trata de la vida de Mussolini, ya que Ida siempre está en un segundo plano, y no entiendes que dedique tanto tiempo a Ida y Benito besándose y haciendo el amor. Además, muchos acontecimientos de la vida de Mussolini o los conoces, o no te enteras de que está pasando. Aparece un duelo, y todavía me estoy preguntado contra quién se enfrentaba y por qué; se ve a Mussolini quemando y arrojando documentos desde una balaustra, pero no sé qué estaba destruyendo. La historia del otro matrimonio está muy mal contada: de repente Ida se agobia mucho porque llega una mujer a ver a un Mussolini convaleciente, y dice ser su verdadera esposa. Ese momento, que si llega a estar bien preparado, sería muy potente, no tiene nada de fuerza porque lo suelta de golpe, y todavía te estás preguntando de qué va esa película.
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Filippo Timi y Giovanna Mezzogiorno |
Esa primera parte tiene una forma muy aparatosa, con una puesta en escena muy artificial, que a mí lo único que me provocaba era sacarme más y más de la película. Supongo que Bellocchio quería imitar estilísticamente la personalidad de Mussolini, que era un fantoche tan exagerado que parecía una caricatura (más adelante hay imágenes de archivo, y el Benzino Napaloni de “El gran dictador” era igual. Es inevitable pensar cómo los italianos se lo podían tomar en serio. Claro que ahora tienen a Silvio Berlusconi…). Los textos sobreimpresionados me agobian, o que Mussolini se ponga a cantar cuando estalla la Primera Guerra Mundial; y la escena del cine, con los espectadores cantando ópera, me parece ridícula. Ganas me daban de cambiarme de sala.
La segunda hora es mucho mejor. Bellocchio sigue sin presentar bien a los personajes (¡lo que me costó saber que ese hombre calvo y con bigote era el hermano de Ida!), y sigue habiendo momentos que no están bien preparados o explicados (como cuando esconde unos documentos en un ave disecada, que luego no sirve para nada; o la monja que ayuda a Ida al final, donde era indispensable mostrar que se formaba una amistad para justificar lo que hacía); pero la historia de Ida tiene tanta fuerza, y Giovanna Mezzogiorno transmite tan bien la frustración de su personaje, que lo pasas por alto. Por fin la película se centra en lo que quiere contar y Bellocchio y una sobresaliente Mezzogiorno logran momentos de muchísima intensidad emocional. Formalmente, la película deja de hacer las cabriolas del principio.
Supongo que a Bellocchio le atraía la idea de juntar estas dos tramas; pero el principio no funciona en absoluto. Si se hubiera centrado sólo en la historia de Ida Dalse, que de por sí es muy buena, “Vincere” sería mucho mejor.
Supongo que a Bellocchio le atraía la idea de juntar estas dos tramas; pero el principio no funciona en absoluto. Si se hubiera centrado sólo en la historia de Ida Dalse, que de por sí es muy buena, “Vincere” sería mucho mejor.
A mí me pareció redonda, tanto la película como las actuaciones. Muy recomendable.