Entrevista a José Antonio Cotrina
José Antonio Cotrina es unos de los escritores españoles más destacados de ciencia ficción, fantasía y terror. Comenzó a publicar relatos a principios de los 90, y ahí sigue.
Aparte de para adultos (Las fuentes perdidas), ha escrito para jóvenes (la trilogía de El ciclo de la Luna Roja) o niños (El día del dragón, junto a Gabriella Campbell), a dos y cuatro manos (Las puertas del infinito, con Víctor Conde, o Crónicas del fin, con Campbell), novelas, novelas cortas y relatos… Se podría decir que le encanta escribir. Y mezcla muy hábilmente trabajar con editoriales tradiciones y la autopublicación en Amazon (con ayuda de Campbell y la ilustradora Libertad Delgado).
Dice Cotrina que aprendió a escribir dejándose aconsejar por gente que sabía más que él. Es un grandísimo consejo para todo en la vida. Déjate aconsejar por él en esta entrevista, que sabe muchísimo y aquí suelta varias recomendaciones muy sensatas para ser escritor, y descubre cómo empezó a escribir, sus mayores influencias, si se puede vivir de la escritura o qué proyectos se trae entre manos.
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¿Cuándo comenzaste a escribir historias y cuándo decidiste que querías ser escritor?
Las historias me fascinan desde que era un crío. Me zampaba todos los dibujos animados que daban en la tele, alucinaba con los cuentos que me contaba mi abuela y era capaz de tirarme horas delante de un tebeo aunque no entendiera ni una palabra. Había magia allí, esa magia tremenda y maravillosa de lo que no existe. Ya de pequeño intenté contar mis primeras historias. Lo hice, supongo que como muchos, jugando. Mis juguetes favoritos en aquel tiempo eran varios Airgam Boys del espacio. Contaba historias con ellos, aventuras siderales que en mi cabeza transcurrían en escenarios galácticos imponentes cuando en realidad sucedían en sitios tan prosaicos como la alfombra del salón. Eran historias de Continuará, una verdadera saga a ras de suelo que iba encadenando aventura tras aventura, capítulo tras capítulo, como si de una serie de televisión se tratara. Una tarde, mientras jugaba en un parque con mis amigos (sí, también tenía amigos reales; era un chaval muy completo) me caí de un árbol y me rompí un brazo y una pierna. Durante las semanas de convalecencia veía a mis muñecos bastante aburridos; no podía jugar con ellos, al menos no del mismo modo, no podía arrastrarme por el suelo o llevarlos a dar saltos por las estanterías y los brazos de los sillones. Así que cogí un cuaderno y un lápiz y comencé a escribir sus aventuras. Esa fue mi primera novela. Así empecé. Luego, con el paso del tiempo, el juego se volvió un poco más serio. Pero solo un poco.
¿Te formaste de alguna manera para ser escritor?
Me formé escribiendo. Y leyendo a saco porque una cosa va unida íntimamente a la otra. Han sido años, ¡décadas!, de rellenar folio tras folio sin parar. Han pasado casi cuarenta años desde que escribí aquella primera novela (sería muy generoso decir que era mala, rozaba lo atroz), luego hubo varias que quedaran incompletas (daba igual, solo era un niño que se divertía contando historias), y que eran tan malas como la primera; luego pasé a los cuentos, que eran muy satisfactorios en el sentido de que no costaba tanto terminarlos. Y crecí y seguí escribiendo sin parar. Y a medida que lo hacía mi estilo se hizo más ampuloso y abigarrado, no había un sustantivo que no estuviera rodeado de adjetivos, no había frase que fuera lo bastante larga y retorcida. En mi ingenuidad creía que escribir bien era eso, poner palabros uno tras otro del modo más enrevesado posible. Hasta que alguien me dijo que dejara de intentar demostrar al mundo lo bien que escribía y que me limitara a escribir. Creo que ha sido uno de los mejores consejos que me han dado. Y así es como he ido avanzando. Puliéndome sobre la marcha y dejándome aconsejar por gente que sabe más de esto que yo.
¿Se puede vivir exclusivamente de la escritura?
Es muy complicado. Suelo contestar que se puede malvivir, y eso solo si tienes una gran dosis de suerte. Para poder vivir de manera plena de la literatura se tienen que dar unas circunstancias y factores muy especiales que rara vez coinciden. Además no podemos engañarnos, el mercado fantástico español es muy limitado, el tope de lectores está ahí; sobre todo en el fantástico para adultos, en el juvenil ya es otra cosa. Por norma general hay que buscar otras fuentes de ingresos para sobrevivir.
¿Quiénes son tus mayores influencias?
Tantas que es complicado mencionarlas todas. No solo se trata de libros: las historias, sobre todo en estos tiempos, nos llegan desde una infinidad de medios: cómic, televisión, cine, hasta videojuegos… En lo que a libros se refiere siempre señalo dos porque, por decirlo de algún modo, fueron los que me enseñaron el camino: La historia interminable de Michael Ende y Sortilegio de Clive Barker. El primero me apabulló con su gran imaginación, con ese juego entre lo real y lo fantástico y su manera de mezclarlos. El segundo también me impactó muchísimo, me mostró de lo que es capaz la fantasía oscura, esa imbricación entre fantasía y terror que, como sabe todo aquel que me ha leído, es uno de los terrenos en los que mejor me lo paso.
¿Cómo llegaste a los géneros de fantasía, ciencia ficción y terror? ¿Y cómo llegaste a la literatura juvenil?
Deriva natural. Aunque soy un lector de gustos heterogéneos, confieso que disfruto más en el terreno de lo fantástico en todas sus vertientes. Esas eran las historias que más me gustaban de pequeño y de las que más disfruto siendo adulto. Cuando leo y escribo fantástico busco siempre el sentido de la maravilla, esa suspensión de la incredulidad que se da durante la lectura y que te hace olvidar que eso que estás leyendo es imposible.
Y también llegué a la literatura juvenil de manera natural. Después de escribir Las fuentes perdidas, mi primera novela, me embarqué en La casa de la Colina Negra, una novela que, por temática e historia, me pareció adecuada para un público joven.
¿Te has planteado escribir otros géneros?
Estoy muy cómodo en el terreno fantástico. Tal vez porque (según dicen) una de mis principales virtudes es la imaginación y me encanta enfocarla hacia lo que no existe. Siempre cuento la anécdota de que una vez intenté escribir un relato de género negro, pero que a los pocos párrafos ya me salió un fantasma. No me veo escribiendo otra cosa que no sea fantasía, aunque me atraen los terrenos colindantes entre lo fantástico y el realismo, las historias en las que no queda claro si lo que está sucediendo es real o no.
¿Eres escritor de brújula o de mapa? ¿Tienes un plan detallado antes de escribir, o vas descubriendo la historia a medida que escribes?
Antes de ponerme a escribir debo tener muy claro qué voy a contar, al menos necesito tener preparada la espina dorsal de la historia, con su final ya definido y los momentos cumbres diseñados y fijados. Escribir sin saber dónde vas es muy arriesgado, corres el riesgo de perder el rumbo o caer en problemas de ritmo. Algunos piensan que trabajar sobre un plan previsto coarta la libertad o resta frescura al relato, yo opino que eso no es cierto: los momentos de inspiración siguen ahí, a veces aparecen cuando están planteando la historia y en otras ocasiones tienen lugar cuando ya estás trabajando en firme en ella, si tienes bien dibujado el mapa, todo se puede integrar con facilidad.
¿Qué diferencia hay entre escribir una novela autoconclusiva y una trilogía como El ciclo de la Luna Roja?
Da la casualidad de que en el caso que comentas de entrada mi intención era escribir una única novela hasta que, llegado a cierto punto, comprendí que ninguna editorial en su sano juicio iba a publicar semejante mamotreto. Fue entonces cuando cambié la perspectiva (más o menos a la altura de lo que luego sería la mitad del segundo volumen) y adopté mentalidad de trilogía. Por eso algunos lectores opinan que el primer libro tiene cierto aire introductorio. Si ahora me embarcara en una nueva trilogía tendría muy claro que, en la medida de lo posible, cada libro debería ser autosuficiente y satisfactorio para el lector.
Has escrito cuatro libros con Gabriella Campbell, tu pareja, y otro con Víctor Conde. ¿Cómo se escribe a cuatro manos? ¿Escribir con tu pareja es más fácil o difícil? ¿Prefieres escribir solo?
Lo de escribir a cuatro manos complica las cosas más que simplificarlas. Gabriella y yo comentamos mucho lo de que nuestra primera colaboración surgió sobre la premisa de que “escribiendo dos se escribe el doble de rápido”. Luego descubrimos que estábamos muy equivocados, se tarda mucho más. El proceso de planificación de historia se alarga, por ejemplo, hay mucho que discutir y que tener claro antes de sentarse a escribir. Si alguien tiene curiosidad en saber más del tema, aquí os enlazo un artículo de Gabriella al respecto que ilustra a la perfección el infierno la problemática a la que nos enfrentamos siempre que nos ponemos a escribir juntos: https://www.gabriellaliteraria.com/escribir-a-cuatro-manos/
Pero escribir con tu pareja, aunque difícil, también es muy satisfactorio. Aprendemos mucho el uno del otro. Además en todo este tiempo hemos ido puliendo un sistema y una rutina de trabajo que nos hace las cosas mucho más sencillas. La planificación, redacción y corrección de El fin de los sueños no tiene nada que ver con el sistema con el que trabajamos Crónicas del fin.
¿Escribir solo o acompañado? Son modalidades de juego diferentes con resultados distintos. En solitario no podría escribir las obras que tengo a medias con Víctor o con Gabriella. En unión con ellos hemos conseguido un estilo nuevo, una fusión estilística y temática que ninguno podría haber conseguido en solitario.
¿Cuál es tu rutina de escritura? ¿Cuánto tardas en escribir una novela?
Mi rutina de trabajo ha variado mucho a lo largo de los años y es más que probable que siga modificándose. Durante un tiempo escribía sobre todo por las tardes y las noches, ahora empiezo por la mañana y termino a media tarde Divido mi jornada en bloques de trabajo que dedico a planificación, escritura, corrección y también a las tareas que trae aparejadas Lo extraño y lo maravilloso, la plataforma sobre literatura fantástica que comparto con Gabriella Campbell.
Es difícil cuantificar el tiempo que dedico a cada novela, hasta hace poco solía estar embarcado en varios proyectos literarios paralelos y así es muy difícil medir cuánto tiempo te lleva cada cosa. Ahora he cambiado la mentalidad, solo tengo un único proyecto de escritura en marcha. Si me haces esta misma pregunta dentro de unos años, ya podré responderte de una manera más clara.
Eres autor híbrido, mezclas las editoriales tradicionales con la autopublicación, ¿por qué? ¿qué ventajas e inconvenientes tienen cada una de las dos formas de publicación?
Antes de nada, yo tengo la suerte de contar con una cómplice excepcional para las tareas de autopublicación: Gabriella Campbell. Con ella todo es mucho más sencillo, ya que hay poca gente que tenga las cosas tan claras en ese campo. Y además contamos con las labores gráficas de Libertad Delgado, que viste nuestros libros de manera excepcional. En el plano positivo, con la autopublicación ganamos un control absoluto sobre nuestra obra, aunque eso implica una mayor carga de trabajo (nosotros mismos corregimos, diseñamos y maquetamos), también conlleva unas ventajas tremendas como, por poner un ejemplo, ver el efecto inmediato que tiene sobre el libro cualquier estrategia de marketing que realicemos. La ventaja que tiene la edición tradicional, y que además es tremenda, es la distribución: en teoría puedes llegar a todos los puntos de venta del país, cosa que con la autopublicación es muchísimo más complicado.
¿Cuáles son tus siguientes proyectos?
Ahora mismo estoy trabajando en un nuevo libro de El ciclo de la Luna Roja. Un volumen que recogerá todos los relatos que he escrito más allá de la trilogía a los que se sumará algún texto nuevo. Lo veo como una suerte de epílogo de la saga. Además sigo colaborando con Gabriella en nuestra plataforma de Lo extraño y lo maravilloso, cuya punta de lanza es un boletín sobre novedades y curiosidades de género fantástico que mandamos a nuestros suscriptores cada dos semanas. Desde aquí animo a todo el que lea esta entrevista a suscribirse en la siguiente dirección: www.lomaravilloso.com
¿Qué consejos le darías a alguien que quiere ser novelista y está empezando?
Constancia. Para mí es la palabra clave. Si quieres ser escritor tienes que escribir, y aunque suene a perogrullada así es. Hay que escribir, si es todos los días mejor. Hay que volcarse en las historias que quieres contar y tirar millas. Unas funcionarán, otras no tanto. Da igual. Lo importante es seguir en marcha y no parar de contar historias.

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Muy buena la entrevista. Que tío más grande y a la vez humilde Cotrina.
Cotrina es genial. Un modelo a seguir.