BARRERA CREATIVA: LA APISONADORA

ADN, destruye la barrera creativa de la ApisonadoraSección CÓMO ESCRIBIR FICCIÓN (3)

Vamos a las barreras que hay que eliminar para escribir ficción, pero hoy comenzamos con un relato, así puedes practicar un poco. No te preocupes, que te voy guiando por el camino. Te doy el esqueleto, y tú desarrollas la historia.

CLONES

Ese es el título del cuento. Tenemos a una pareja que trabaja en una oficina de 9 a 5 y vive en una caja de cerillas, habiéndose hipotecado durante 30 años. Sin embargo, la pareja está feliz porque están a punto de tener a su primer hijo. Aquí tienes que pensar en cómo son ellos, qué trabajo desarrollan, y cómo es el piso minúsculo en el que viven.
Cuando nace su hijo, le dicen (puede ser él o ella, tú decides): “Bienvenido a este mundo, hijo mío. Tienes por delante una vida llena de posibilidades. Si luchas por tus sueños, se harán realidad”. Ahora tienes que poner en escena esta parte. ¿Dónde están? ¿Tienen al bebé en brazos o le hablan mirándolo en la cuna? Detalles y más detalles.
Toca un poco de sumario, que son párrafos que abarcan mucho tiempo y narran, en vez de mostrar, lo que sucede. De vez en cuando, cuando pasan cosas importantes, lo pones en escena. El niño comienza a crecer y todo es maravilloso. Aprende un montón de cosas y absorbe información como si fuera una esponja. Cuando habla su primera sílaba, los padres dan saltos de alegría, lo cual anima al niño para seguir aprendiendo a hablar. Pasa lo mismo cuando se pone a gatear y luego a andar. Aprender es divertido.
Lo mandan al colegio, y aunque al principio todo sigue siendo igual, las cosas se van torciendo (en ficción siempre hay que complicarles las cosas a los protagonistas). A medida que se va haciendo mayor, el niño deja de intentar cosas nuevas, porque si es algo que no está de moda, sus compañeros se ríen de él.
Sus padres le dicen (aquí tienes que escribir una escena, que es importante): “No te preocupes de lo que digan tus compañeros. Haz lo que te gusta. ¿Si todos se tiraran por un puente, tú también te tirarías?”
Clones de la barrera creativa de la Apisonadora
Todos iguales, sin ingeniería genética

Los profesores comienzan a tener una extraña manera de enseñar. Poco a poco dejan de pedirle al niño que pinte dibujos o que escriba cuentos, para que comience a ejercitar la memoria con millones y millones de datos. Y cuando hace algo mal, lo regañan. Toca un poco de introspección. Métete en la mente del personaje y habla con su voz: el niño recuerda que cuando comenzó a andar, lo hacía cayéndose de culo varias veces, pero todo el mundo lo animaba a continuar y sonreía mucho. Ahora la primera vez que aprende algo, lo tiene que dominar.

Al niño le salen granos y le crece la nariz. Es adolescente. Las clases son cada vez más aburridas y absurdas, y ha desaparecido por completo la parte creativa del plan de estudios. Los padres, que solían preguntarle de niño “¿qué quieres ser de mayor?”, ahora le recomiendan qué estudios seguir en función de las posibilidades que tendrá en el futuro para colocarse, pasando por alto sus gustos.
El adolescente crece y va a la universidad. Ya no se acuerda de los sueños que tenía de niño, se centra en sacar un título para poder aspirar a un buen puesto de trabajo y ganar dinero, que es lo que hacen todos. Nadie se molesta en recordarle lo tirarse por un puente.
Se echa novia, se licencia, y consigue un trabajo en una oficina de 9 a 5. Junto a su novia (o esposa, tú verás si los casas), se compra un piso minúsculo hipotecándose durante 30 años. Un día ella se queda embarazada, y cuando nace el niño le dicen: “Bienvenido a este mundo, hijo mío. Tienes por delante una vida llena de posibilidades. Si luchas por tus sueños, se harán realidad”.
Ya puedes ponerte a teclear. Supongo que el género es narrativa, aunque a mí se me ponen los pelos de punta y casi diría que pertenece al terror.
Esta sociedad, que es en la que estás viviendo, ha conseguido que todos seamos iguales sin recurrir a la ingeniería genética. Para lograrlo, tan sólo ha echado mano a algo que lleva en este mundo desde los albores de la humanidad.Damas y caballeros, les presento a la temible Apisonadora.

LA APISONADORA

La Apisonadora, una barrera creativaPon las manos en la mesa, ¿notas un ligero temblor? Eso es que la Apisonadora se acerca. La Apisonadora es enorme y a su paso machaca, tritura, y allana todo lo que encuentra en el camino, eliminando montículos y asegurándose de que la carretera quede más suave que la seda.
La Apisonadora está conducida por una monstruosidad a la que la gente llama de distintas formas: Sociedad, o Sistema, o Normalidad. Aprieta el acelerador y atropella a todo el que encuentra. No mata, pero con el rodillo gigante aplasta los sueños de las víctimas, muele su capacidad de reflexión, y los sube al remolque que arrastra.
En el remolque hay espacio para todos y la Apisonadora tiene cosas buenas. La monstruosidad conduce por ti, así que no te cansas; y tienes un poco de espacio por el que moverte. Un poco a la izquierda. Un poco al centro. Un poco a la derecha. En las Apisonadoras de las dictaduras estás atado al asiento.
Debido a lo poderosa que es, la Apisonadora necesita mucha gasolina. Sus mejores combustibles son los políticos, los medios de comunicación, las tradiciones, y la educación reglada. Trabajan para mantener la estabilidad, y se aseguran de que los viajeros no alboroten. Crean corrientes, para dar la ilusión de libertad, y en el remolque puedes elegir con cual te quedas, repitiendo las consignas que te han dicho. Tienes la libertad de elegir entre Coca-Cola o Pepsi, o con qué banco te vas a casar para comprarte una casa y tener pesadillas durante decenios cuando alguien diga “Euríbor”.
Gasolina para la Apisonadora que mata sueños

Cuando los combustibles hacen algo que no te gusta, te muestran al conductor y te dicen que así funciona el Sistema. Intentas hacer algo fuera de lo común y te señalan al conductor diciendo que eso no es lo Normal. Recorres la vida sin cansarte, siguiendo corrientes, sintiéndote parte de un grupo, y ganando dinero. El inconveniente de viajar allí es que te imponen lo que tienes que hacer. Que ves un paisaje bonito y quieres detenerte. No, la Apisonadora no aminora su marcha. Que hay un río y quieres bañarte. No, ese no es el rumbo de la Apisonadora. Vive para hacer dinero, sigue las corrientes sin reflexionar, que ya lo hacen ellos por ti, y calla, que para eso te dan fútbol y días de fiesta.

Yo viajé veinte años en la Apisonadora, hasta que me di cuenta de que no me gustaba el sentido que llevaba. Secretamente, porque no me atrevía a decirlo en alto, quería ser escritor y director de cine; pero la Apisonadora me obligaba a no ser creativo, a estudiar en la universidad y licenciarme y opositar para tener una seguridad económica como funcionario (es para lo único que sirven los títulos universitarios en España, por cierto). La Apisonadora trabajó con mayor ahínco durante la adolescencia, y cuando acabe el instituto, había logrado bien su cometido: me dejó con una personalidad gris y acabó con mis ganas de arriesgarme.
Entonces salté del remolque y me fui a Madrid a estudiar Montaje Cinematográfico durante tres años. Y luego viví dos años en Londres porque siempre me había tentado la idea y me gustaba el idioma. Dar el salto cuesta mucho, y cuanto mayor eres, más difícil es. Desde el remolque la gente te mirará mal, y algunos te tirarán palos para que tropieces y la Apisonadora vuelva a arrollarte. Sigue corriendo hacia adelante, luchando por tus sueños, y haciendo oídos sordos a lo que te puedan decir.
La Apisonadora nunca se detiene, y si bajas la guardia, te alcanzará. Yo, tras varios años a mis anchas, estuve a punto de sucumbir. En Londres estaba harto de ser más pobre que las ratas, y cuando llevaba casi dos años y mi inglés era muy bueno, decidí que era hora de dejar el teatro donde trabajaba y buscarme otra cosa. Ese invierno, 2006-2007, vine a España a pasar las Navidades y un día quedé para tomar un café con uno de mis mejores amigos, Álvaro de la Hoz, el director de Burbuja Films. Le dije que tenía intención de buscar trabajo en una oficina para ganar más dinero.
Oficina, para matar la creatividadMe miró fijamente y me dijo: “¿Una oficina?”
Fue la mejor lección de mi vida. Y tan sólo fueron una mirada y dos palabras. A los tres meses había abandonado Londres y estaba trabajando en la productora. Apisonadora, estuviste cerca, muy cerca.
¿Todo este rollo qué tiene que ver con escribir ficción? Aparte de lo obvio, que no se te incentiva para ser escritor, la Apisonadora levanta barreras enormes, que explicaré en el siguiente artículo.
En cuanto a la Apisonadora, desde ese día de Navidad no he hecho más que correr y correr. Ha sido difícil, pero muy reconfortante, y cada vez que giro la cabeza, la Apisonadora es más y más pequeña. Sé que si sigo así, tal vez algún día en el futuro, cuando mire atrás, tan solo vea el horizonte.

EL DESARROLLO DE MI NOVELA

He pensado que los fines de semana voy a descansar de la novela. Seguiré escribiendo el diario, las críticas y estos artículos, pero me daré un respiro con la ficción. La novela se va complicando y me lleva mucho tiempo seguir su rumbo. He podido sacar la escaleta, pero no las fichas de los personajes; y apenas tengo tiempo para pensar en cómo va a evolucionar la trama de un día a otro y no puedo documentarme. Así que los fines de semana reflexionaré sobre lo escrito y haré otras actividades. Tardaré un poco más en acabarla, pero la acabaré menos agotado.

Además, escribir la novela todos los días casi no me dejaba ratos para leer. Y un escritor tiene que escribir y leer compulsivamente. Intentaba meter demasiadas cosas en mi rutina diaria (novela, paseos, inglés, Burbuja Films, lectura), y llegaba a la cama con la lengua fuera. Sin tiempos muertos. Ahora estaré más relajado.
Helen Slater como Supergirl
Helen Slater como Supergirl

El problema de la lectura es que se me van acumulando los libros que quiero leer. Desde hace un año los voy amontonando a los pies de la cama, porque si los guardo, lo único que harán es coger polvo en las estanterías; de esta manera cada mañana veo todo lo que me queda por leer. Es una gran idea, ahora cogen polvo en el suelo. Ya hay seis montones que me llegan a las rodillas. Si esto sigue así, dentro de poco tendré que utilizar una pértiga cuando quiera echarme a dormir…

¿Alguien tiene el móvil de Sergéi Bubka?
En la novela, me he dado cuenta de que mi protagonista, en la primera parte, tiene que superar un conflicto interno; de lo contrario sería muy pasiva y más adelante demuestra ser resoluta. Si no lo llego a solucionar, la chica parecería una ameba durante el día y Supergirl por la noche. Sabiendo esto, y consultando la escaleta, he creado escenas para mostrar cómo lo supera. He adelantado el momento culminante y he comprimido el tiempo, y ahora tengo que añadir escenas de las otras tramas, que de momento no tienen mucha importancia, pero que serán fundamentales en la segunda parte.

Recomendaciones:

  • Sentido común, para todo en la vida. Si se crea una moda, plantéate si te gusta o no y actúa en consecuencia. No hagas lo que se supone que tiene que hacer la gente de tu edad-entorno-situación social si no te apetece. Si tienes pareja (¿la tienes porque esa persona es la más importante de tu vida, no?), ya sois dos compartiendo el viaje, ya sois dos cabezas. Búscate un trabajo que te guste, y si no es posible, uno que no te agote, para que puedas disfrutar más de tu tiempo libre. Reflexiona, reflexiona y reflexiona. No dejes que nadie piense por ti.
  • Zen en el arte de escribir (Zen in the Art of Writing), de Ray Bradbury.

Consíguelo en Amazon.es (sólo disponible en inglés).

  • Mientras escribo (On Writing), de Stephen King. Éste y el anterior son dos libros sobre la escritura de ficción escritos por dos narradores natos. El de King, además, son una especie de memorias. Hablan de cómo escriben, reflexionan sobre literatura, y dan consejos. Tienen un inconveniente: te recomiendan que te pongas ya a escribir todos los días y que dentro de quince o veinte años habrás logrado algo decente. Lo que pasa es que ambos comenzaron a escribir de niños, y lógicamente, hasta que no se metieron en la veintena, no escribieron algo digno. El consejo de no ver la televisión lo cumplo a rajatabla. Quédate con lo importante que es la perseverancia y escribir sobre temas que te importan.

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7 comentarios
  1. Ana
    Ana Dice:

    Hola Carlos.

    Ayer descubrí tu blog, y hoy ya no me he podido contener y he tenido que escribirte. Necesitaba decirte que tu relato sobre la apisonadora me ha traído las lágrimas a los ojos.

    Yo, de niña, sabía que iba a ser escritora, se me daba bien y era lo que me veía haciendo toda la vida. Después, me alcanzó la apisonadora y acabé estudiando Telecomunicaciones y trabajando en una multinacional. Cuando la crisis de los 30 adelantada a los 29 me trajo una depresión me di cuenta de que tenía que intentar volver a ser yo, aunque hiciera tantos años que prácticamente lo hubiera olvidado.

    Así que aquí estoy, sabiendo que quiero escribir, que VOY a escribir, pero sin tener mucha idea de por dónde empezar, o por dónde continuar. Tu blog me está resultando de mucha ayuda en esto, además de muy inspirador, así que gracias por compartirlo con todos.

    Un saludo de tu recién estrenada nueva admiradora.

    Responder
  2. admin
    admin Dice:

    Muchas gracias, Ana.
    Aunque no llegara a nada con mi novela, todo el esfuerzo que significa escribirla y mantener este blog merecería la pena por tu comentario.
    No me quiero poner sentimentaloide, pero vaya que si lo agradezco.
    Y ahora que estás dispuesta a escribir, ya sabes que el único error que puedes cometer es abandonar. Espero ver tu nombre dentro de un tiempo en las librerías (a poder ser, al lado del mío).
    Esta semana estoy escribiendo el artículo 21, que habla de los personajes y la trama. En cuanto entendí la relación que hay, supe cómo escribir ficción. Espero que a tí también te ayude.
    Gracias de nuevo. Espero verte a menudo por mi rincón.

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  3. Ana
    Ana Dice:

    Jejeje, muchas gracias, no creo que sea para tanto ^_^

    Ojalá aciertes con lo de las librerías, aunque el momento en que dejé de agobiarme y decidí retomar la afición fue cuando me di cuenta de que no debía perseguir el objetivo de publicar, sino simplemente de disfrutar escribiendo, aunque lo que escriba no lo lea nunca nadie. Cuando estoy metida en la escritura me siento tan bien que con eso me basta (aunque, claro, si llega la ocasión no voy a decir que no :D)

    Ahora que he decidido ponerme a ello tengo tantas dudas que creo que me voy a leer tu blog de un tirón. Ya te iré contando, pero creo que leer tu experiencia me va a venir muy bien, era justo lo que necesitaba ¡Espero que aceptes preguntas! 😉

    Un saludo,
    Ana

    Responder
  4. admin
    admin Dice:

    Ana, creo que estás en el buen camino.
    No porque hayas encontrado mi rincón, sino por la actitud que tienes para escribir.
    Mucha gente comienza a escribir pensando en la publicación… y en la fortuna de la Rowling. Consideran la escritura dinero fácil. A mí me parece que así no van a llegar muy lejos, que se van a frustar al ver el tiempo y el trabajo que lleva escribir bien, y lo difícil que es ganar dinero escribiendo ficción.
    Por eso están tan de moda las editoriales de autopublicación hoy en día. Mucha gente piensa que es un atajo para la publicación (y la riqueza de la Rowling). Pero con este tipo de editoriales, las únicas que ganan dinero son esas editoriales.
    Si no disfrutas escribiendo (y leyendo), no tiene ningún sentido que lo hagas. Dedica tu tiempo a algo más productivo, como prepararte una oposición.
    Y si disfrutas, aunque sólo sea porque te hace sentir mejor, llegará un día que te plantees la publicación. Simplemente porque eso podría suponer vivir de lo que te encanta. Y porque es un reto para tí: ahora que tienes práctica, quieres intentar lograr lo que han hecho muchos profesionales. Tienes una meta que te obligará a perfeccionar tu escritura. Y al ir avanzando, aunque sea muy lentamente, te vas a sentir de maravilla.
    Antes de empezar mi novela me tiré año y medio escriendo todos los días y estudiando libros de técnica. Durante meses no se me ocurría nada, ni un mísero cuento, pero seguí haciendo ejercicios y escribiendo en mi diario, sin desesperarme. Ya llegaría el día en el que me pusiera a escribir novelas. Lo que tenía claro era que si abandonaba, ese día nunca llegaría.
    Calculo que mi novela me llevará al menos año y medio acabarla. Muchas veces he pensado en ponerme a escribir más rápido, pero luego recapacito y me doy cuenta de que estoy aprendiendo mucho día a día, y que mi objetivo es que la novela quede lo mejor posible, no terminarla a toda pastilla. Cuando la acabe ya decidiré cómo la muevo por editoriales.
    Y mientras espero respuesta, pues empezaré mi segunda novela, que para eso soy un escritor.
    Ana, lo que no veo tan claro es que te leas mi blog de una sentada, a ver si vas a tener un empacho de carlitis…
    Y sí, si tienes cualquier duda, déjame un mensaje en el blog o escríbeme a carlos@elrincondecarlosdelrio.com. Tengo Twitter Y Facebook, pero no les hago mucho caso. Si utilizas señales de humo, es más fácil que te conteste que si usas esas redes sociales.
    Mucha suerte con tu escritura. Mantenme al día de tus progresos.

    Responder
  5. Félix Ojeda
    Félix Ojeda Dice:

    Hola, Carlos. Buenas tus reflexiones. Cuando dices "Búscate un trabajo que te guste, y si no es posible, uno que no te agote, para que puedas disfrutar más de tu tiempo libre", pensé en eso en el 2017. Me gusta mi trabajo oficial, pero cambié de actitud: dejé de cumplir con los jefes que quieren todo para allá. De hecho vi como otros compañeros se tardaban días y días en hacer sus trabajos y no se inquietaban porque los jefes lo querían ante. Me di cuenta, quizá algo tarde, ya tengo 24 años en mi oficio, que los jefes te presionan mucho a todo el mundo: al que trabaja y al flojo. Y uno termina haciendo el trabajo del que tiene un bajo rendimiento. Así que el 2017 bajé el acelerador. Y es cierto cuando llego a casa, por las noches tengo más energía para leer, escribir, documentarme.

    Por otro lado, he pensado que debería existir una fundación que ayude a los escritores que no tienen recursos, como para dedicarse a tiempo completo a su oficio. Imagino un lugar donde el escritor va, pongamos un año, tenga un cuarto, un portatil, acceso a internet, una biblioteca, las tres comidas. Va a producir, a escribir. Quizá podría existir cursos, talleres de escritura, una sala de café, con puf, donde se pueda reunir con otros escritores y charlar sobre literatura. Podría ver un club de lectura. También un concurso de cuento, novela, etc. La imaginación es el límite. Imagina un lugar así. Qué podría salir de allí. Cuántos Cortazas, Borges, Rowling, Stephen King, Gabriel Garcia Márquez. Cuántos escritores podrían surgir del allí, y que no salen porque un lugar así no existe. Pero igual, seguiré soñando con él. Quizá algún día exista…

    Una brazo grande

    Félix

    Responder
    • admin
      admin Dice:

      Hola Félix. Por experiencia personal, hay que ir configurando tu vida en varios aspectos (trabajo, ocio, amistades, amor…) para que seas lo más feliz posible.

      La fundación que cuentas es maravillosa, pero como no existe, hay que ir sacando huecos de aquí y allá para leer y escribir. Así vas mejorando como escritor, vas ganando confianza, y a medio y largo plazo ganarás dinero con tus libros.

      Abrazos.

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